Diferencia entre revisiones de «Discurso de Eduardo Frei pronunciado en el teatro Caupolicán con motivo del plebiscito de 1980 (27 de agosto de 1980)»

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Han pasado siete años durante los cuales se ha pretendido erradicar toda oposición y toda amenaza al “orden” . Curiosamente, ellas han recrudecido y hoy son aún más conminatorias, no sólo las surgidas como se dice de la extrema izquierda, como lo han reconocido quienes han ocupado los más altos cargos en el mismo gobierno, sino también las habidas en el propio interior del régimen. ¿Quién garantiza en cinco, diez o veinte años más esta situación va a mejorar?
 
La experiencia mundial, sin una sola excepción –repetimos, sin una sola excepción- prueba que los extremismos, y para qué decir lowlos violentismoviolentismos, han permanecido indemnes por más que se prolonguen los regímenes de represión.
 
El proyecto en plebiscito refleja el espíritu que inspira a sus autores: ellos no creen realmente que el pueblo chileno tenga capacidad para pensar, opinar, decidir y elegir. Sus disposiciones conducen a un sistema preventivo-coercitivo que regirá por casi 25 años. Eso es lo que arrastra a la división, al extremismo, a la violencia y al caos.
 
Me ha tocado en suerte, en estos últimos años por pertenecer a la comisión Brandt, estar en numerosos países. He visto la transmisión del mando en Venezuela: pacífica, ordenada y respetable y es una democracia que tendrá 30 o 40 años. He visto la situación en Colombia, donde hay un juego democrático. He visto la transmisión del mando en Ecuador con una dignidad y una altura que era una verdadera lección cívica. Hemos visto ahora mismo como el Perú llegó a elecciones. Acabo de estar en el Brasil donde he visto un proceso democrático en marcha. Han vuelto todos los exiliados, la amnistía es total, funcionan los congresos estaduales, ha habido elecciones y la prensa es libre.
 
Yo me pregunto, ¿los chilenos somos inferiores a todos esos pueblos? ¿No podemos nosotros hacer lo mismo? ¿Acaso estos chilenos que eran un ejemplo en América Latina ahora no son capaces de hacer lo que hacen otros que antes nos admiraban?
 
Yo digo, todas las disposiciones de esta proyectada Constitución conducen a un sistema preventivo-coercitivo que regirá por casi 25 años. Eso es lo que arrastra a la división, al extremismo, a la violencia y al caos. No a la democracia.
 
Todo su contenido revela una confianza ilimitada en los mecanismos de concentración del poder, y una desconfianza igualmente ilimitada en el pueblo, en el Parlamento, en los partidos políticos, en los organismos de base y hasta en los municipios.
No desconocemos la necesidad de una autoridad vigorosa capaz depara gobernar. Otra cosa es el cesarismo autocrático.
El problema de fondo es que ninguna institucionalidad ni ley alguna pueden funcionar con normalidad si no representan la voluntad mayoritaria de la nación, libre y auténticamente expresada.
Ninguna amarra, concebida entre cuatro paredes e impuesta para resistir la legítima expresión de un pueblo, puede tener vida estable. Ningún esquema funcionará si no existe un consenso básico sobre valores fundamentales que permitan una forma racional de convivencia.
 
Ninguna amarra, concebida entre cuatro paredes e impuesta para resistir la legítima expresión de undel pueblo, puede tener vida estable. Ningún esquema funcionará si no existe un consenso básico sobre valores fundamentales que permitan una forma racional de convivencia.
Lo único racional que puede salvar al país de la violencia, el odio y la revancha es que ese consenso se produzca cuanto antes.
 
Mantener un régimen de fuerza continuado, apoyado en una minoría, inevitablemente agudizará el conflicto y la división entre los chilenos, y lo más probable –y experiencias hay por doquier-, es que por esta vía se precipite al país en otro régimen de fuerza en sentido contrario, o sea, que el péndulo vaya de un extremo a otro.
Lo único racionalefectivo y que puede salvar al país de la violencia, el odio y la revancha es que ese consenso se produzca cuanto antes.
Mantener un régimen de fuerza continuado, apoyado en una minoría, inevitablemente agudizará el conflicto - oiganme los que están en esta sala- y la división entre los chilenos, y lo más probable –y experiencias hay por doquiermontañas-, es que por esta vía se precipite al país en otro régimen de fuerza en sentido contrario, o sea, que el péndulo vaya de un extremo a otro.
 
Imponer una fórmula como la propuesta significa que el conflicto crecerá por la inevitable y dramática dinámica de este círculo trágico de represión y protesta que sólo sirve a los violentistas de uno u otro extremo, que es en lo que no está ningún partido responsable. Así nos veremos abocados a situaciones cada vez más difíciles y a una división cada vez más honda entre los chilenos.
 
El diálogo y el consenso en esas condiciones será imposible, y la reconciliación y la paz serán cada día más lejanas.
Todo nuestro esfuerzo es que no se radicalicen las posiciones y que no se destruyan los caminos de la paz para Chile.
 
La seguridad y la paz no pueden ser el fruto de continuos operativos y allanamientos o de peinar las poblaciones en busca de delincuentes, para después descubrir que están ubicados en otrosotras partes y organismos.
 
En esas condiciones no hay seguridad para millones de chilenos, más aún cuando han desaparecido el amparo y las garantías jurídicas más básicas.
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No estamos diciendo que no se proceda con energía para combatir el delito, la violencia, el terrorismo y la corrupción, pero todo el progreso humano ha consistido en hacerlo de acuerdo con la ley por autoridades elegidas por el pueblo que los enfrenten con los métodos de la democracia y no del terror.
 
Por eso rechazamos eleste proyecto constitucional y el plebiscito convencidos de que se nos lleva a un conflicto sin solución, pues se contradice la esencia de lo que es nuestro carácter nacional y se nos exhibe ante el mundo en una posición que sólo genera el sarcasmo o la compasión.
 
== La verdadera alternativa ==