Diferencia entre revisiones de «El doctor Centeno: 41»
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Oído, Felipe, que tu amo se arrebata, y aprueba el plan y reniega de Doña Pepa, y hace depender el mejoramiento de su salud de un cambio de domicilio. ¡Si en aquel cuarto no hay aire que respirar! Sí, sí: y la tal se entusiasma también, y dice que la casa de su hermana cae a unos jardines que parecen los cármenes de su tierra, llenos de pajarillos. ¡Y cómo entra el sol por aquellas ventanas! El piso es altito, eso sí, ciento diez escalones; pero una vez arriba...
Quiso la suerte o la desdicha de nuestro héroe tobosino que se anticipara a sus proyectos la llamada
«Yo pensaba marcharme -dijo él-. En esta casa no hay aire respirable».
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