Diferencia entre revisiones de «Ovidio Metamorfosis I»

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<poem>
 
: '''Invocación'''
: Me lleva lleva el ánimo a decir las mutadas formas
a nuevos cuerpos: dioses, estas empresas mías –pues vosotros los mutasteis–
aspirad, y, desde el primer origen del cosmos
hasta mis tiempos, perpetuo desarrollad mi poema.
 
: '''El origen del mundo'''
: Antes del mar y de las tierras y, el que lo cubre todo, el cielo, 5
uno solo era de la naturaleza el rostro en todo el orbe,
al que dijeron Caos, ruda y desordenada mole
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lo frío pugnaba con lo caliente, lo humedecido con lo seco,
lo mullido con lo duro, lo sin peso con lo que tenía peso. 20
: Tal lid un dios y una mejor naturaleza dirimió,
pues del cielo las tierras, y de las tierras escindió las ondas,
y el fluente cielo segregó del aire espeso.
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y presa fue de la gravedad suya; el circunfluente humor 30
lo último poseyó y contuvo al sólido orbe.
: Así cuando dispuesta estuvo, quienquiera que fuera aquel, de entre los dioses,
esta acumulación sajó, y sajada en miembros la rehizo:
en el principio, la tierra, para que no desigual por ninguna
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nieve cubre, alta, a dos; otras tantas entre ambas colocó 50
y templanza les dio, al estar mezclada con el frío la llama.
: Domina sobre ellas el aire, el cual, en cuanto es su peso que el de la tierra,
y su peso que el del agua, más ligero, en tanto es él más pesado que el fuego;
allí también las nieblas, allí aposentarse las nubes
ordenó, y los que habrían de conmover, los truenos, las humanas mentes, 55
y con los rayos, hacedores de relámpagos, los vientos.
: A ellos, también, no permitió el artífice del mundo que por todas partes
tuvieran el aire; apenas ahora se les impide a ellos,
cuando cada uno gobierna sus soplos por diverso trecho,
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De ello encima impuso, fluido y de gravedad carente,
el éter, y que nada de la terrena hez tiene.
: Apenas así con lindes había cercado todo ciertas,
cuando, las que presa mucho tiempo habían sido de una calina ciega, 70
las estrellas empezaron a hervir por todo el cielo,
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cedieron para ser habitaran a los nítidos peces las ondas,
la tierra a las fieras acogió, a los voladores el agitable aire. 75
: Más santo que ellos un viviente, y de una mente alta más capaz,
faltaba todavía, y que dominar en los demás pudiera:
nacido el hombre fue, sea que a él con divina simiente lo hizo
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se vistió de las desconocidas figuras, transformada, de los hombres.
: '''Las edades del hombre'''
: Áurea la primera edad engendrada fue, que sin defensor ninguno,
por sí misma, sin ley, la confianza y lo recto honraba. 90
Castigo y miedo no habían, ni palabras amenazantes en el clacado
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corrientes ya de leche, ya corrientes de néctar pasaban,
y doradas desde la verde encina goteaban las mieles.
: Después de que, Saturno a los tenebrosos Tártaros enviado,
bajo Júpiter el cosmos estaba, surgió la plateada prole,
que el oro inferior, más preciosa que el dorado bronce. 115
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la última de los celestes, la Astrea, las tierras abandona. 150
: '''La Gigantomaquia'''
: Y para que no estuviera que las tierras más seguro el arduo éter,
que aspiraron dicen al reino celeste los Gigantes,
y que acumulados levantaron hacia las altas estrellas sus montes.
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y violento fue: bien sabrías que de sangre habían nacido.
: '''El concilio de los dioses (I)'''
: Lo cual el padre Saturnio cuando vio, en su supremo recinto,
gime hondo, y, todavía no divulgados por recién cometidos,
los impuros banquetes recordando de la mesa de Licaón, 165
ingentes en su ánimo y dignas de Júpiter concibió unas iras,
y el consejo convoca: demora niguna contuvo a los convocados.
: Hay una vía sublime, manifiesta en el cielo sereno:
Láctea de nombre tiene, por su candor mismo notable.
Por ella el camino es de los altísimos hacia los techos del gran Tonante 170
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Éste lugar es, al que, si a las palabras la audacia se diera, 175
no temería yo llamar los Palatinos del gran cielo.
: Así pues, cuando los altísimos se sentaron en su marmóreo receso,
más excelso él por su lugar, y apoyado en su cetro marfileño,
terrorífica, de su cabeza sacudió tres y cuatro veces
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cuando contra mí, que el rayo, que a vosotros os tengo y gobierno,
ha levantado sus insidias, conocido por su fiereza, Licaón?”
: Murmuraron todos, y con afán ardido al que osó
tal reclaman: así, cuando una mano impía se ensañó 200
con la sangre de César para extinguir de Roma el nombre,
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Júpiter de nuevo con este discurso los silencios rompió:
: '''Licaón'''
: “Él, ciertamente, sus castigos –el cuidado ese perded– ha cumplido.
Mas, qué lo cometido, cuál sea su satisfacción, os mostraré. 210
Había alcanzado la infamia de ese tiempo nuestros oídos;
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los que merecieron padecer, así consta mi sentencia, sus castigos.”
: '''El concilio de los dioses (II)'''
: Las palabras de Júpiter parte con su voz murmurante aprueban, e incitamentos
añaden. Otros sus partes con asentimientos cumplen. 245
Es, aun así, la perdición del humano género causa de dolor
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pueblo desemejante promete, de origen maravilloso.
: '''El diluvio'''
: Y ya iba sobre todas las tierras a esparcir sus rayos;
pero temió que acaso el sagrado éter por causa de tantos fuegos
no concibiera llamas, y que el lejano eje ardiera. 255
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un castigo place inverso, a la raza mortal bajo las ondas 260
perder, y borrascas lanzar desde todo el cielo.
: Enseguida al Aquilón encierra en los eolios antros,
y a cuantos soplos ahuyentan a las congregadas nubes,
y suelta al Noto: con sus mojadas alas el Noto vuela,
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Había ordenado; ellos regresan, y de sus fontanas las bocas relajan,
y en desenfrenada carrera ruedan a las superficies.
: Él mismo con el tridente suyo la tierra golpeó, mas ella
tembló y con su movimiento vías franqueó de aguas.
Desorbitadas se lanzan por los abiertos campos las corrientes 285
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largos ayunos los doman, por causa del indigente sustento.
: '''Deucalión y Pirra'''
: Separa la Fócide los aonios de los eteos campos,
tierra feraz mientras tierra fue, pero en el tiempo aquel
parte del mar y ancha llanura de súbitas aguas. 315
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y, después de día largo, sus desnudadas copas las espesuras
muestran y el limo retienen que en su fronda ha quedado.
: Había retornado el orbe; el cual, después que lo vio vacío
y que las desoladas tierras hacían hondos silencios,
Deucalión, con lágrimas brotadas, así a Pirra se dirige: 350
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di, Temis, por qué arte la merma del género nuestro
reparable es, y presta ayuda, clementísima, a estos sumergidos estados.” 380
: Conmovida la diosa fue y su ventura dio: “Retiraos del templo
y velaos la cabeza, y soltaos vuestros ceñidos vestidos,
y los huesos tras vuestra espalda arrojad de vuestra gran madre.”
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esa gran madre la Tierra es: piedras en el cuerpo de la tierra
a los huesos creo que se llama; lanzarlas tras la espalda se nos manda.”
: De su esposo por el augurio aunque la Titania se conmovió, 395
su esperanza, aun así, en duda está: hasta tal punto ambos desconfían
de las celestes admoniciones; pero, ¿qué intentarlo dañará?
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De ahí que un género duro somos y avezado en sufrimientos
y pruebas damos del origen de que hemos nacido. 415
: A los demás seres la tierra con diversas formas
por sí misma los parió, después de que el viejo humor por el fuego
se caldeó del sol, y el cieno y los húmedos charcos
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les devolvió antiguas, en parte nuevos prodigios creó.
: '''La sierpe Pitón'''
: Ella ciertamente no lo querría, pero a ti también, máximo Pitón,
entonces te engendró, y de los pueblos nuevos, desconocida sierpe,
el terror eras: tan grande espacio de un monte ocupabas. 440
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sus sienes ceñía de cualquier árbol Febo.
: '''Apolo y Dafne'''
: El primer amor de Febo: Dafne la Peneia, el cual no
le dio el azar ignorante, sino la salvaje ira de Cupido.
El Delio hacía poco, por su vencida sierpe soberbio,
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¡Ay de mí, que por ningunas hierbas el amor es sanable,
y no sirven a su dueño las artes que sirven a todos!”
: Del que más iba a hablar con tímida carrera la Peneia 525
huye, y con él mismo sus palabras inconclusas abandona,
entonces también pareciendo hermosa; desnudaban su cuerpo los vientos,
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el pie, hace poco tan veloz, con morosas raíces se prende,
su cara copa posee: permanece su nitor solo en ella.
: A ésta también Febo la ama, y puesta en su madero su diestra
siente todavía trepidar bajo la nueva corteza su pecho,
y estrechando con sus brazos esas ramas, como a miembros, 555
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asiente y, como una cabeza, pareció agitar su copa.
: '''Júpiter e Ío (I)'''
: Hay un bosque en la Hemonia al que por todos lados cierra, acantilada,
una espesura: le llaman Tempe; por ellos el Peneo, desde el profundo
Pindo derramándose, merced a sus espumosas ondas, rueda, 570
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y pronto los caudales otros que, por donde los llevara su ímpetu a ellos,
hacia el mar abajan, cansadas de su errar, sus ondas.
: El Ínaco solo falta y, en su profundo antro, recóndito,
con sus llantos aumenta sus aguas, y a su hija, tristísimo, a Ío,
plañe como perdida: no sabe si de vida goza 585
o si está entre los manes, pero a la que no encuentra en ningún sitio
estar cree en ningún sitio y en su ánimo lo peor teme.
: La había visto, de la paterna corriente regresando, Júpiter
a ella y “Oh virgen de Júpiter digna y que feliz con tu
lecho ignoro a quién has de hacer, busca”, le había dicho, “las sombras 590
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cuando el dios, produciendo una calina, las anchas tierras
ocultó, y detuvo su fuga, y le arrebató su pudor. 600
: Entre tanto Juno abajo miró, en medio de los campos,
y de que la faz de la noche hubieran causado unas nieblas voladoras
en el esplendor del día admirada, no que de una corriente ellas
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hasta que al Arestórida, para ser custodiada, la entregó, a Argos.
: '''Argos'''
: De cien luces ceñida su cabeza Argos tenía, 625
de donde por sus turnos tomaban, de dos en dos, descanso,
los demás vigilaban y en posta se mantenían.
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arrastra. Éll mismo, lejos, de un monte la sublime cima
ocupa, desde donde sentado otea hacia todas partes.
: Tampoco de los altísimos el regidor los males tan grandes de la Forónide
más tiempo soportar puede y a su hijo llama, al que la lúcida Pléyade
de su vientre había parido, y que a la muerte dé, le impera, a Argos. 670
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la flauta hacía poco había sido, en razón de qué fue descubierta.
 
: '''Pan y Siringe'''
: Entonces el dios, “De la Arcadia en los helados montes”, dice,
“entre las hamadríadas muy célebre, las Nonacrinas, 690
náyade una hubo; las ninfas Siringe la llamaban.
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entre sí unidos, el nombre retuvieron de la muchacha.
: '''Júpiter e Ío (II)'''
: Tales cosas cuando iba a decir ve el Cilenio que todos
los ojos se habían postrado, y cubiertas sus luces por el sueño.
Apaga al instante su voz y refuerza su sopor, 715
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se yergue, y teme hablar, no a la manera de la novilla 745
muja, y tímidamente las palabras interrumpidas reintenta.
: Ahora como diosa la honra, celebradísima, la multitud vestida de lino.
Ahora que Épafo generado fue de la simiente del gran Júpiter por fin
se cree, y por las ciudades, juntos a los de su madre,
templos posee. 750
: '''Faetón (I)'''
: :::::Tuvo éste en ánimos y en años un igual,
del Sol engendrado, Faetón, al cual, un día, que grandes cosas decía
y que ante él no cedía, de que fuera Febo su padre soberbio,