Diferencia entre revisiones de «Oficiosidad no agradecida»

Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
Lingrey (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Línea 2:
 
 
Cuentan las crónicas, para probar que el arzobispo Loayza tenía sus ribetes de mozón, que había en Lima un clérigo extremadamente ávaroavaro, que usaba sotana, manteo, alzacuello y sombrero tan raídos, que hacía años pedían a grito herido inmediato reemplazo. «En arca de avariento, el diablo está de asiento», como reza el refrán.
 
Su ilustrísima, que porfiaba por ver a su clero vestido con decencia, llamolo un día y le dijo:
Línea 14:
-Gracias. Por ahora me basta con la barrita, y Ribera, mi mayordomo, irá por ella esta tarde.
 
Despidiose el ávaroavaro contentísimo por haber prestado un servicio al señor Loayza, y viendo en el porvenir, por vía de réditos, la canonjía magistral cuando menos.
 
Ocho días después volvía Ribera a casa del padre Godoy, llevando un envoltorio bajo el brazo, y le dijo: