Diferencia entre revisiones de «Crimen y castigo (tr. anónima)/Quinta Parte/Capítulo IV»
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Línea 6:
Aunque llevaba su propia carga de miserias y horrores en el corazón, Raskolnikof había defendido valientemente y con destreza la causa de Sonia ante Lujine. Dejando aparte el interés que sentía por la muchacha y que le impulsaba a defenderla, había sufrido tanto aquella mañana, que había acogido con verdadera alegría la ocasión de ahuyentar aquellos pensamientos que habían llegado a serle insoportables.
Por otra parte, la idea de su inmediata entrevista con Sonia le preocupaba y le colmaba de una ansiedad creciente. Tenía que confesarle que había matado a Lisbeth. Presintiendo la tortura que esta declaración supondría para él, trataba de apartarla de su pensamiento. Cuando se había dicho, al salir de casa de Catalina Ivanovna: «
«¿Es necesario que revele que maté a Lisbeth?»
Línea 278:
Hizo una larga pausa para ordenar sus ideas.
‑He aquí el asunto. Un día me planteé la cuestión siguiente: «
Pero Sonia no sentía el menor deseo de reír.
Línea 346:
Le había puesto la mano en el hombro. Él se levantó y la miró, estupefacto.
‑Ve inmediatamente a la próxima esquina, arrodíllate y besa la tierra que has mancillado. Después inclínate a derecha e izquierda, ante cada persona que pase, y di en voz alta: «
Temblando de pies a cabeza, le asió las manos convulsivamente y le miró con ojos de loca.
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