Diferencia entre revisiones de «Crimen y castigo (tr. anónima)/Segunda Parte/Capítulo III»
Contenido eliminado Contenido añadido
mSin resumen de edición |
mSin resumen de edición |
||
Línea 240:
‑¡Seis horas durmiendo, Señor...!
‑No hay ningún mal en ello. Por el contrario, el sueño es beneficioso. ¿Acaso tenías algún negocio urgente? ¿Una cita? Para eso siempre hay tiempo. Hace ya tres horas que estoy esperando que
‑Me siento perfectamente. Ya no estoy enfermo... Oye, Rasumikhine: ¿hace mucho tiempo que estás aquí?
‑Ya te he dicho que hace tres horas que estoy esperando que
‑No, me refiero a antes.
Línea 276:
Y extendió ante Raskolnikof unos pantalones grises de una frágil tela estival.
‑Ni una mancha, ni un boquete; aunque usados, están nuevos. El chaleco hace juego con el pantalón, como exige la moda. Bien mirado, debemos felicitamos de que estas prendas no sean nuevas, pues así son más suaves, más flexibles... Ahora otra cosa, amigo Rodia. A mi juicio, para abrirse paso en el mundo hay que observar las exigencias de las estaciones. Si uno no pide espárragos en invierno, ahorra unos cuantos rublos. Y lo mismo pasa con la ropa. Estamos en pleno verano: por eso he comprado prendas estivales. Cuando llegue el otoño necesitarás ropa de más abrigo. Por lo tanto, habrás de dejar ésta, que, por otra parte, estará hecha jirones... Bueno, adivina lo que han costado estas prendas. ¿Cuánto te parece? ¡Dos rublos y veinticinco kopeks! Además, no lo olvides, en las mismas condiciones que la gorra: el año próximo te lo cambiarán gratuitamente. El trapero Fediaev no vende de otro modo. Dice que el que va a comprarle una vez no ha de volver jamás, pues lo que compra le dura toda la vida... Ahora vamos con las botas. ¿Qué
‑Pero ¿y si no le vienen bien?‑preguntó Nastasia.
|