Diferencia entre revisiones de «Del frío al fuego/Capítulo XXIII»

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{{encabezado|
{{Página|Del frío al fuego|Felipe Trigo|23|24|25|Índice={{Del frío al fuego}}|Numeral=none|TextOpcional= Capítulo XXIII |Reseña=27|VerÍndice=visible|Texto=
[[Mirando atrás desde 2000 a 1887]]: Capítulo 1 <br>
|[[Edward Bellamy]]}}
 
[[Imagen:pope.jpg]] eseo de que allí esté Íngrid Betancourt. También dijo que si él fuera la guerrila, no tendría necesidad d# andalismo: el contenido era: '28 mar 2008 (UTC) ==Alvaro== CLASS: Buckley TYPE: TE (turbine-electric drive, 3" guns) Displacement: 1,400 tons (std) 1,740 tons (full) Dimensions: 306' (oa), 300' (wl) x 36' 9" x 13...' (una contribución del usuario '69.)
 
Bajo,# delante13:19 de25 Juan.feb Entro2008 enTorquemada (Discusión | contribuciones) borrado "Alvaro" ‎ (Vandalismo: el camaríncontenido era: ' Wikisource:Café/Encabezado}}{{:Wikisource:Café/Presentación}} {{destruir}} '''decoracion de paginas web''' * "Nos despiertan razones que senos mehacen indica,concientes." y''Razones cierroConcie...' Esto(una decontribución del usuario '69.79) refrescarseefrescarse lo solemos tomar despacio, el que le toca, con desesperación de los demás. Noto, sin embargo, que está el cuartito hecho un desastre. Los carpinteros y plomeros han interrumpido su obra, y yace el suelo lleno de aserrín, de clavos, de tacos de madera, hasta de herramientas. Arrancada la percha, sin otra silla, no sé dónde poner las ropas.
 
Diciembre 24. -Nochebuena -nos ha dicho hoy el almanaque.
 
Y es preciso creerlo, ahogado, aquí, viendo este blanco y sutil celaje inmóvil de tormenta, viendo correr por el agua quieta las manadas de delfines que también parecen salir a respirar mientras aguardo como un ansiado bien mi segunda ducha de antes del almuerzo.
 
El cielo tiene una luminosidad siniestra de amenaza, sobre la calma del mar.
 
-¡Señorito!
 
-Hola, Juan. ¿Ya?
 
-Sí, señorito. No está compuesta la avería, pero pueden bañarse los señores en un baño de señoras. Lo ha dicho el sobrecargo.
 
Bajo, delante de Juan. Entro en el camarín que se me indica, y cierro. Esto de refrescarse lo solemos tomar despacio, el que le toca, con desesperación de los demás. Noto, sin embargo, que está el cuartito hecho un desastre. Los carpinteros y plomeros han interrumpido su obra, y yace el suelo lleno de aserrín, de clavos, de tacos de madera, hasta de herramientas. Arrancada la percha, sin otra silla, no sé dónde poner las ropas.
 
Fumo. He colgado la chaqueta en el extremo retorcido de un tubo roto, y no tengo donde soltar el cigarro. De pronto paréceme que la ducha se abre..., vuelvo la cabeza, y no: es en el cuartito vecino; veo sobre la pila, al lado de mi ducha, junto al techo, un boquete de paso de otros tubos arrancados.