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Por otra parte, la planta, y de rechazo multitud de existencias, están interesadas en estos enterramientos. Lo que el ''Geotrupes'' entierra y abandona, al día siguiente no se pierde; no faltaría más. Nada se pierde en el balance del mundo; el total del inventario es constante. El terroncito de estiércol enterrado por el insecto hará verdear lujosamente la macolla del césped vecino. Pasa una oveja y come el ramito de hierba. Algo gana con ello el asado que el hombre espera. La industria del pelotero nos habrá valido un sabroso bocado.
Por otra parte, la planta, y de rechazo multitud de existencias, están interesadas en estos enterramientos. Lo que el ''Geotrupes'' entierra y abandona, al día siguiente no se pierde; no faltaría más. Nada se pierde en el balance del mundo; el total del inventario es constante. El terroncito de estiércol enterrado por el insecto hará verdear lujosamente la macolla del césped vecino. Pasa una oveja y come el ramito de hierba. Algo gana con ello el asado que el hombre espera. La industria del pelotero nos habrá valido un sabroso bocado.


En septiembre y octubre, cuando las primeras lluvias otoñales embeben el suelo y permiten al ''Scarab{{subs:ae}}s'' romper su cofre natal, el ''Geotrupes stercorarius'' y el ''Geotrupes hypocrita'' fundan sus establecimientos de familia; muy sumarios, a pesar de lo que podría hacer esperar la denominación de estos mineros, tan bien llamados ''Geotrupes'', es decir, ''perforadores de tierra''. Cuando hay que perforar un retiro para ponerse a cubierto de las crudezas del invierno, el ''Geotrupes'' merece verdaderamente su nombre, pues ninguno le iguala en cuanto a profundidad de los pozos, perfección y rapidez de la obra. En terreno arenoso y de excavación poco laboriosa he exhumado algu-
En septiembre y octubre, cuando las primeras lluvias otoñales embeben el suelo y permiten al ''Scarabæs'' romper su cofre natal, el ''Geotrupes stercorarius'' y el ''Geotrupes hypocrita'' fundan sus establecimientos de familia; muy sumarios, a pesar de lo que podría hacer esperar la denominación de estos mineros, tan bien llamados ''Geotrupes'', es decir, ''perforadores de tierra''. Cuando hay que perforar un retiro para ponerse a cubierto de las crudezas del invierno, el ''Geotrupes'' merece verdaderamente su nombre, pues ninguno le iguala en cuanto a profundidad de los pozos, perfección y rapidez de la obra. En terreno arenoso y de excavación poco laboriosa he exhumado algu-