Diferencia entre revisiones de «Autor:Antonio de Trueba»

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Línea 16:
===Poesía===
* El libro de los cantares (1852)
 
De la versión:
 
'''LEIPZIG:
F.A. BROCKHAUS.
1860'''<br>
----
:::'''2'''
 
'''EL RAMO DEL SOLDADO'''
 
:::I
 
«Un soldado me dio un ramo,<br>
yo le recibí con pena»<br>
porque quien prenda recibe<br>
se obliga a dar otra prenda.<br>
¡Ay! las encinas del valle<br>
vieron durante una siesta<br>
que en vano a esta ley tirana<br>
opuse mi resistencia.<br>
Un sabio refrán nos dice:<br>
«dádivas quebrantan peñas»<br>
y... ¡no es mucho que quebranten<br>
corazoncitos de cera!<br>
¡Pobre de mí cuando el cura<br>
se lo confiese en la iglesia!<br>
¡Pobre de mí si lo saben<br>
mi madre y mis compañeras,<br>
que en dádivas de soldado<br>
no fía ninguna de ellas!<br>
El domingo por la tarde,<br>
en el baile de las eras,<br>
mis compañeras cantaban<br>
al son de la pandereta<br>
''que de mano del soldado''<br>
''nunca vino cosa buena.''<br>
 
:::II
 
Busco paz en el sueño<br>
y si duermo, duermo inquieta...<br>
¡Ay triste de mí si entonces<br>
mi madre al lecho se acerca,<br>
porque le diré dormida<br>
lo que le callo despierta!<br>
En vano con mi ignorancia<br>
disculparé mi flaqueza,<br>
que mi madre muchas veces<br>
me dijo, al ver mi inocencia:<br>
«Lucero de la mañana,<br>
sol de mis ojos, mi prenda,<br>
si el aliento de los hombres<br>
nunca empaña tu pureza,<br>
tú serás siempre el espejo<br>
donde tu madre se vea.<br>
Un soldado te da flores<br>
y tú, niña, las aceptas<br>
sin saber que flores pide<br>
quien da flores a doncellas...<br>
Ídolo del alma mía,<br>
nunca admitas sus ofertas,<br>
''que de mano del soldado''<br>
''nunca vino cosa buena.»''<br>
 
:::III
 
Apenas despunta el alba,<br>
como el amor me desvela,<br>
me voy con mi cantarito<br>
a coger agua serena...<br>
¡Ay cómo cantan las aves!<br>
¡Ay cómo el aura refresca!<br>
¡Ay cómo huelen las flores!<br>
¡Ay cómo todo se alegra!<br>
Mi corazón solamente<br>
está lleno de tristeza,<br>
pues al despuntar el alba<br>
como durante la siesta,<br>
ya ¡nadie me ofrece ramos<br>
de flores en la arboleda!<br>
Una corona de flores<br>
ofrezco a la Magdalena<br>
si en mi ceguedad me guía,<br>
porque de amor estoy ciega!<br>
Llorando paso los días,<br>
llorando la noche entera<br>
y al verme llorando siempre<br>
mi madre se desconsuela...<br>
¡Pobre madre, pobre madre,<br>
bien dijiste, verdad era<br>
''que de mano del soldado''<br>
''nunca vino cosa buena!''<br>
 
:::IV
 
Ya cantan los pajaritos<br>
en la vecina arboleda,<br>
ya amanece y las campanas<br>
tocan a misa primera...<br>
¿Cómo no me ha despertado<br>
como siempre me despierta,<br>
al rayar el alba, el toque<br>
de tambores y cornetas?...<br>
Pero, ¡qué cantar es ese<br>
que cantan junto a mi reja?<br>
–«Amorcitos de soldado<br>
son amorcitos que vuelan,<br>
pues en tocando la marcha<br>
quédate con Dios, morena»–<br>
¡Se ha marchado!¡se ha marchado!<br>
y me escarnece la aldea!<br>
¿Dónde ocultar mi deshonra?<br>
¿dónde ocultar mi vergüenza?<br>
Madre, cuando el sol asome<br>
ven a mi alcoba y en ella<br>
encontrarás un cadáver<br>
que otro cadáver encierra!...<br>
¡Pobre madre, pobre madre,<br>
bien dijiste, verdad era<br>
''que de mano del soldado''<br>
''nunca vino cosa buena!''<br>
 
----
:::'''8'''
'''A LA ORILLA DEL ARROYO'''
:::I
 
Una mañana de mayo,<br>
una mañana muy fresca,<br>
entréme por estos valles,<br>
entréme por estas vegas.<br>
Cantaban los pajaritos.<br>
olían las azucenas<br>
eran azules los cielos<br>
y claras las fuentes eran.<br>
Junto a un arroyo más claro<br>
que un espejo de Venecia,<br>
hallara una pastorcica,<br>
una pastorcica bella.<br>
Azules eran sus ojos,<br>
dorada su cabellera,<br>
sus mejillas como rosas<br>
y sus dientes como perlas.<br>
Quince años no más tendría<br>
y daba placer el verla,<br>
''lavándose las sus manos,<br>
''peinándose las sus trenzas.''<br>
 
 
:::II
 
-Pastorcica de mis ojos,<br>
admirado la dijera-,<br>
Dios te guarde por hermosa;<br>
bien te lavas, bien te peinas.<br>
Aquí te traigo estas flores<br>
cogidas en las pradera;<br>
sin ellas estás hermosa<br>
y estaráslo más con ellas.<br>
-No me placen, mancebico,<br>
respondióme la doncella,<br>
no me placen, que me bastan<br>
las flores que Dios me diera.<br>
-¿Quién te dice que las tienes?<br>
¿Quién te dice que eres bella?<br>
-Me lo dicen los zagales<br>
y las fuentes de estas vegas.–<br>
Así habló la pastorcica<br>
entre enojada y risueña,<br>
''lavándose las sus manos,<br>
''peinándose las sus trenzas.''<br>
 
:::III
 
-Si no te placen las flores,<br>
vente conmigo siquiera,<br>
y allá, bajo las encinas,<br>
sentadicos en la yerba,<br>
contaréte muchos cuentos,<br>
contaréte cosas buenas.<br>
-Pues eso menos me place,<br>
porque el cura de la aldea<br>
no quiere que con mancebos<br>
vayan al campo doncellas.–<br>
Tal dijo la pastorcica<br>
y no pude convencerla<br>
con estas y otras razones,<br>
con estas y otras promesas.<br>
Partíme desconsolado,<br>
y prorrumpiendo en querellas<br>
lloré por la pastorcica<br>
que sin darme otra respuesta,<br>
siguió a orilla del arroyo<br>
entre enojada y contenta,<br>
''lavándose las sus manos,<br>
''peinándose las sus trenzas.''<br>
 
:::IV
 
Fuime por aquellos valles,<br>
fuíme por aquellas vegas;<br>
mas…¡mi corazón estaba<br>
muriéndose de tristeza,<br>
que odiosas me eran las flores<br>
y odiosas las fuentes me eran.<br>
Torné junto el arroyuelo<br>
donde a la doncella viera….<br>
El arroyo encontré al punto,<br>
¡mas no encontré la doncella!<br>
Pasaron días y días,<br>
y hasta semanas enteras,<br>
y yo no paso ninguna<br>
sin que al arroyo no vuelva;<br>
pero ¡ay!, que la pastorcica<br>
mis ojos allí no encuentran,<br>
''lavándose las sus manos,<br>
''peinándose las sus trenzas.''<br>
 
=== Novelas ===