Diferencia entre revisiones de «Salario, precio y ganancia»

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Dejando a un lado esta alza fantástica del 100 por 100 del amigo Weston, voy a encaminar vuestra atención hacia el aumento efectivo de salarios operado en la Gran Bretaña desde 1849 hasta 1859.
 
Todos conocéis la ley de las diez horas, o mejor dicho, de las diez horas y media, promulgada en 1848. Fue uno de los mayores cambios económicos que hemos presenciado. Representaba un aumento súbito y obligatorio de salarios, no ya en algunas industrias locales, sino en las ramas industriales que van a la cabeza, y por medio de las cuales Inglaterra domina los mercados del mundo. Era una subida de salarios que se operaba en circunstancias excepcionalmente desfavorables. El doctor Ure, el profesor Senior y todos los demás portavoces oficiales de la burguesía en el campo de la Economía demostraron -- con razones mucho más sólidas que nuestro amigo Weston, debo decir -- que aquello era tocar a muerto por la industria inglesa. Demostraron que no se trataba de un aumento de salarios puro y simple, sino de un aumento de salarios provocado por la disminución de la cantidad de trabajo invertido y basado en ella. Afirmaban que la duodécima hora, que se quería arrebatar al capitalista, era precisamente la única en que éste obtenía su ganancia. Amenazaron con el descenso de la acumulación, la subida de los precios, la pérdida de mercados, el decrecimiento de la producción, la reacción consiguiente sobre los salarios y, por último, la ruina. En realidad, sostenían que las leyes del máximo<ref>Las leyes del m&aacute;ximomáximo fueron promulgadas por la Convenci&oacute;nConvención Jacobina el 4 de mayo, el 11 y el 29 de septiembre de 1793 y el 20 de marzo de 1794, durante la Revoluci&oacute;nRevolución Francesa. Estas leyes fijaban los l&iacute;miteslímites m&aacute;ximosmáximos de los precios de las mercanc&iacute;asmercancías y los de los salarios.</ref> de Maximiliano Robespierre eran, comparadas con aquello, una pequeñez; y en cierto sentido tenían razón. ¿Y cuál fue, en realidad, el resultado? Que los salarios en dinero de los obreros fabriles aumentaron a pesar de haberse reducido la jornada de trabajo, que creció considerablemente el número de obreros fabriles ocupados, que bajaron constantemente los precios de sus productos, que se desarrollaron maravillosamente las fuerzas productivas de su trabajo y se dilataron en proporciones inauditas y cada vez mayores los mercados para sus artículos. Yo mismo pude escuchar en Manchester, en 1860, en una asamblea convocada por la Sociedad para el Fomento de la Ciencia, cómo el señor Newman confesaba que él, el doctor Ure, Senior y todos los demás representantes oficiales de la ciencia económica se habían equivocado, mientras que el instinto del pueblo había sabido ver certeramente. Cito aquí a W. Newman<ref>En septiembre de 1861 (1860 en el manuscrito de Marx), la Asociaci&oacute;nAsociación Brit&aacute;nicaBritánica para el Fomento de la Ciencia celebr&oacute;celebró su XXXI reuni&oacute;nreunión anual en Manchester, a la cual asisti&oacute;asistió Marx, entonces hu&eacute;spedhuésped de Engels en la ciudad. W. Newmarch, presidente de la secci&oacute;nsección econ&oacute;micaeconómica de la asociaci&oacute;nasociación, tambi&eacute;ntambién hizo uso de la palabra en la reuni&oacute;nreunión, pero por un error cometido al correr de la pluma, Marx le cit&oacute;citó con el nombre de Newman. Presidiendo la reuni&oacute;nreunión de la secci&oacute;nsección, Newmarch pronunci&oacute;pronunció un discurso titulado "Sobre qu&eacute;qué extensi&oacute;nextensión resuenan los principios de tribulaci&oacute;ntribulación incorporados en la legislaci&oacute;nlegislación del Reino Unido". (V&eacute;aseVéase ''Report of the Thirty-first Meeting of the British Association for the Advancement of Science, Held at Manchester in September 1861'', Londres, 862, p&aacute;gpág. 230)</ref> y no al profesor Francis Newman, porque aquél ocupa en la ciencia económica una posición preeminente como colaborador y editor de la Historie de los Precios<ref>Se refiere a la obra en seis volúmenes del economista británico Thomas Tooke sobre la historia de la industria, el comercio y las finanzas. Se publicaron separadamente bajo los siguientes títulos: ''A History of Prices, and of the State of the Circulation, from 1793 to 1837'', Vol. I-II, Londres, 1838; ''A History of Prices, and of the State of the Circulation, in 1838 and 1839'', Londres, 1840; ''A History of Prices, and of the State of Circulation, from 1839 to 1847 inclusive'', Londres, 1848; y T. Tooke y W. Newmarch, ''A History of Prices, and of the State of the Circulation, during the Nine Years 1848-1856'', Vol. V-VI, Londres, 1857.</ref>, de Mr. Thomas Tooke, esta obra magnífica, que estudia la historia de los precios desde 1793 hasta 1856. Si la idea fija de nuestro amigo Weston acerca del volumen fijo de los salarios, de un volumen de producción fijo, de un grado fijo de fuerzas productivas del trabajo, de una voluntad fija y permanente de los capitalistas y todo lo demás fijo y definitivo en Weston fuesen exactos, el profesor Senior habría acertado con sus sombrías predicciones, y en cambio se habría equivocado Roberto Owen, que ya en 1816 proclamaba una limitación general de la jornada de trabajo como el primer paso preparatorio para la emancipación de la clase obrera<ref>Véase Robert Owen, ''Observations on the Effect of the Manufacturing System'', Londres, 1817, pág. 76. Este libro apareció por primera vez en 1815.</ref>, implantándola él mismo por su cuenta y riesgo en su fábrica textil de New Lanark, frente al prejuicio generalizado.
 
En la misma época en que se implantaba la ley de las diez horas y se producía el subsiguiente aumento de los salarios, tuvo lugar en la Gran Bretaña, por razones que no cabe exponer aquí, una subida general de los jornales de los obreros agrícolas.