Diferencia entre revisiones de «Tristana/Capítulo XVIII»

Contenido eliminado Contenido añadido
Deshecha la edición 124956 de 69.79.222.153 (disc.)
Sin resumen de edición
Línea 1:
{{Página|Tristana|Benito Pérez Galdós|17|18|19|Índice={{Tristana}}|Numeral=none|TextOpcional= Capítulo XVIII |Reseña=29|VerÍndice=visible|Texto=
 
unas visitas para sancionar estas fallas.
 
NATALIA BENEDETTI MUÑOZ
 
C.C. No. 45.529.237 de Cartagena.
De Tristana a Horacio:
 
CARTAGENA SÍ SE PUEDE
«¡Qué entusiasmadito y qué tonto está el señó Juan! ¡Y cómo con las glorias de este terruño se le van las memorias de este páramo en que yo vivo! Hasta te olvidas de nuestro vocabulario, y ya no soy la Frasquita de Rímini. Bueno, bueno. Bien quisiera entusiasmarme con tu rustiquidad (ya sabes que yo invento palabras), que del oro y del cetro pone olvido. Hago lo que me mandas, y te obedezco... hasta donde pueda. Bello país debe ser... ¡Yo de villana, criando gallinitas, poniéndome cada día más gorda, hecha un animal, y con un dije que llaman maridillo colgado de la punta de la nariz! ¡Qué guapota estaré, y tú qué salado, con tus tomates tempranos y tus naranjas tardías, saliendo a coger langostinos, y pintando burros con zaragüelles, o personas racionales con albarda... digo, al revés. Oigo desde aquí las palomitas, y entiendo sus arrullos. Pregúntales por qué tengo yo esta ambición loca que no me deja vivir; por qué aspiro a lo imposible, y aspiraré siempre, hasta que el imposible mismo se me plante enfrente y me diga: «Pero ¿no me ve usted, so...?». Pregúntales por qué sueño despierta con mi propio ser transportado a otro mundo, en el cual me veo libre y honrada, queriéndote más que las señoritas de mis ojos, y... Basta, basta, per pietá. Estoy borracha hoy. Me he bebido tus cartas de los días anteriores y las encuentro horriblemente cargadas de amílico. ¡Mistificador!
 
La empresa Metrocar ha traído de Sincelejo una cantidad de busetas de color gris con verde, que transitan por toda la ciudad sin portar las placas con nomenclaturas de Cartagena. A cada lado tienen pintadas las placas de servicio público, pero con nomenclaturas de Sincelejo. Parece ser que les hicieron un traslado de cuentas para esta ciudad, ya que los cupos para esta clase de vehículos hay que hacerlos por reposición de equipos, porque en Cartagena están agotados
[[Imagen:bill.jpg]], hasta que el imposible mismo se me plante enfrente y me diga: «Pero ¿no me ve usted, so...?». Pregúntales por qué sueño despierta con mi propio ser transportado a otro mundo, en el cual me veo libre y honrada, queriéndote más que las señoritas de mis ojos, y... Basta, basta, per pietá. Estoy borracha hoy. Me he bebido tus cartas de los días anteriores y las encuentro horriblemente cargadas de amílico. ¡Mistificador!
 
»Noticia fresca. D. Lope, el gran D. Lope, ante quien muda se postró la tierra, anda malucho. El reuma se está encargando de vengar el sin número de maridillos que burló, y a las vírgenes honestas o esposas frágiles que inmoló en el ara nefanda de su liviandad. ¡Vaya una figurilla!... Pues esto no quita que yo le tenga lástima al pobre D. Juan caído, porque fuera de su poquísima vergüenza en el ramo de mujeres, es bueno y caballeroso. Ahora que renquea y no sirve para nada, ha dado en la flor de entenderme, de estimar en algo este afán mío de aprender una profesión. ¡Pobre D. Lepe! Antes se reía de mí; ahora me aplaude, y se arranca los pelos que le quedan, rabioso por no haber comprendido antes lo razonable de mi anhelo.