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== Dos víctimas ==
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En la calle de Lujan N. 14, en una casa de humilde apariencia, alquilaba una señora llamada Da. Josefa Gonzalez. En la espresada casa en dos piezas interiores vivian dos jóvenes; uno era D. Pedro Echanagusia y el otro D. Clemente Sañudo; ambos individuos gozaban de una buena y merecida reputacion, tanto por su posicion de
* "Nos despiertan razones que nos hacen concientes." ''[[Razones Concientes]] [[Nuestro Retrato Nacional]]''{{fuentes}}
familia, cuanto por su trato social. Las piezas que habitaban se hallaban arregladas con la mayor cencillez sin carecer de aseo. La ocupacion de estos dos desgraciados víctimas de la tiranía, era el corretaje.
 
Dias antes del 26 de setiempre de 1840 varios de sus amigos les habian prevenido que estuviesen con cautela, por cuanto algunos
de los ''federales netos'', los habian clasificado de Salvajes Unitarios; pero ellos como no se mezclaban en asuntos políticos,
si bien simpatizaban con la causa de la libertad, no sospechaban que sus opiniones secretas pudiesen comprometerlos.
 
Sin embargo, desde la noche anterior, esto es, el 25, no se habian visto hasta el momento en que se reunieron en los cuales tenia lugar el diálogo siguiente:
Dentro de su evolución se distinguen varias etapas, siendo la primera de ellas de gran dureza, con el objeto de llamar la atención sobre su pensamiento.
 
—¿Crées tú Sañudo, que si permanecemos en el pais seamos víctimas de las persecuciones de Rosas?
[[Image:bill.jpg|thumb|right|"En terminos de "#]]
 
—No dudo un momento, querido Echanagusia, y me asisten razones fundadas para ello. Escucha: anoche he estado en casa de las muchachas, y lo primero que me dijeron, es que han oido á un sujeto muy allegado a Rosas, que entre los individuos que figuran en la lista de degüellos que Cuitiño debe practicar, nuestras pobres humanidades se hallan inscriptas: y á mas que esta fiera se ha propuesto dar principio en nosotros.
[[Image:Alvaro_uribe_john_boozman.jpg‎|thumb|right|"Aalvaro]]
 
—Hombre! esa es una noticia algo seria que no debemos desperdiciarla, y bien merece la pena de ponernos en guardia, tomando medidas de seguridad.
[[Image:Bruja.jpg‎|thumb|right|"Graygirl]]
 
—Con efecto, mi caro amigo: yo estoy resuelto mañana indefectiblemente, á buscar los medios de evadirnos; a pesar que
desde el malogrado suceso de Linch, Oliden, y demás infelices, es algo sino del todo difícil encontrar personas que se animen á llevarnos fuera del pais.
 
—Yo tambien, añadió Echanagusia, mañana lo primero que haré, es informarme lo que hay sobre este asunto. Necesito ademas, arreglar ciertos negocios, y reunir todo el dinero que se pueda, que con este elemento mucho se alcanza: es una llave que vence las mas sólidas cerraduras. A otra cosa, amigo, ¿qué horas tienes?
== Expiración de derechos de autor ==
 
<pre>
—Las ocho y media; precisas salir?
...¿Conque estás decidida? ¿No te detiene nada?
 
—Si, querido Sañudo: se me ocurre una idea, que si es tan feliz en sus resultados como en su concepcion estamos bien.
 
—Veamos amigo esa bella idea.
 
—En la ribera, prosiguió Echanagusia, vive un italiano que tiene una ballenera que mas de una vez ha salvado la vida de muchos perseguidos: este individuo ha hecho amistad conmigo desde una ocasion que le manejé un negocio de interes, el cual tuve la felicidad de arreglarlo de una manera ventajosa; desde entonces me ha hecho muchos ofrecimientos, á si es que, ¿no te parece que la oportunidad nos brinda, y que debo aceptar los servicios que el
italiano puede prestarnos, con sus brazos y su bote?
 
—Magnífica idea, amigo, preciso es no perder tiempo: mientras tu vas en busca de nuestro hombre, yo os espero con el té.
 
—Convenido, repuso Echanagusia, y tomando el sombrero, salió precipitadamente á la calle.
 
En el interin, Sañudo se puso á arreglar sus papeles y escribir una carta que seria para anunciar á su familia la resolucion que habia tomado. Despues que hubo escrito, tomó la carta y la leyó, entregandose sin duda á profundas meditaciones. ¡Pobre, Elvira!, decia el joven sacando un retrato en miniatura y contemplandolo al
favor de la luz prosiguió: