Diferencia entre revisiones de «Joseíto el Perejilero»

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==PARA GRANDES COSAS, GRANDES HOMBRES==
 
<div class="prose">
A los hombres se les juzga, desde el punto de vista literario, por el desenfado en el dominio del altura de la encorvada nariz.
== I ==
-¿Aónde vas tan de estampía? Chavó, ¿es que vas a avisarle al cura?
 
Y al preguntarle esto, detenía por un brazo el tío Cáncamo a Pepe el Perejilero.
 
-Déjeme usté, agüelito -repúsole éste con acento desabrido-; déjeme usté, que voy buscando a uno que me empreste una miajita de cutis y otra miajita de vergüenza.
 
-Pus aquí estoy yo, que la tengo almacená, y no sé lo que jacer con ella; con que asiéntate y toma resuello, que no están jechas mis sillas de jarales, ni güelen mal, ni le mientan la madre a naide que no se lo merezca.
 
-Sí que me sentaré, hombre, sí que me sentaré, a ver si se me refresca la sangre -exclamó Pepe uniendo la acción a la palabra, mientras el viejo sentábase también sobre el escalón, colocando las rodillas casi a la altura de la encorvada nariz.
 
Pepe, ya sentado, colocó el pavero contra la pared, al pie de la silla; desabrochóse el chaleco, se recogió los pantalones, retrepóse gallardamente en la silla y, sacando un pequeño abanico, dio comienzo a abanicarse mientras decía: