Diferencia entre revisiones de «La estafeta romántica/XXIV»

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{{encabezado|[[La estafeta romántica]] : 24|[[Benito Pérez Galdós]]}}
<div align="encabezado1|[[Curso[[Imagen:alvaro.jpg]] Zodiacal (Samael Aun Weor)]]:<br>PARA GRANDES COSAS, GRANDES HOMBRES|Samael Aun Weor}}
<div align="center"> De Pilar a Valvanera</div>
 
==PARA GRANDES COSAS, GRANDES HOMBRES==
 
A los hombres se les juzga, desde el punto de vista literario, por el desenfado en el dominio del Dumas trae loca a la humanidad.</p>
<p style="text-align: right;text-indent:30px;"> <i>Madrid, Julio</i>.</p>
<p>Amada m&iacute;a: Hoy est&aacute; Felipe de malas, quiero decir, <i>de peores</i>, suspicaz y fiscalizador como nunca, queriendo meter en todo sus robustas narices. Aprovecho su ausencia, que no puede ser larga: ha ido al Ministerio de Estado y volver&aacute; pronto, para que su v&iacute;ctima no descanse ni respire...</p>
<p>Bueno: me corre por el cuerpo toda la electricidad de una mediana tormenta. Trueno y relampagueo. Debo decirlo al rev&eacute;s: primer el rel&aacute;mpago... Creo que mi excitaci&oacute;n sube de punto con el j&uacute;bilo de saber que tu ni&ntilde;o est&aacute; ya fuera de peligro. &iexcl;Qu&eacute; d&iacute;as he pasado! Bendito mil veces sea el Se&ntilde;or que te le conserva, y a m&iacute; me da este gran consuelo. Mi alma, que ha tiempo mora en Villarcayo, vuelve ac&aacute; de un vuelo cuando la necesito, y ha estado tray&eacute;ndome y llev&aacute;ndome recaditos con las alas de mi ansiedad. Ahora la mando otra vez para all&aacute;, con las alas de mi amor, para decirte que ese plan de transacci&oacute;n decorosa, asignando a cada gal&aacute;n una de sus ni&ntilde;as, me parece de perlas. Pero conste que en todo caso, la mayor, la buena, ha de ser para m&iacute;. Mi sobrino, que s&oacute;lo busca una dote, puede apencar con la peque&ntilde;a, en quien veo una nerviosilla sin juicio, quiz&aacute;s malhumorada y enferma. No me conviene. He le&iacute;do las cartas de entrambas. La gravedad con que Demetria se sostiene en su papel, permiti&eacute;ndose tan s&oacute;lo alusiones muy finas e ingeniosas a la situaci&oacute;n de Fernando, me encanta. En la de Gracia no veo clara su intenci&oacute;n. &iquest;Aboga por su hermana o por s&iacute; misma? Digas lo que quieras, por el texto de la carta no podemos colegir si es una pobrecita inocentona, o si se vale de la inocencia para declararse. Esta duda me inquieta. &iquest;Es ella la enamorada, o es la otra? No s&eacute; qu&eacute; novela he le&iacute;do, de las m&aacute;s rom&aacute;nticas, en que esta duda y confusi&oacute;n llenan las p&aacute;ginas de un voluminoso libro, para salir con la patochada de que las dos aman, y cada una resuelve sacrificarse, de lo que resulta que una y otra se envenenan. &iexcl;Qu&eacute; horror! Y lo m&aacute;s chusco es que el gal&aacute;n se casa luego con una tercera, con la que las indujo al sacrifico. &iexcl;Qu&eacute; simpleza! El romanticismo me tiene cogida, llenando mi cabeza de ideas t&eacute;tricas, de complicaciones diab&oacute;licas. Ese Dumas trae loca a la humanidad.</p>
<p>Quiero espantar de mi mente todo ese mundo imaginativo. Bastante tengo con mi drama, de cuya realidad no puedo dudar por los torozones y horribles sacudidas que me causa pataleando dentro de m&iacute;. Este s&iacute; que es drama, y por Dios que ya deseo un desenlace, aunque sea de los m&aacute;s violentos. No puedo ya con tanto disimulo y ficciones tantas. Mi arte se agota; cada d&iacute;a tengo que inventar resortes nuevos, y mi potente iniciativa para el enredo envejece y se apaga. Quiero una soluci&oacute;n, cualquiera que sea. Desde hace dos d&iacute;as me absorbe completamente la idea de consultar el caso legal con un buen abogado, que al propio tiempo sea hombre de honor y delicadeza. He pensado en Cortina, y no pasar&aacute; el d&iacute;a de ma&ntilde;ana sin que le escriba pidi&eacute;ndole hora para una consulta, con la advertencia de que se trata de cosa muy secreta, que ha de quedar entre los dos. S&iacute;, s&iacute;: no vacilo m&aacute;s; tendr&eacute; que revelarle el caso de pe a pa, sin omitir nada, absolutamente nada. Si para el fin que persigo no hubiere m&aacute;s remedio que romper por todo, romper&eacute;, estallar&eacute; como una bomba; que ya toda esta p&oacute;lvora, toda esta metralla que llevo dentro de m&iacute; a&ntilde;os y m&aacute;s a&ntilde;os, quieren salir a que les d&eacute; el aire.</p>
<p>Me apresuro a concluir, temerosa de que vuelva Felipe, que hoy est&aacute; tremendo, hija, un J&uacute;piter tonante, jaquecoso, que por rayos tiene los interrogatorios impertinentes. &iexcl;Ay, comprendo el suicidio ante un fiscal semejante! Se ha empe&ntilde;ado en saber qu&eacute; empleo doy a los dineros que recibo para mis gastos particulares. Los extraordinarios cuantiosos para vestidos que a&uacute;n no se han hecho; los que ped&iacute; para embellecer y amueblar el palacito de Balsa&iacute;n, &iquest;d&oacute;nde han ido a parar? Ya no compro cuadros ni abanicos; m&aacute;s bien vendo. Mi marido se asombra de mis aptitudes mercantiles; todo le parece bien menos que &eacute;l ignore en qu&eacute; empleo mi dinero. Poco antes de salir, sinti&eacute;ndome ya col&eacute;rica y a punto de dispararme, le dije que bien puedo dar a las rentas de mi patrimonio la aplicaci&oacute;n que mejor me acomoda. Naturalmente, no se conform&oacute; con esta teor&iacute;a. Es el esposo; no me priva de lo m&iacute;o, pero tiene derecho a saber... Ya viene, siento el coche. Adi&oacute;s, mi amad&iacute;sima. Ma&ntilde;ana, si me deja este monstruo de curiosidad, repetir&eacute;... Mil y mil besos. -<i>Pilar</i>.</p>