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SIGUE NOTA (2) DE PAJ. 79, ESPOSICION OROGRÁFICA

    mas tarde por la orilla del rio Limai en la rejion de Nahuelhuapi, mucho mas adentro de la Patagonia, avanzando mas o ménos hasta el punto de la vuelta del ilustre esplorador Basilio Villarino, quien habia salido, embarcado en el rio Negro, del Atlántico i detuvo su navegacion ántes de llegar al pié de la Cordillera. Esta rejion ha quedado en posesion efectiva de la República Arjentina por hallarse al Este de la division de aguas, i a pesar de haber sido recorrida constantemente desde la conquista por gobernadores i misioneros chilenos. Será materia de un libro especial la historia de las misiones i viajes que se hicieron de Chile a a esta zona hermosa de ultra-cordillera, desde el año 1619 hasta 1863.

    Si comparamos con este largo alcance de las esploraciónes de Menendez, hasta en territorio hoi arjentino, el de los esploradores salidos del Atlántico del ya nombrado Basilio Villarino i del célebre gobernador de Santa Cruz Antonio de Viedma, vemos que éstos quedan relativamente bien distantes, porque no han alcanzado la division de aguas i el territorio chileno actual. Esta diferencia es mui natural, porque la distancia del límite de la costa es mucho mas corta desde el Pacífico i la populosa provincia de Chiloé, a que pertenecian estos territorios, ejercia constantemente su dominio sobre ellos hasta mas allá del límite del Tratado. Siendo la distancia corta i contándose con mucho mas recursos que en las costas del Atlántico, era relativamente fácil atravesar la Cordillera desde el lado del Pacífico, mietras era imposible efectuarlo en direccion opuesta.

    No podemos ménos de señalar el alcance de los viajes de Menendez tanto de los actuales como de los posteriores a Nahuelhuapi, como un ascendiente histórico poderoso en favor de la línea fronteriza sostenida por Chile. Por otra parte tenemos razones para afirmar que la República Arjentina no posee ningun título o antecedente histórico que justifique su soberania en las vertientes tributarias del Pacífico. Nos parece evidente que la Arjentina ántes del Tratado de 1881 no ha aspirado a poseer territorios en que sus esploradores nunca han penetrado, i que Chile no ha podido contar con esta pretension que no habria admitido.

    Esta consideracion no será talvez un argumento del todo concluyente, porque el Tratado lo podria haber modificado, pero constituye una presuncion mui favorable para la posesion de Chile hasta un límite de fondo relativamente ancho. Si tenemos ademas presente que Chile se conforma con la módica anchura máxima de unas 24 leguas que le otorga el Tratado, mientras que la Arjentina recibe 90 leguas segun esta reparticion, resulta que la línea de la division de aguas favorece mas a la Arjentina que a Chile, de modo que la primera tiene tambien motivos para aceptarla.

    Esa línea establece una frontera perfecta preformada por la naturaleza, está en armonia con la equidad i la justicia i nos da la paz tan necesa-