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un idioma, reflejado en las formas de que hoy nos valemos. Este reflejo del pasado se manifiesta tanto mas en el estudio del mundo material, cuanto que vemos aparecer á nuestros ojos rocas de erupcion y capas sedimentarias semejantes á las de edades anteriores. Para tomar un ejemplo sorprendente de las relaciones geológicas que determinan la fisonomía de un pais, recordaré aquí, que los promontorios traquíticos, los conos de basalto, las corrientes de amigdaloydes de poros alargados y paralelos, y los blancos depósitos de pómez mezclados con negras escorias, animan, por decirlo asi, el paisaje, por los recuerdos del pasado. Estas masas obran sobre la imaginacion del observador instruido, como obrarian las tradiciones de un mundo anterior; que la forma de las rocas es su historia.

El sentido en que han empleado originariamente los Griegos y los Romanos la palabra historia, prueba que tenian tambien la conviccion íntima de que para formarse una idea completa del actual estado de las cosas, era preciso considerarlas en su sucesion. No en la definicion dada por Verrio-Flaco [1], sino en los escritos zoológicos de Aristóteles, es donde la palabra historia se presenta como una esposicion de los resultados de la esperiencia y de la observacion. La descripcion física del mundo de Plinio el Viejo, lleva el título de Historia natural; en las cartas de su sobrino se la llama mas noblemente, Historia de la naturaleza. Los primeros historiadores griegos no separaban aun las descripciones de los paises, de la narracion de los sucesos de que habian sido teatro. Entre ellos, la geografía física y la historia formaron estrecha alianza; permanecieron mezcladas, de una manera sencilla y graciosa, hasta la época en que el gran desarrollo del interés político y la perpétua agitacion de la vida de los ciudadanos, hicieron desaparecer de la historia de los pueblos el elemento geográfico, para formar de él una ciencia aparte.