Diferencia entre revisiones de «Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala/Tomo 1/Nonualco»

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== Parroquia de Santiago Nonualco ==
Desde{{grandeinicial|D}}esde Matzahuat á Nonualco hay cinco leguas, rumbo de poniente á oriente; el camino es bueno, aunque no faltan algunas subidas, y vajadas no violentas. Se cruzan tres ríos algo caudalosos, que corren de norte á sur. El 1.º se llama Ríorío de la Agua. El 2.º Río de Sta. Maria. El 3.º Río de San Juan.
 
Nonualco está sitiado á la falda del Volcan de San Vicente por la vanda que mira al súr; tiene á la que mira al oriente el Volcan de San Miguel, como á quince leguas; y por la que mira al Súr la mar, como á cínco leguas de distancia. Hay bastantes llanuras, aunque tambien muchas montañas; pues confinan con los Tepezontes, que estan Como á dos leguas, llamados assi por lo que se dixo en la Parroquia antecedente.
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El terreno es bueno, y produce maizes, frexoles, ganados, mucha tinta, caña de muy buena calidad, y algodon. La gente anda muy deznuda.
 
La cavezera de esta Parroquia es el Pueblo de Santiago Nonualco con tres anexos. 1º el de San Juan. 2º el de San Pedro. 3º el de Santa Maria Ostuma. Ytten pertenecen á esta Parroquia ocho haciendas 1.ª la de el Volcan. 2.ª la de las Palmas. 3.ª la del Pradizal. 4.ª la de las Animas. 5.ª la de San Pedro. 6.ª la de Santa Maria. 7.ª la de San Juan. 8ª la del Rosario, cuyas situaciones, y distancias son como se dice en el mapa, y tabla siguiente.
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Deviendose tener presente, que no se hace memoria de las que havitan en las haziendas, por no haverse entregado Patron de ellas.
 
Toda esta administracion está á cargo de un cura que lo es há nuebe años D.<sup>n</sup> Ambrocio Andino, y Arce de mas de mediana edad, y mui enfermo. Se ayuda de un Coadjutor, que lo es há diez meses D.<sup>n</sup> Joseph Perdomo, y parece buen ministro, y hombre atento, y prudente. Hay tambien un ecclesiastico que es D.<sup>n</sup> Xavier Bonilla, el qual tiene una hacienda, que fue de sus Padres, con las que se mantiene con decencia, es ecclesiastico modesto, havil, y laborioso, y aciste al cura en su ministerio, aunque no tiene salario señalado.
 
El Ydioma, que se habla en esta Parroquia es el castellano, y el que basta para la administracion; pues aunque el que se dice
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materno, y es el mexicano, lo hablan los Yndios; pero aún estos hablan comunmente el castellano. La renta, que produce este curato asciende á 1400 pesos, segun dice el cura.
 
En el tiempo, que estuve en la Vicita, se hallaba el cura enfermo, y yà lo estaba mucho antes sin esperanza de poder restablecerse en su salud; y no dexo de decir, que me aflixi de compacion, viendo á un pobre eccleciastico enfermo, y llagado entre tantas miserias, é incomodidades, qual no experimenta el hombre mas Ynfeliz de los Reynos, que tienen alguna cultura, en los hospitales mas abandonados del mas desdichado Pueblo. La casa era un xacal de paja, bien que le tenia yo ocupada la suya con la vicita; su cama una tarima de palos, ó tablas, quasi sin ninguna ropa; sin medico, sin sirujano, sin medicinas, y sin saver lo que havia de hacer para remediarse, abandonado al cuydado de los Yndios, y hecho un retablo de micerias.
En el tiempo, que estuve en la Vicita, se hallaba el cura enfer
 
Con todo para que se vea la crueldad de los Yndios, y la dureza de su corazon; contra este Pobre hombre, precentaron su memorial con varias acusaciones, que me dijo el Teniente de Alcalde que eran mentiras; y entre ellas pedian que se le quitaran ciertos alimentos de ninguna concideracion, y de ningun precio para ellos, á que no tuve que responder, sino que yo les pagaria anualm.<sup>te</sup> lo que davan, y entre otras cosas contaban tres candelas de cebo al dia, un poco dulce á la semana, un jarro de leche, que todo nada les cuesta; pues tienen dentro del Pueblo las vacas, el dulce, y el sevo para hacer las candelas, sin desembolsar ni medio Real.
Con todo para que se vea la crueldad de los Yndios, y la
 
Los vicios que mas se exerimentan en estos territorios (dice el cura en sus respuestas) es la embriaguez, de donde resultan adulterios, estupros, y amancevamientos, poco, ó ningun respecto á su cura, y á las Personas ecclesiasticas.{{==}}Poco cumplimeinto en los preceptos de Nra Santa Madre Yglecia; pues el de la misa quando suele venir con segunda á este Pueblo, enquentra á vandadas Yndios, y Ladinos, que se van sin ella, con certeza de que la hay; y no vale el pulpito, ni el amenazarlos con los Jueces Reales, ni rebolberlos como lo acostumbra, ni cosa alguna; de modo que aun concive, estarian mas dociles los recien conquistados.{{==}}En quanto á los preceptos de la confecion, y comunion hasta la {{abbr|fha|fecha}} (que es a diez y ocho de Diziembre) aùn faltaban algunos por cumplir, y ni el tenerlos en la carsel es bastante para que lo cumplan.{{==}}En quanto á conjuges separados no le consta sino de quatro.{{==}}No hay escuela, ni la ha podido conceguir, aùn ofreciendo pagar al Maestro de su propio peculio.
Los vicios que mas se exerimentan en estos territorios (dice
== Reflexiones. ==
Se{{grandeinicial|S}}e deja ver; que la embriaguez, adulterios, estupros, y amanamancevamientos (segun la relacion de este cura) son vicios que se
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experimentan en estos territorios; pluguiera á Dios no fuera verdad tan notoria como es, por mas que no aparesca en las respuestas de todos los curas; como tambien lo es la repugnancia, que en todas partes tienen los Yndios á las escuelas, á oyr misa, y la doctrina christiana, á recivir los Santos Sacramentos; y la grande facilidad á separarse los conjuges; pues aunque no le consta al cura sino de quatro, puede ser, que haya otros, y muchos; por que ellos se separan, segun se les antoja, sin que para esto ni se halle freno para contenerlos, ni remedio tampoco para unirlos.
 
Todos estos vicios son en los Yndios sin remedio, como explican los curas por su indocilidad, y tenacidad; y lo que este concive en orden à que estarian mas dociles recien conquistados; tambien lo conciven todos, y assi lo dicen en las conversaciones privadas, aunque no aparece en las respuestas; y aùn suelen aumentar, que con el tiempo se van insolentando mas, lo que atrubuyen á varios motivos, que no dejan de ser bien fundados.
 
En alguna otra parte tengo precente, haver yà hablado de lso Yndios; pero no me detengo decir aqui alguna cosa, por la incorrigivilidad, que les atrivuye este cura. Supongo que estos ynfelices son el objeto mas digno de compacion entre quantas criaturas racionales han visto, y veran los hombres, segun puede congeturarse; pero la compacion, que les tienen muchos, es con respicencias muy diversas; unos los compadecen por ser el oprovio de todos; otros, por que siendo los que mas trabajan, nunca salen de nececidad, y miceria; desnudos, mal comidos, durmiendo por el suelo, cargados por los caminos, sin ser dueños de cosa alguna, azotados muy frequentemente en las picotas; otros los compadecen por verlos tan humildes con las manos plegadas, postrados en tierra, precentando sus memoriales de rodillas, vezando hasta los pies á sus superiores; y otros finalmente por motivos semejantes.
 
Entre tanta variedad, y confestando que son dignos de toda compacion, ciento muy al contrario de lo que conciven otros. Es verdad que son el oprobio de todos, pero me parece que tambien todos son el oprobio de ellos; pues se burlan ciertamente de los Españoles, y á sus solas rien todas sus providencias; y aùn se jactan, que ellos bien entienden á los Españoles, pero que los Españoles no los entienden á ellos. Trabajan es verdad; y doy que sea mas que todos (lo que es constante en orden á traginar por los caminos, y cargados) pero nunca convendré en lo que se dice de su necesidad. Ellos comen en abundancia sus alimentos acostumbrados, y aùn puede ser, que en mas abundancia de la que aparece; porque en sus xacales tienen el maiz, el chile, y siempre hay mugeres moliendo, y haciendo tortillas; si andan desnudos, es por su antojo; si duermen en el suelo, por lo mismo; si son dueños, ó no de cosa alguna, ellos lo saven; y lo que todos savemos es, que à mas de las cosechas, que tienen para alimentarse, y para vender, tienen otros arbitrios en hacer petates, sombreros,~
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metates, vaxilla, viages, y otros de que toman su dinero; y lo que vemos es, que no les falta para embriagarse á todas horas, para pagar, que les escrivan memoriales, y es bastante gasto; para seguir sus quimeras; para emplear à cientos los pesos en plumas, en danzas, y otras ideas, que les son conformes. Sobre su humildad havria mucho, que decir; y puede ser, que se errà menos, ó nada, en persuadirse, que es hipocrecia refinada todo el aparato de humildad, para conceguir hacer en todo su voluntad, y capricho.
 
La verdadera miceria de los Yndios en estas cosas la tienen por los mismos Yndios, que son Alcaldes; y principales; pues con la crueldad, que les es natural, los castigan atrozmente; los tienen esclavizados, y se hacen Señores de sus trabajos, y caudales. Desdichados de los Mazahuales, que es la gente ordinaria, si los Yndios fueran Señores de la America, y fueran dominados de los Yndios.
 
La miceria real, y verdadera de los Yndios, y su caracter conciste en hacer, y abandonarse à quanto el antojo les dicta, y no bastar para contenerlos, ni las amonestaciones, ni las picotas; de que nacen los robos, y cambios de mugeres; las separaciones de consortes, las embriaguezes, y la inundacion de tantas iniquidades, y esordenes, en que se hallan abismados estos infelices; abandonandoce decenfrenadamente á quanto les dicta el antojo, y el capricho; pero sin que para esto se vea remedio en la constitucion, y circunstancias en que se hallan.
 
Ello es de temer; que tienen á los Españoles, y Ladinos por forasteros, y usurpadores de estos dominios; por cuyo motivo los miran con odio implacable, y en lo que los obedecen, es por puro miedo servilissimo. Ellos no quieren cosa alguna de los Españoles, ni la religion, ni la doctrina, ni las costumbres. Lo que primero enceñan los Padres a los hijos, segun es de temer, pues los abrigan para que ni vayan á la escuela, ni oygan la doctrina, son esas maximas. Ellos viven separados unos de otros, pues dexando á parte los muchos que hay en los montes; los Pueblos es un derramamiento de xacales sin conexion sino antes distante uno de otro, y todos bien cerrados con que pueden vivir libremente á su capricho. Ellos tienen la facilidad de mudarse del Pueblo al monte, y de uno á otro sin licenica de ninguno. Ellos tienen sus juntas, y ayuntamientos con artificio tan diabolico, que nada se transpira de lo que tratan, y determinan; y saben á punto, y aùn tienen escrito con menudencia, varias observancias suyas, y agenas, y las sacan quando les importa, aùn quando hayan pasado lso veynte, treynta, y cien años. Ellos son por naturaleza hipocritas, y disimulados para disminuir sus excesos, y ganar la compacion de los otrso; y ellos en una palabra son hombres racionales abandonados á todo su capricho, y antojo, sin retractivo alguno, ni por parte de Dios, ni de la Yglecia, ni del Rey, ni de ley alguna,
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sino solamente del temor del castigo, que solicitan evitar con el disimulo.
 
De que puede inferirse el ningun remedio, que tiene la verdadera infelicidad de los Yndios; y el que me parece lo seria, es establecer colegios, en donde se encerràran los Niños, y Niñas en competente numero, desde la edad de cinco años, ó menos; en los que havian de permanecer sin conocimeinto, ni trato de sus Padres, instruyendose por Maestros competentes, y aprendiendo las artes convenientes, politica, y doctrina christiana; y de otra manera siempre seran Yndios ignorantes, Ateistas, é incapaces para cosa alguna buena, llenos de ignorancias, y de culpas; y en haviendo Niñas honestas, é instruidas casarlas con Españoles, pues por este medio, se extinguirian las malas costumbres, lenguas, y aun nombre de Yndios.
 
Hà de aumentarse arriva; el que son mentirosos con tal exceso, que no se sabria decir; que mui frequentemente carecen de sobrenombres; y que al mudar de Pueblo, tambien mudan el nombre, que tienen, y dicen ser de otros distintos; afirman ser libres, estando casados; y al trocado, quando se llevan sus mancebas; y para todo presentan testigos, quando los han menester; porque para hallarlos basta un baso de aguardiente, ú de vino, ó nada, sino testiguar unos por otros, y hacerse mutuamente este servicio. Si alguna cosa han aprendido de los Españoles, es esta treta de mudar los nombres, y finfirse de otras partes; por que de aqui el Aragonèz, es Andaluz; el castellano Gallego; y el Pedro Fernandez, D.<sup>n</sup> Miguel Antonio Salazar Guzman de Cordoba cavallero Español nacido en la corte de Madrid prestandose estos servicios unos Polizones, á otros; y sirviendoce mutuamente de testigos en las declaraciones, que les convienen de libertad, y nobleza.
 
Quando estaba escriviendo este concepto que tengo de los Yndios, me llegó un memorial del Pueblo de San Phelipe anexo de la Parroquia de San Sebastian de esta Ciudad; exponiendome varias acusaciones gravissimas contra su coadjutor D.<sup>n</sup> Juan Miguel Menendes: mandè, que el cura Rector D.<sup>n</sup> Carlos Suncin me informàra por escrito, para providenciar lo conveniente. El informe del cura dice, y convence; que todo lo expuesto es mentira, y que nace de que uno de los Yndios llamado Domingo Ramos fue corregido por {{abbr|dho|dicho}} Coadjutor con el motivo de vivir amancebado, con lo qual comoviò el Pueblo, para presentarme {{abbr|dho|dicho}} memorial contra el coadjutor; y que al mismo tiempo lo tenía por eccleciastico, y Ministro aplicado al cumplimiento de su obligacion. Con esto no tomé como ni devia providencia alguna, ni yà los Yndios volbieron por la respuesta.
 
Esto fue el dia 3„ de Marzo en que recivi el Ynforme del cura. El dia 8„ del mismo se me pasó por orden de la Audiencia ruego, y encargo para que corrigiera al coadjutor sus excesos, dando una cumplida satisfaccion á los Yndios, y por sentado ser verdad quanto me havian alegado, como todo consta en {{abbr|dho|dicho}} informe del cura, ruego y encargo de la R.<sup>l</sup> Audiencia, que estan en mi poder.
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Se vé en esto la tenacidad de los Yndios en salir con sus caprichos, y que no saliendo conmigo, quando me consta ser mentira lo que alegan, pasan al Fiscal, y por este á la Real Audiencia como lo hacen frequentemente. De aqui se infieren infinitos perjuicios irremediables á los mismos Ynidos, de los que dixe algunos 1º confirmarse en ser mentirosos, y perjuros, viendo que salen con sus intentosp or este medio. 2.º hacerlos incorregibles, y tan atrevidos, que yá me causa orror vicitar sus Pueblos; por que en muchaos como tumultuados concurren hombres, mugeres, y niños, clamando que se les quite el cura; en unos Pueblos amenazando, que de no hacerlo incontinenti, se ban á los montes; en otros, que van á quemar los xacales; sin que haya ni persuacion, ni medio con que aquietarlos, sino con algunos que Dios inspira, por entonces fuera de toda ocurrencia, y con poco honor de los Pobres Curas. 3.º que no se encuentran Minsitros que vayan á los Pueblos, ni aun Curas que lo quieran ser; por que si cumplen con su obligacion, hay contra ellos muchissimas quejas, y sino cumplen pierden sus Almas, y que cumpliendo ó no al fin nada concigue con los Yndios.
 
Estos atrevimientos de los Yndios ban en vastante aumente, como es queja sobrado comun, y se teme nace este daño de la sobrada proteccion, que logran principalmente contra los Ministros de la Yglecia; llega yá á tanto, que es cierto se persuaden, que ellos son arbitrios, ó al menso aunque no se lo persuadan, lo intentan de que se les mude de curas, siempre que lo piden, como dice el cura de Olocuilta en su carta; cuya pretencion tiene su origen desde que estuvieron las Parroquias á cargo de los Regulares, por la condescendencia, que se tuvo en semejantes pretenciones, para la que no reparaban en ofrecer bastantes p.<sup>s</sup>; pero hoy tiene su incremento en la proteccion que logran los Yndios con su hipocrecia, mentiras, y enrredos; el efecto que todo esto produce es dejarlos los curas en sus desordenes, por no ponerse en pesadumvres con los ministros del Rey, viendo que nada se puede remediar, y que pierden su estimacion; y los que tendrá en adelante serán la continuacion, y aumento de tales desordenes, el que pocos curas los intentarán corregir, y sea todo una confucion de Ynfierno, en que todo se halle desenquadernado.
 
Yo confieso de mi; que aunque me parece me hallo en dispocicion, por la micericordia de Dios, para aplicar quantos medios alcance para el bien de estos Ynfelices; no obstante, que conosco que el unico seria dar noticia al Rey de estas, y semejantes cosas, porque aqui nada se remedia, ni se remediará, ni se puede remediar; el conciderar, que aùn quando Yo medetermine à cansar la atencion de S. M. serà, segun la situacion en que esto se halla, sin fruto; porque en los informes se mezclarán
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mentiras por no poderse aclarar la verdad (aunque se intente con toda buena intencion); suspendo el practicarlo, y permito, aunque con la mayor repugnancia este desorden de los Yndios. Pues que haràn los pobres curas, viendo que al aplicar qualquier remedio se insolentan mas, y mas estos micerables, y no conciguen otra ventaja, que sufrir con paciencia el que sus providencias queden desacreditadas, y el poner en peor estado las Parroquias?