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recojo esos tesoros, tu vuelves t la tribu para que no des-

con fien.

— ;Separarnosl.. -exclamo h su vez ella, cou sorprendi-

da afliccion.

— Por poco tiempo. Nos senalarernos un lugar donde

nos encontraremos de nuevo .. Robaremos una lancha, una

canoa, una embarcacion cualquiera, y llevando en ella

nuestro tesoro, bogaremos h, otras regiones..., lejos, muy

lejos, donde no nos alcance la venganza de tu tribu.

del joven, como si quisiera leer en ella la siuccridad de

sus palabras, le dijo, al fin, poseida de una resolucion in-

mediata:

— ¹Te consideras ya con bastantes fuerzas para se-

guirme'?

— ¡Si! — afirmó el joven.

— ¡Ven! — añadió entonces

— ¹Adónde? — le preguntó ól, sorprendido.

— A las cuevas de las montañas de que te he hablado:

allá', junto h, las cascadas que saltan en corrientes vertigi-

sas sabanas alfombradas de gramillas, junto al bosque

impenetrable de robustas cañas, cuyos troncos son tan

gruesos que apenns podrán abarcarlos tus brazos; mhs allh,

de los inmensos pajonales donde se ocultan millares de

micurenes (1), llevando sus hijuelos escondidos en la bolsa

de sus pechos, para que la poderosa curtyú (2) no se los

robe...; donde aparece en las noches sombrias el diablo

refleja... (4).

Y asi le iba diciendo en tauto el joven seguia tras ella

(1) Comadrejas.

(2) Culebra enorme.

(8) Semejante á la luciérnaga.

(4) Cierto que la india no debió explicarse en este lenguaje; pero el

autor ha considerado conveniente usar de él, como en otros pasajes, para

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