Diferencia entre revisiones de «La Batalla de los Arapiles/XXIII»

 

<p>Al llegar a esta parte de mi historia, obl&iacute;game a detenerme cierta duda penosa que no puedo arrojar lejos de m&iacute;, aunque de mil maneras lo intento. Es el caso que, a pesar de la fidelidad y veracidad de mi memoria, que tan puntualmente conserva los hechos m&aacute;s remotos, dudo si fui yo mismo quien acometi&oacute; la temeridad en cuesti&oacute;n, apretado a ello por el po&eacute;tico y voluntarioso ascendiente de una hermosa mujer inglesa, o si habi&eacute;ndolo yo so&ntilde;ado, cre&iacute; que lo hice, como muchas veces sucede en la vida, por no ser f&aacute;cil deslindar lo so&ntilde;ado de lo real; o si en vez de ser mi propia persona la que a tales empe&ntilde;os se lanzara, fue otro yo quien supo interpretar los fogosos sentimientos y caballerescas ideas de la hechicera Athenais. Ello es que, teni&eacute;ndome por cuerdo hoy, como entonces, me cuesta trabajo determinarme a afirmar que fui yo propio el autor de tal locura, aunque todos los datos, todas las noticias y las tradiciones todas concuerden en que no pudo ser otro. Ante la evidencia inclino la frente y sigo contando.</p>