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Más vehemente se torna Nuestra conmiseración mientras contemplamos una multitud de niños pequeños que piden pan «cuando no hay nadie para llevárselo»<ref>[[w:Lamentaciones|Lm]] 4, 4.</ref>. Estos pequeños, en su inocencia, están soportando la peor parte de la carga. Escuálidos y miserables, están condenados a ver desvanecerse las alegrías propias de su edad y a tener su legítima risa silenciada sobre sus jóvenes labios mientras observan con desconcierto a su alrededor.
Más vehemente se torna Nuestra conmiseración mientras contemplamos una multitud de niños pequeños que piden pan «cuando no hay nadie para llevárselo»<ref>[[w:Lamentaciones|Lm]] 4, 4.</ref>. Estos pequeños, en su inocencia, están soportando la peor parte de la carga. Escuálidos y miserables, están condenados a ver desvanecerse las alegrías propias de su edad y a tener su legítima risa silenciada sobre sus jóvenes labios mientras observan con desconcierto a su alrededor.


El invierno llega rápidamente, sin duda acompañado por sus dolorosas consecuencias: los sufrimientos y privaciones que el tiempo frío inflige sobre los pobres y los más débiles. Hay razones para temer que la plaga del desempleo, que ya hemos mencionado, crecerá y llegará a extenderse, de modo que la imprevista pobreza empuje a las familias a la indigencia y – Dios no lo quiera- a la desesperación. Nuestro corazón paternal no puede ver esta situación sin preocupación; por esto, como nuestros predecesores han hecho en circunstancias similares, especialmente nuestro inmediato predecesor de feliz memoria [[w:Benedicto XV,|Benedicto XV,]]<ref group=lower-alpha>En su encíclica ''[[w:Paterno iam diu|Paterno iam diu]]'', del 14 de noviembre de 1919, [[w:Benedicto XV|Benedicto XV]], pidió ayuda para remediar la situación de miseria y hambre que sufrían muchos niños en Centroeuropa tras la Gran Guerra; un tema sobre el que insistió en ''[[w:Annus iam plenus|Annus iam plenus]]'', del 1 de diciembre de 1920. La traducción al español de esas encíclocas pueden consultarse en Wikisource.</ref> elevamos Nuestra voz y dirigimos Nuestra apelación a todos aquellos en quienes la fe y la caridad cristiana siguen vivas. Llamamos a una batalla<ref group=lower-alpha name=C>El original latino utiliza, aquí y en otros lugares, la palabra ''contention'', para referirse a una lucha contra la situación a que se refiere; las traducciones al italiano y al inglés que presenta al página web del Vaticano traduce esta palabra por ''cruzada''. En nuestra traducción se ha preferido una traducción más literal: batalla o combate, el contexto ya aclara el tipo de lucha a la que se convoca.</ref> de caridad y socorro que, cuidando los cuerpos y confortando las almas, traerá un renacer de serena confianza y alejará de la mente los tristes pensamientos que suele engendrar la miseria. Extinguirá las llamas del odio y de la pasión, poniendo en su lugar los ardores del amor y la concordia, que alienta y promueve el vínculo de la paz y la prosperidad de las que ciertamente gozará la sociedad y cada uno de los individuos.
El invierno llega rápidamente, sin duda acompañado por sus dolorosas consecuencias: los sufrimientos y privaciones que el tiempo frío inflige sobre los pobres y los más débiles. Hay razones para temer que la plaga del desempleo, que ya hemos mencionado, crecerá y llegará a extenderse, de modo que la imprevista pobreza empuje a las familias a la indigencia y – Dios no lo quiera- a la desesperación. Nuestro corazón paternal no puede ver esta situación sin preocupación; por esto, como nuestros predecesores han hecho en circunstancias similares, especialmente nuestro inmediato predecesor de feliz memoria [[w:Benedicto XV,|Benedicto XV,]]<ref group=lower-alpha>En su encíclica ''[[w:Paterno iam diu|Paterno iam diu]]'', del 14 de noviembre de 1919, [[w:Benedicto XV|Benedicto XV]], pidió ayuda para remediar la situación de miseria y hambre que sufrían muchos niños en Centroeuropa tras la [[w:Gran Guerra|Gran Guerra]]; un tema sobre el que insistió en ''[[w:Annus iam plenus|Annus iam plenus]]'', del 1 de diciembre de 1920. La traducción al español de esas encíclocas pueden consultarse en Wikisource.</ref> elevamos Nuestra voz y dirigimos Nuestra apelación a todos aquellos en quienes la fe y la caridad cristiana siguen vivas. Llamamos a una batalla<ref group=lower-alpha name=C>El original latino utiliza, aquí y en otros lugares, la palabra ''contention'', para referirse a una lucha contra la situación a que se refiere; las traducciones al italiano y al inglés que presenta al página web del Vaticano traduce esta palabra por ''cruzada''. En nuestra traducción se ha preferido una traducción más literal: batalla o combate, el contexto ya aclara el tipo de lucha a la que se convoca.</ref> de caridad y socorro que, cuidando los cuerpos y confortando las almas, traerá un renacer de serena confianza y alejará de la mente los tristes pensamientos que suele engendrar la miseria. Extinguirá las llamas del odio y de la pasión, poniendo en su lugar los ardores del amor y la concordia, que alienta y promueve el vínculo de la paz y la prosperidad de las que ciertamente gozará la sociedad y cada uno de los individuos.