Diferencia entre revisiones de «Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/173»

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de 8 de Noviembre de 1519 hasta entrante el mes de Mayo deste presente, que estando en toda quietud y sosiego en esta dicha ciudad, teniendo repartidos muchos de los españoles por muchas y diversas partes, pacificando y poblando esta tierra con mucho deseo que viniesen navíos con la respuesta de la relación que á vuestra majestad habia hecho desta tierra, para con ellos enviar la que agora envio, y todas las cosas de oro y joyas que en ella habia habido para vuestra alteza; vinieron á mí ciertos naturales desta tierra, vasallos del dicho Muteczuma, de los que en la costa de la mar moran y me dijeron cómo junto á las sierras de San Martin, que son en la dicha costa, antes del puerto ó bahía de San Juan, habian llegado diez y ocho navíos, y que no sabian quién eran; porque así como los vieron en la mar me lo vinieron á hacer saber; y tras destos dichos indios vino otro natural de la isla Fernandina, el cual me trajo una carta de un español que yo tenia puesto en la costa para que si navíos viniesen, les diesen razon de mí y de aquella villa que allí estaba cerca de aquel puerto, porque no se perdiesen. En la cual dicha carta se contenía: «Que en tal dia habia asomado un navío frontero del dicho puerto de San Juan, solo; y que habia mirado por toda la costa de la mar, cuanto su vista podia comprehender, y que no habia visto otro; y que creía que era la nao que yo habia enviado á vuestra sacra majestad, porque ya era {{guion|tiemp-|tiempo}}
de 8 de Noviembre de 1519 hasta entrante el mes
de Mayo deste presente, que estando en toda quie-
tud y sosiego en esta dicha ciudad, teniendo repar-
tidos muchos de los españoles por muchas y diver-
sas partes, pacificando y poblando esta tierra con
mucho deseo que viniesen navíos con la respuesta
de la relación que á vuestra majestad habia hecho
desta tierra, para con ellos enviar la que agora en-
vio, y todas las cosas do oro y joyas que en ella
habia habido para vuestra alteza; vinieron á mí
ciertos naturales desta tierra, vasallos del dicho
Muteczuma, de los que en la costa de la mar mo-
ran y me dijeron cómo junto á las sierras de San
Martin, que son en la dicha costa, antes del puer-
to ó bahía de San Juan, habian llegado diez y ocho
navíos, y que no sabian quién eran; porque así co-
mo los vieron en la mar me lo vinieron á hacer sa-
ber; y tras destos dichos indios vino otro natural
de la isla Fernandina, el cual me trajo una carta de
un español que yo tenia puesto en la costa para que
si navíos viniesen, les diesen razon de mí y de
aquella villa que allí estaba cerca de aquel puerto,
porque no se perdiesen. En la cual dicha carta se
contenía: «Que en tal dia habia asomado un navío
frontero del dicho puerto de San Juan, solo; y que
habia mirado por toda la costa de la mar, cuanto
su vista podia comprehender, y que no habia visto
otro; y que creía que era la nao que yo habia en-
viado á vuestra sacra majestad, porque ya era tiem-