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le daban agua á manos, y con la toalla que una vez
le daban agua á manos, y con la toalla que una vez se limpiaba nunca se limpiaba más, ni tampoco los platos y escudillas en que le traían una vez el manjar se los tornaban á traer, sino siempre nue-
vos, y así hacian de los brasericos <ref> Esto tampoco se refiere de otro soberano. </ref> Vestíase todos los dias cuatro maneras de vestiduras, todas nuevas; y nunca más se las vestia otra vez. Todos
se limpiaba nunca se limpiaba más, ni tampoco los
los señores que entraban en su casa no entraban calzados, y cuando iban delante dél algunos que él enviaba á llamar, llevaban la cabeza y ojos inclinados, y el cuerpo muy humillado, y hablando con él no le miraban á la cara; lo cual hacian por mucho acatamiento y reverencia. Y sé que lo hacían por este respeto, porque ciertos señores reprehendian á los españoles, diciendo que cuando hablaban conmigo estaban exentos <ref> Esentia, esto es, sin empacho ni vergüenza. (Cavarrú-bias, veril, ''exento''.) </ref>, mirándome a la cara, que parecía desacatamiento y poca vergüenza. Cuando salia fuera el dicho Muteczuma, que era pocas veces, todos los que iban con él y los que topaba por las calles le volvian el rostro, y en ninguna manera le miraban, y todos los demás se postraban hasta que él pasaba. Llevaba siempre delante sí un señor de aquellos con tres varas delgadas altas, que creo se hacia porque se supiese que iba allí su persona <ref> Los romanos llévaban delante los lictores con las va-. </ref> Y cuando lo descendían de las andas, {{guion|to-|tomaba}}
platos y escudillas en que le traían una vez el
manjar se los tornaban á traer, sino siempre nue-
vos, y así hacian de los brasericos (1). Vestíase
todos los dias cuatro maneras de vestiduras, todas
nuevas; y nunca más se las vestía otra vez. Todos
loa señores que entraban en su casa no entraban
calzados, y cuando iban delante dél algunos que él
enviaba á llamar, llevaban la cabeza y ojos inclinados, y el cuerpo muy humillado, y hablando con él
no le miraban á la cara; lo cual hacian por mucho
acatamiento y reverencia. Y sé que lo hacían por
este respeto, porque ciertos señores reprenendian á
los españoles, diciendo que cuando hablaban con-
migo estaban exentos (2), mirándome a la cara, que
parecía desacatamiento y poca vergüenza. Cuando
salia fuera el dicho Muteczuma, que era pocas ve-
ces, todos los que iban con él y los que topaba por
las calles le volvian el rostro, y en ninguna mane-
ra le miraban, y todos los demás se postraban has-
ta que él pasaba. Llevaba siempre delante sí un
señor de aquellos con tres varas delgadas altas, que
creo se hacia porque se supiese que iba allí su per-
sona (3). Y cuando lo descendían de las andas, to-

(1) Esto tampoco se refiere de otro soberano.
(2) Esentia, esto es, sin empacho ni vergüenza. (Cavarrú-
bias, veril, exento.)
(3) Los romanos llévaban delante los lictores con las va-