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Tres especies de espectadores componen lo que se ha convenido en llamar público: las mujeres, los pensadores y la multitud. Lo que la multitud pide casi exclusivamente á la obra dramática, es la acción; lo que las mujeres anhelan ante todo, es la pasión; lo que los pensadores buscan más especialmente, son los caracteres. Si se estudia con atención estas tres clases de espectadores, he aquí lo que se nota: —la multitud se apasiona de tal suerte de la acción, que poco caso hace de las pasiones y de los caracte­res. Las mujeres, á quienes la acción interesa en parte, están tan absortas por los desarrollos de la pasión, que apenas se aperciben del lineamiento de los caracteres. En cuanto á los pensadores, les es tan grato ver caracteres, es decir, ver vivir á los hom­bres en la escena, que admitiendo la pasión como ac­cidente natural en la obra dramática, llegan á verse casi importunados por la acción. Esto proviene, de que la multitud en el teatro, pide sobre todo sensa­ciones; la mujer, emociones; el pensador medita­ciones: todos buscan un placer, pero éstos, el placer
Tres especies de espectadores componen lo que se ha convenido en llamar público: las mujeres, los pensadores y la multitud. Lo que la multitud pide casi exclusivamente á la obra dramática, es la acción; lo que las mujeres anhelan ante todo, es la pasión; lo que los pensadores buscan más especialmente, son los caracteres. Si se estudia con atención estas tres clases de espectadores, he aquí lo que se nota: —la multitud se apasiona de tal suerte de la acción, que poco caso hace de las pasiones y de los caracte­res. Las mujeres, á quienes la acción interesa en parte, están tan absortas por los desarrollos de la pasión, que apenas se aperciben del lineamiento de los caracteres. En cuanto á los pensadores, les es tan grato ver caracteres, es decir, ver vivir á los hom­bres en la escena, que admitiendo la pasión como ac­cidente natural en la obra dramática, llegan á verse casi importunados por la acción. Esto proviene, de que la multitud en el teatro, pide sobre todo sensa­ciones; la mujer, emociones; el pensador medita­ciones: todos buscan un placer, pero éstos, el placer