que es el otro extremo de los cariños aparentes y de los odios profundos
de estos dos antiguos jefes del partido liberal.
El discurso que pronunció es considerado una de las mejores piezas oratorias del joven tribuno de la izquierda y fue una síntesis del programa político de la UNIR, Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria, frente al liberalismo triunfante y frente al conservatismo derrotado. Gaitán calificó al liberalismo de “pobre agrupación de hombres sedientos de presupuesto, ayunos de programas e ideales y que aceptan seguir gobernando al país con una Constitución elaborada hace cincuenta años por sus propios enemigos”. Ante la sorpresa de las barras liberales, hizo un cálido elogio del doctor Laureano Gómez y de su actitud sin tapujos en la oposición conservadora contra el gobierno de Olaya Herrera, calificándola como una muestra de energía y de serena altivez que indicaban, para el sosiego de la República, que aún vive la nacionalidad colombiana. Al terminar, las barras estallaron en un prolongado aplauso.
Ruego el favor de silencio, porque se trata, de obtener tiempo para decir las cosas que tengo que decir:
