Diferencia entre revisiones de «Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/116»
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rogaba que le perdonase por qué no salia su persona á me ver y recibir, que la causa era el estar mal dispuesto; pero que ya su ciudad estaba cerca, y que pues yo todavía determinaba ir á ella, que allá nos veriamos, y conoceria della voluntad que al servicio de vuestra alteza tenia; pero que todavía me rogaba que si fuese posible, no fuese allá, porque padeceria mucho trabajo y necesidad, y que él tenia mucha vergüenza de no me poder allá proveer como él deseaba, y en esto ahincaron y porfiaron mucho aquellos señores, y tanto, que no les quedaba sino decir que me defenderian el camino si todavía profiase ir. Yo les satisfice y aplaqué con las mejores palabras que pude, haciéndoles entender que de mi ida no les podia venir daño, sino mucho provecho. E así se despidieron, despues de les haber dado algunas cosas de las que yo traía. E yo me partíluego tras á ellos, muy acompañadp de muchas personas, que parecian de mucha cuenta, como despues pareció serlo. E todavía seguia el camino por la costa de aquella gran laguna, é á una legua del aposento donde partí, ví dentro en ella, casi dos tiros de ballesta, una ciudad peqeña que podria ser hasta de mil ó dos mil vecinos, toda armada sobre el agua, sin haber para ella ninguna entrada y muy torreada, segun lo que de fuera parecia (1). |
rogaba que le perdonase por qué no salia su persona á me ver y recibir, que la causa era el estar mal dispuesto; pero que ya su ciudad estaba cerca, y que pues yo todavía determinaba ir á ella, que allá nos veriamos, y conoceria della voluntad que al servicio de vuestra alteza tenia; pero que todavía me rogaba que si fuese posible, no fuese allá, porque padeceria mucho trabajo y necesidad, y que él tenia mucha vergüenza de no me poder allá proveer como él deseaba, y en esto ahincaron y porfiaron mucho aquellos señores, y tanto, que no les quedaba sino decir que me defenderian el camino si todavía profiase ir. Yo les satisfice y aplaqué con las mejores palabras que pude, haciéndoles entender que de mi ida no les podia venir daño, sino mucho provecho. E así se despidieron, despues de les haber dado algunas cosas de las que yo traía. E yo me partíluego tras á ellos, muy acompañadp de muchas personas, que parecian de mucha cuenta, como despues pareció serlo. E todavía seguia el camino por la costa de aquella gran laguna, é á una legua del aposento donde partí, ví dentro en ella, casi dos tiros de ballesta, una ciudad peqeña que podria ser hasta de mil ó dos mil vecinos, toda armada sobre el agua, sin haber para ella ninguna entrada y muy torreada, segun lo que de fuera parecia (1). |