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EL PREJUICIO SEXUAL Y EL PROFESORADO

secundaria: Aunque es un hecho que, física y moralmente, la edad más peligrosa oscila entre los 13 y 18 años, edad que corresponde, por atavismo, á la fase aun salvaje de nuestra especie, es probable que, preparado el ambiente, formados los maestros, ensayada la coeducación durante un decenio, por ejemplo, en la escuela primaria, fueran contrarrestados, en absoluto, los malos resultados que, hasta hoy, ha dado la coeducación en esa edad de la vida. Hacerles ver que, tratándose de algo tan complejo, tan profundo, tan vital como es lo que al sexo atañe, no pueden esperarse buenos resultados si la experiencia no se hace en inmejorables condiciones.

Suponiendo, en el peor de los casos, que la coeducación, durante varias generaciones, fuera un ideal en cuanto á la educación secundaria, eso no sería un obstáculo para el desarrollo de la educación é instrucción sexual. Precisamente, después que el niño ha sido habituado á estudiar la ley de la vida, de la fecundación, del desarrollo, del amor, en la reproducción de las plantas; en las clasificaciones científicas, que casi todas se basan en los órganos de reproducción; en la vida de los insectos, en la de los pájaros, en la de los animales domésticos; cuando ya ha sido abierto el camino en la escuela primaria para explicar la reproducción en el reino animal, insistiendo siempre en la ley de amor, de sacrificio, de belleza, de expansión que encierra en sí el procrear; cuando, por fin, al estudiar anatomía y fisiología humanas no asexuadas, se ha llegado á constatar que el hombre, animal vivíparo y mamífero, no escapa á la ley universal de la procreación; cuando, recurriendo á la historia, han pasado ante los ojos infantiles, tan fácilmente desbordantes de amor y de admiración, la historia de la familia á través de la humanidad, la lucha del padre por defenderla, la de la madre por afianzarla; cuando, de toda esta enseñanza primaria — verdadero curso de fisiología universal, de higiene humana y de moral práctica — haya surgido la ley de la vida en la naturaleza, rehaciéndose siempre, avanzando triunfante gracias al trabajo eterno de la ovulación — recién habrá llegado, lenta