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piezas. Así que ya, loado nuestro Señor, nos podemos defender; y para la municion no menos proveyó Dios, que hallamos tanto salitre y tan bueno, que podriamos proveer para otras necesidades, teniendo aparejo de calderas en que cocerlo, aunque se gasta acá harto en las muchas entradas que se hacen; y para el azufre, ya á vuestra majestad he
piezas. Así que ya, loado nuestro Señor, nos po-
hecho mencion de una sierra (1) que está en esta provincia, que sale mucho humo; y de allí, entrando un español (2) setenta ó ochenta brazas, atado, á la boca abajo se ha sacado, con que hasta ahora nos habemos sostenido; ya de aquí adelante no habrá necesidad de ponernos en este trabajo, porque es peligroso; y yo escribo siempre que nos provean de España, y vuestra majestad ha sido servido que no haya ya obispado que nos lo impida. Despues de haber dejado asentada la villa de Santistéban que en el rio de Pánuco se pobló, y haber dado fin en la conquista de la provincia de Tutapeque y de haber despachado al capitan que fue á los Impilcingos (3) y á Coliman, que de to-
demos defender; y para la municion no menos pro-
veyó Dios, que hallamos tanto salitre y tan bueno,
que podriamos proveer para otras necesidades, te-
niendo aparejo de calderas un que cocerlo, aunque
se gasta acá harto en las muchas entradas que se
hacer; y para el azufre, ya á vuestra majestad he
hecho mencion de una sierra (1) que está en esta
provincia, que sale mucho humo; y de allí, entran-
do un español (2) setenta ó ochenta brazas, atado,
á la boca abajo se ha sacado, con que hasta ahora
nos habemos sostenido; ya de aquí adelante no ha-
brá necesidad de ponernos en este trabajo, porque
es peligroso; y yo escribo siempre que nos provean
de España, y vuestra majestad ha sido servido que
no haya ya obispado que nos lo impida.
Despues de haber dejado asentada la villa de
Santistéban que en el rio de Pánuco se pobló, y
haber dado fin en la conquista de la provincia de
Tutapeque y de haber despachado al capitan que
fue á los Impilcingos (3) y á Coliman, que de to-


(1) EL volcán de Mexico.
(1) EL volcán de Mexico.
(2) Este español creo fué Francisco Monteño, por un pri-
(2) Este español creo fué Francisco Montaño, por un privilegio que he visto, del señor Cárlos I, que así lo expresa, y sin contradición se compone muy bien, que Diego Ordas
fué el primero que reconoció de cerca el volcan, y que despues Montaño con otros volvieron á ejecutarlo, y sacar dél azufre para la pólvora, lo que ninguno otro ha hecho despues destos sugetos.
vilegio que he visto, del señor Cárlos I, que así lo espresa, y
(3) Los de Impilcingos estaban en la provincia de Mechuacan, y aun son del obispado de Valladolid los pueblos de Colima y Zacatula.
aun contradición se compone muy bien, que Diego Ordas
fué el primero que reconoció de cerra el vólean, y que despues
Muntano con otros volvieron á ejecutarlo, y sacar dél azufre
para la pólvora, lo que ninguno otro ha hecho despues destos
sugetos.
(3) Los de Impilcingos estaban en la provincia de Nechua-
can, y aun soi del obispado de Valladolid los pueblos de Co-
lima y Zacatula.