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Revisión del 13:53 25 abr 2020

Exi;,i.ía la auestión de principios en los últimos reinados regalistas del siglo XVIII; estalló tumuituosamente en las discusiones de las Cortes de Cádiz; la aflrmaron trece pronunciamientos después de la restauración del 14; siguió en aumanto en el período del 20 al 28; la demostró en los campos de batalla la regencia de Urgel, y atravesó la última década del reinado de Fer- ^ nando VU, y sólo á la muerte de éste apareció ^ la cueslión dinástica.

 Esta es en las Monarquías un punto legal de i altÍKÍai a impoitanoia, pero sea por derecho con- ' sH^tudioariò é escrito, nunca se maniflesta una guen a àe sucesión que sea exclusivamente dináiit'.ca. Siempre, detrás del pleito legal hay oiestiones de mayor entidad á que las opuestas aoluciones sirven de fórmala.

 En la misma Edad Media, cuando no existía divergencia de principios en los Estados católicos, detrás ds la cuestión dir àstica se encontraban otras mayores; y asi entre D Pedro y don Enrique estaban una política feudal y popular y alianzas opuestas con Inglaterra y Francia.

 Entre el Conde de Urgei y D. Fernando de Antequera no se debatía sólo el parentesco por la líve s messalina y femenina de los contendientes con D. Martin, sino la independencia de is Moüarquía catalana-aragonesa y la iafluencla de Castilla.

 En la guerra llamada por antonomasia de suechion, el pieito dinástico entre el Archiduque Garlos y Felipe V estaba subordinado á la contienda internacional tie una guerra europea en que se litigaba el equilibrio del mundo que aun no se h^bía defiaitivamente en la guerra de les treifi't!» añoa.

 Al morir Fernando VII se cumplió esta ley bistórica, y Balmes pado decir eon razón poco despué- de terminada la priijiera guerra civil, que si Don Carlos Maria Isidro se hubiera deelarsio liberal j poco afecto ála s cosas religiosas, y ia veg-enoia isdbeiína, lo contrario, los liberai':; v^e habrían «grupado alrededor de Carlos V sin poner en duda sus derechos. La fuerza de los acontecimientos convirtió á las dos ramas de la Gasa (lt) Borbón en dos símbolos opuestos: la de doña Isabel sigaiflco la política secularizadora y centralizadora; la de Don Carlos católica y fuerista. La supresión de las Ordenes religiosRs, la desamortización eclesiástica, la secularización de la enseñanza y la desamortización civil quo quitó vida económica á Municipios y Universidades, ei monopolio docente, la sapresión de los restos ferales y la uniformidad administrativa y económica, caracterizan la obra política de la rama liberal.

 El sistema contrario, con la unidad religiosa y monárquica y el espiritu deseentralizador, caracterizan á la rama carlista. Hay que hacer el honcr á los que derramaron su sangre por мпп 6 por otra causa, queno peleaban simpleШ'Г'.-) рот una subtitación de personas, sino pc^ a» Г:ае tioues más hondas у más altas que pudd»:n divi-ür á los hombres De es»s luchas saigrientss han brotado dos heehos históricos que han unido indisolublemente dos eausas opuesstas á los represoíitantei de las dos ramas (2).