Diferencia entre revisiones de «El camino hacia el sol»

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Entonces sacó de la chuspa de su cintura un cantarillo de tierra cocida con dibujos de dioses lares, y dio a beber a Inquill el licor de la paz, aquel licor que insensibilizaba y hacía dulce la muerte, que había conservado como la más preciada joya. La amada tomó la amarga bebida y descendió a la escalonada fosa, con solemnidad. Sumaj puso a su lado todos los menesteres para el viaje. Ojotas finísimas, los tachos de chicha guardados especialmente por él, las telas para abrigar su cuerpo, y en la mano el tributo para el Sol.
 
–Ya me voy... Sumaj, ya me voy... –dijo débilmente–, ¡bésameBésame! ...
 
De pie, los dos, sus labios se unieron en un beso largo, lento, mudo, solemne, hasta que la cabeza de Chalca se desprendió de sus labios como una fruta madura, y su cuerpo perdió la fuerza.