Diferencia entre revisiones de «El camino hacia el sol»
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición |
Sin resumen de edición |
||
Línea 110:
Al caer la noche se reunieron el Curaca y los cuatro amautas, los camayocs, los sacerdotes y los ancianos. La luna era espléndida y tenía una azul tonalidad transparente. Subieron todos al montículo que dominaba el valle y allí discurrieron largo rato. Unos opinaban porque se debería esperar a la orilla y tener fe en el Sol. Los alimentos podían procurárselos del propio valle, cazando los primeros días, sembrando y alimentándose con esos peces que entre las olas saltaban, plateados. Otros pensaban que era mejor internarse en el mar, y que cuando el Sol los viera en peligro los salvaría. Recordaron entonces sus lejanos hogares, sus sembríos fecundos y florecidos, la paz de su pueblo lejano. ¡Cuánto mejor habría sido quedarse y recibir allí la muerte de manos de los extranjeros de las barbas de nieve! Después de un momento de silencio, surgió una voz bajo la paz de la luna. Era un anciano de encapotados ojos, amauta famoso, que determinaba la hora y el lugar de las fiestas del Cápac Raymy cuando se aprisionaba al Sol para recibir el homenaje del pueblo. Y dijo:
–El Sol nos ha abandonado. El es todopoderoso y podría
Sabias encontraron todos las palabras del amauta y contestaron:
|