Diferencia entre revisiones de «El camino hacia el sol»

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Línea 110:
Al caer la noche se reunieron el Curaca y los cuatro amautas, los camayocs, los sacerdotes y los ancianos. La luna era espléndida y tenía una azul tonalidad transparente. Subieron todos al montículo que dominaba el valle y allí discurrieron largo rato. Unos opinaban porque se debería esperar a la orilla y tener fe en el Sol. Los alimentos podían procurárselos del propio valle, cazando los primeros días, sembrando y alimentándose con esos peces que entre las olas saltaban, plateados. Otros pensaban que era mejor internarse en el mar, y que cuando el Sol los viera en peligro los salvaría. Recordaron entonces sus lejanos hogares, sus sembríos fecundos y florecidos, la paz de su pueblo lejano. ¡Cuánto mejor habría sido quedarse y recibir allí la muerte de manos de los extranjeros de las barbas de nieve! Después de un momento de silencio, surgió una voz bajo la paz de la luna. Era un anciano de encapotados ojos, amauta famoso, que determinaba la hora y el lugar de las fiestas del Cápac Raymy cuando se aprisionaba al Sol para recibir el homenaje del pueblo. Y dijo:
 
–El Sol nos ha abandonado. El es todopoderoso y podría salvamossalvarnos. ¿Quién sabe si al Sol lo ha vencido en algún combate ese otro dios que dicen que puede más que él?... De este Sol no debemos esperar nada. El ha permitido que los extranjeros entren al Cuzco y destrocen su imagen y la de los Emperadores, y se lleven las puertas y los vasos de oro y las mascaipachas y las plumas sagradas del Coraquenque. El ha permitido que el bastardo haya asesinado al hijo de Huayna Cápac y ha permitido a su vez que el Demonio extranjero matase a Atahualpa. El no se ocupa de nosotros, y mejor es morir para ir a buscar a los Emperadores. Ellos nos escucharán y no nos abandonarán nunca. Allí encontraremos a los cuatro hermanos Ayar, los fundadores del Imperio, y a los Emperadores, sus hijos.
 
Sabias encontraron todos las palabras del amauta y contestaron: