Diferencia entre revisiones de «Chiapas»

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Línea 44:
 
Cuando el General Pimentel visitó el hospital de Comitán, el inteligente y filántropo Dr. Dn. Antonio Alfaro, encargado de dicho establecimiento, le hizo notar las muchas deficiencias del edificio y lo urgente que era para la población construir otro en mejores condiciones y en mejor lugar. Encontró todas las razones muy justas el Sr. Pimentel; dijo que se eligiera el terreno para el nuevo hospital, que él lo compraría por cuenta del Gobierno y además, que ayudaría en todo lo posible para la construcción de la obra. Nada cumplió. No por eso desmayó en su empresa humanitaria el Doctor Alfaro; se formó una junta de la cual él fué electo Presidente; se invitó al pueblo para que cooperara en la obra y, salvo muy pocas excepciones, todos los comitecos contribuyeron con el mayor entusiasmo, siendo digno de mencionarse ante todos el distinguido filántropo D. Crisóforo Albores, que había sido el primero en emitir la idea del nuevo hospital y se suscribió con quinientos pesos.
 
Constante en su propósito siguió el Doctor Alfaro dirigiendo con muy buen éxito los trabajos de la Junta y, entre otros medios para arbitrarse fondos se pensó que ya que el Gobernador no había querido contribuir directamente, podía hacerlo de un momento indirecto concendiendo permiso para que se dieran unas corridas de toros a beneficio del hospital. Se pidió el permiso y el Gobernador se negó, diciendo que no debían darse esa clase de espectáculos en una ciudad culta como Comitán. Pocos días después un amigo del Gobernador le pidió permiso para explotar por su cuenta unas corridas de igual clase y el permiso le fué concedido. Puede considerarse eso como una chicana de muy mal género; pero lo que sí es muy grave es lo siguiente:
 
Fuente: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2714/4.pdf