Diferencia entre revisiones de «Descripción de la Ciudad de Portoviejo y su Partido en 1774»

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Línea 9:
126.- El pueblo de Pichota es anexo de este curato; tiene por patrona a Nuestra Señora del Carmen: está 3 leguas al norte de Portoviejo, a la orilla del río del mismo nombre de Pichota. Su iglesia es de paja y muy pobre, las casas del mismo material, no pasan de 52, habitadas por blancos y mestizos, de los cuales numeran 160 almas de ambos sexos y de los dos colores. El cura mantiene en este pueblo un coadjutor, a quien da 300 pesos para su manutención, cuya cantidad es menor de la que produce y fructifica las primicias, entierros, cofradías y demás emolumentos de este distrito.
 
127.- A la orilla del río de Portoviejo y a una legua al oeste de la misma ciudad, se halla el pueblo de SabSan Jerónimo de Picoasá, doctrina de la religión mercedaria, la que provee este curato; ordinariamente lo es el Comendador de Portoviejo: tiene de estipendio 128 pesos producto de los tributos de su feligresía, a razón de 4 pesos por cada uno de los 32 indios tributarios que están a su cargo, con esto y las sobvenciones logra anualmente 307 pesos. La iglesia está muy maltratada y es de paja, como también las 22 casas que forman la población, con 170 almas de ambos sexos en ellas.
 
128.- Seis leguas al oeste de Portoviejo se encuentra el pueblo de San Pablo de Montecristi, situado a la falda de un cerro del mismo nombre que se señorea de todos los territorios inmediatos por su elevación y figura piramidal. Sirve este cerro de señal para distinguir la costa al reconocimiento que hacen de ella los navegantes, los que procuran, aunque no tengan necesidad de aterrarse, rendir el bordo al monte para ofrecer devotas salvas, promesas y oraciones de la milagrosísima imagen de María Santísima de Monserrate que en él se venera. Todos los que navegan de Nueva España y Panamá para el Perú tributan a esta Divina Señora rendidas acciones de gracias por haberles asegurado el viaje hasta adorarla en este paraje. Por su soberana protección logran infinitos beneficios los marineros, como se han experimentado en los milagros con que ha ostentado su patrocinio, y están acreditados con las alhajas ofrecidas en su templo en reverente agradecimiento de los favores que han conseguido muchos de su poderosa intercesión. La efigie de esta imagen prodigiosa, traída de España desde el tiempo de la conquista, está colocada en una iglesia nueva de teja y quincha, con su torre y media naranja que la hace lucida respecto a la miseria a que están reducidas las de otras poblaciones de estos contornos. El pueblo tiene 83 casas de paja, habitadas por 800 almas entre indios y mestizos. Su cura es clérigo, con 700 pesos de estipendio por la asignación de los tributos de todos los indios de su parroquia: con ellos y las demás sobvenciones goza más de 1000 pesos al año.