Epítome de las Historias filípicas de Pompeyo Trogo: Libro séptimo

☙ LIBRO SÉPTIMO ❧

Macedonia primero fue llamada Ematia del nombre del rey Ematión, de quien aparecen los primeros experimentos de virtud en aquella tierra. Esta Macedonia, así como en sus principios tuvo pequeños aumentos, así también tuvo los límites y términos muy angostos. Los pueblos se llamaban pelasgos, la región Boecia. Mas después por la virtud de los reyes e industria de las gentes tomada primero la señoría de los vecinos, y después de los otros pueblos y naciones comarcanas fue extendido su imperio, hasta los fines postreros de oriente. En la región de Peonia que ahora es parte de la Macedonia, se dice haber reinado Telégono padre de Asteropeo del nombre y fama del cual se hace mención entre los más señalados y esclarecidos caballeros que en las conquistas y combates de Troya se hallaron. De la otra parte en Europa fue rey uno cuyo nombre se decía Europo. Carano también vino a buscar asiento en Macedonia: por mandado del oráculo con gran multitud de Griegos consigo, y habiendo llegado a Ematia tomó la ciudad llamada Edesa viniendo a ella sin


sentido de los de la ciudad, porque vinieron a ella en rastro y seguimiento de unas cabras que se fueron huyendo de la lluvia: por manera que primero entraron y comenzaron a ganar y señorear el pueblo que de nadie fuesen vistos, por causa de las grandes aguas nieblas y oscuridad que hacía, y viniéndole a la memoria el mandamiento del oráculo el cual había sido que aquella parte a la cual unas cabras le guiasen eligiese para su imperio y señorío, acordó poner allí la silla de su reino y de allí adelante a todas las partes donde iba con ejército acostumbro siempre de llevar delante de sus insignias y banderas las mismas cabras con mucha reverencia y acatamiento como cosa sagrada: diciendo que quería tener por guiadores de todo lo que emprendiese a aquellas que había tenido por autoras y principiadoras del reino: y a esta ciudad Edisa por memoria del augurio y beneficio recibido en ella llamó la Egea y a los pueblos de ella Egeades: porque Eger en la lengua griega quiere decir cabra. Después echado de allí a Midas que poseía la quinta parte de aquel reino de Macedonia de a donde también luego alcanzo otros algunos reyes que quedaban por manera que el solo sucedió en lugar de todos, y fue el primero que hizo un cuerpo de toda la diversidad de los pueblos de la Macedonia haciendo para esto juntar un crecido número de gentes diversas de todas aquellas provincias: y para que se fuese aumentando y creciendo este reino dejo muy grandes principios y fundamentos. Tras este reinó Pérdicas el cual


en la vida y muerte fue muy ilustre porque este al tiempo que quiso morir dejo dadas unas leyes y preceptos tan maravillosos y dignos de memoria que fueron recibidos, y después guardados como si fueran de oráculo. Y fue por esta manera que estando ya muy viejo y en lo extremo de su vida llamo a su hijo Argeo, y le mostro el lugar donde quería ser enterrado, y mando que no solo su cuerpo fuese allí sino también los de todos los otros reyes sus sucesores. Diciendo como por manera de adivinación que entre tanto que en aquel sepulcro estuviesen los huesos y reliquias suyas, y de sus descendientes siempre duraría y seria conservado el reino en los de su linaje y casa: y se cree que aquella superstición fue acabada en Alejandro: porque él fue el que después mudo el lugar de la sepultura. Argeo su hijo gobernó el reino templadamente y en grande concordia y amor de su pueblo todo el tiempo que reino: y después de sus días dejo por heredero y sucesor de su reino a Filipo su hijo: el cual muriendo muy mancebo dejo instituido por heredero a Aéropo su hijo que a la sazón era niño muy pequeño. Y como los macedones tuviesen continua guerra con los de Tracia e Ilirio que ahora se llaman Esclavones o de Esclavonia con la cual como continuo ejercicio endurecidos y hechos recios espantaban sus vecinos con gloria de alabanza militar de forma que los Esclavones menospreciando y teniendo en muy poco al rey por ser tan niño y huérfano, determinaron acometer con guerra a los Macedones,


los cuales siendo vencidos una vez a la otra seguida que tornaron a pelear sacaron su rey niño alto en una cuna a la batalla, y puesto de esta manera delante del ejercito con osado animo tornado a la batalla combatieron muy reciamente por dar a entender que la primera vez habían sido vencidos porque a los que peleaban les había faltado el favor de su rey y a la verdad mucho hizo al caso para vencer ellos esta superstición y pensamiento que tuvieron, porque de allí cobraron ánimo para alcanzar la victoria viendo que les convenia vencer o esperar a ver ir su señor en poder de sus enemigos, y tornado de rey ciervo y cautivo. Así que trabada la batalla pelearon tan reciamente que vencieron y desbarataron a sus enemigos haciendo gran destrucción y estrago en ellos; tanto que mostraron bien que en la otra vez pasada había faltado rey y no virtud. Después de este Aéropo sucedió en el reino Amintas hombre muy esclarecido y señalado así por su propia virtud, como por los buenos respectos de su hijo Alejandro el cual tuvo grandes gracias y dotes de naturaleza, lo cual mostro claro en la batalla Olímpica en donde combatió en diversos géneros de juegos. En este medio tiempo, vino Darío rey de Persia a hacer guerra contra los Escitas, de a donde siendo vencido, fue alcanzado con fea huida. Y por disimular esta afrenta y daño de sus gentes recibido y para hacer de manera que no fuese en todas partes vituperado diciendo que no sabía hacer guerra según el daño recibía, acordó enviar a Megabizo su capitán con parte del ejército


para que sujetase la Tracia con todos los otros reinos a aquella parte comarcanos entre los cuales había de ser también la Macedonia; aunque de ella por ser como lo era en aquella sazón, provincia pequeña y de poca estima no se hacía mención. Este Megabizo siendo obediente al mandamiento de su señor luego se puso manos a la obra enviando sus embajadores a Amintas, rey de Macedonia, con los cuales le envió a pedir rehenes en señal y prenda de que entre ellos habría paz y concordia. Sus embajadores al principio fueron muy bien recibidos, hasta que después, habiendo bebido demasiado en un combite rogaron al rey Amintas que sobre aquel tan grande aparato de manjares aumentase otra cosa también, que por señalada fiesta se acostumbraba a hacer con sus amigos. Y era que mandase venir allí a sus hijos e hijas y nueras, porque esto era entre los Persas muy grande prenda, confirmación y alianza del hospedamiento. El rey Amintas mando luego se hiciese así, y siendo venidas sus hijas y nueras, los embajadores las comenzaron a tocar y tratar desvergonzada y lascivamente. Visto esto por Alejandro, que era uno de los hijos del rey, teniendo respeto a la edad y autorizada gravedad del padre le suplico se saliese del combite diciendo que él le prometía y juraba de templar las burlas de los huéspedes. El cual después que con estas palabras hizo que saliese el padre llamo también las mujeres afuera, diciendo que luego volverían, porque no salían sino para acicalarse y tornar después más ataviadas y


apacibles. Y hecho esto con los atavíos de estas señoras hizo que se aderezasen unos mancebos, a los cuales mando que en aquel habito de mujeres tornasen a la fiesta, y que con unos puñales que para ello encubiertos llevaban, refrenasen el demasiado descomedimiento de los embajadores, y de esta manera entre sus deshonestas burlas fueron muertos. Megabizo no sabiendo nada de este hecho, visto que los embajadores no volvían, envió allá a Búbares, su capitán, con una parte del ejército desdeñándose de ir él en persona a guerra tan ligera y fácil, diciendo que era deshonra suya el ir a pelear con tan vil gente. Búbares antes de comenzar a hacer la guerra, viendo una hija de Amintas, se enamoró de ella, y dejando la batalla tomándola por mujer, de enemigo pasó a ser pariente. Después de partido Búbares de Macedonia, luego murió el rey Amintas, en cuyo lugar le sucedió Alejandro su hijo; el cual aprovechó tanto la amistad y parentesco de Búbares, que por su intersección y causa, él tuvo paz con los Persas, no solamente en los tiempos de Darío, más aún también le concilió con Jerjes, en tanto grado que ardiendo en guerras toda Grecia, a él solo dejaron quieto y le dieron el señorío de toda la región que está dentro de los montes Hemo y Olimpo, caso que también para alcanzar esto él se ayudó con su gran virtud, no menos que de la liberalidad de los Persas. Después por orden de sucesión, vino el reino a otro Amintas, hijo de Menelao, hermano de este Alejandro, y así mismo este también fue insigne, así en virtudes como


en animosidad e industria de buen capitán, el cual tuvo de Eurídice, su mujer, tres hijos que fueron Alejandro, Pérdicas y Filipo (el cual fue padre de Alejandro el Magno de Macedonia) y con ellos una hija llamada Eurínoe. Y de Gigea, su otra mujer, tuvo a Arquelao, Arquideo y Menelao. Este así mismo hizo después grandes guerras contra los Ilirios y contra los Olitios, y estuvo en peligro de ser muerto por Eurídice su mujer, traidora y engañosamente porque habiendo concertado casarse con un yerno suyo, acordó matar a su marido por hacer señor del reino a él adultero, lo cual hubiera efecto, si la hija sintiendo el adulterio, no le descubriera junto con la traición que estaba acordada; y de esta manera después de haber pasado por tantos peligros, murió ya muy viejo dejando el reino a Alejandro; el mayor de sus hijos. Este Alejandro a los principios fue molestado por los Ilirios con guerras, pero procuro tener paz con ellos, y la alcanzó con darles cada año parias y dando en calidad de rehén a su hermano Filipo. Después andando el tiempo moviéndole guerra también los Tebanos, hizo otro tanto tornando a dar el mismo hermano. De la cual cosa a Filipo le siguieron grandes frutos y aumentos de virtud porque estando tres años por rehén en Tebas, allí tomó los fundamentos y primeros principios de su niñez, instruido en aquella tan grande severidad y gravedad antigua en casa del sumo capitán y filósofo Epaminondas.


De ahí ha poco tiempo Alejandro murió por engaño y traición de su madre Eurídice; a la cual Amintas tomando en la traición, había perdonado y dejado sin castigo de su maldad a causa de los hijos comunes que de ella tenía, no creyendo que fuera después tan cruda y despiadada pestilencia contra aquellos que en sus entrañas había traído. Y así mismo después mato con el mismo engaño al otro hermano llamado Pérdicas. Cosa por cierto vergonzosa de oír e indigna de contar, que una madre por estimulo de lujuria, tan cruelmente matase a sus hijos, y principalmente a aquellos por cuya causa ella poco antes había escapado de la muerte de mano de Amintas su marido. Y sobre todas fue más dolorosa e indigna la muerte de Pérdicas por causa del hijo muy pequeñito que dejaba huérfano; cuya inocencia no basto para alcanzar para su padre misericordia de la abuela. Las cosas sucedidas por esta manera Filipo que había ya quedado solo fue mucho tiempo tutor del niño y gobernador del reino sin querer tomar para si la dignidad ni título de rey. Hasta que, después sobreviniendo graves y muy peligrosas guerras, viendo los Macedonios que el niño era de tan poca edad, y que les seguiría mucho perjuicio de esperar la defensa suya por su mano, forzaron a Filipo a que se encargase del reino. El cual, comenzando a usar su poder y señorío, dio a todos grandes esperanzas de sus buenos sucesos. Y esto por la confianza y experiencia que tenían de su ingenio y saber. Las cuales dos cosas mostraban que había de ser señalado y esclarecido varón.


También por los pronósticos de unos antiguos oráculos que ellos tenían en la Macedonia. Los cuales decían que, reinando un hijo de Amintas, aquel reino había de ser aumentado y ennoblecido, con muy grandes prosperidades; y veían que esto se había de efectuar en el tiempo de este, pues sabían que no había quedado ya otro en quien se pudiese cumplir porque la malvada madre había muerto a los demás. A los principios de su reinado él se vio cercado de muchos trabajos y males. Porque por una parte veía la indigna muerte de sus hermanos y la multitud de enemigos y el estar con sobresalto y temor continuo de que no le sobreviniese a el otro tanto como a ellos. Por otra parte, la pobreza del reino a causa de haberle dejado muy gastado las continuas guerras pasadas y la no madura ni perfecta edad de sus caballeros y gentes de guerra. Y sobre todo esto las muchas guerras que se le aparejaban que no parecía, sino que hecha una liga y una unánime conjuración de todos los príncipes y señores comarcanos que al mismo tiempo venían a conquistar y destruir aquel reino de Macedonia. Por manera que conociéndose no ser poderoso para contra todos, acordó que sería bien dividir o disminuir tanta multitud de enemigos. Y así luego concertando con unos, asentó sus pactos con ellos. Y rescatándose de los otros así mismo, confirmo las paces. Y hecho esto, acometió a los más flacos y que con más facilidad se podían vencer, porque con la victoria de aquellos, los ánimos de sus gentes se esforzasen.


Y así fue después que, con esta victoria, fortifico el temor de los pusilánimes y confirmo el esfuerzo de los otros y desecho la poca estima y menosprecio con que sus enemigos le acometían y osaban hacer guerra. La primera gente que acometió fueron los atenienses. A los cuales, él venció con grande astucia y engaño. Y pudiéndolos matar a todos recelándose de que después le harían mayor guerra, lo dejo de hacer y sin hacerles daño ni querer de ellos rescate alguno, los dejo ir libres. Después de esto volvió la guerra contra los Ilirios; a donde desbaratados sus enemigos y hecha muy grande matanza en ellos, les tomo una muy noble ciudad llamada Larisa y de allí entró de súbito por la Tesalia, que estaba muy descuidada y sin temor de guerra ninguna. Lo cual el hizo no tanto por el deseo del despojo que cuando la tomo pudiera haber, como por que la gente de ella era muy diestra y usada en la guerra. Por cuya causa, los deseaba juntar con los suyos. Y así fue después que de ellos y de los suyos, de escogida gente, así de a pie como de a caballo, hizo un invencible ejército. Las cuales cosas sucediéndole todas tan bien, se casó con Olimpia; hija de Neoptólemo, rey de los Molosos. Trato este casamiento Arribas; hermano de Neoptólemo, rey así mismo de los Molosos, que era casado con otra hermana de Olimpia llamada Troa. Y esta casamiento le fue a Arribas causa de toda su perdición; porque pensando que, con el parentesco y amistad de Filipo, extender y ampliar su reino, no solo no lo hizo, sino que lo perdió a manos de Filipo. Y no bastándole esta desventura fue constreñido a morir en destierro. Estas cosas así hechas, no contento el rey ya con defenderse de los otros, el mismo les movía guerra, y los iba a buscar a sus tierras. Y le aconteció en el combate en una ciudad llamada Metone; que ahora es Modon, tirando uno desde los muros una flecha dándole en el ojo derecho, se lo quebró, aunque no por eso se hizo más perezoso en el combate, ni tampoco más airado contra los enemigos. Y en tanto grado mostro esto, que de ahí a pocos días demandándole los enemigos la paz, se la concedió.