Entrevista a Ernesto Zedillo Ponce de León por Guillermo Ortega, conductor del Programa "Al Despertar" de Televisa

Los Pinos, 29 de junio de 1997.

Versión estenográfica de la entrevista que concedió hoy el presidente Ernesto Zedillo a Guillermo Ortega, para el programa Al Despertar, de Televisa, en la residencia oficial de Los Pinos.

- Guillermo Ortega, Conductor: Señor Presidente, ¿cómo está?

- Presidente Ernesto Zedillo: Muy bien, Guillermo, gusto en saludarlo.

- Conductor: Igualmente, señor Presidente.

- Presidente Ernesto Zedillo: Buenos días.

- Conductor: Y desde luego muchas gracias por recibirnos en fin de semana. Sabemos que tuvo una semana…

- Presidente Ernesto Zedillo: ¿Una o varias?

- Conductor: Una semana fuera de casa en la que ha estado de gira.

- Presidente Ernesto Zedillo: Sí, pero con gran gusto.

- Conductor: Le agradecemos mucho, porque es importante hablar de los temas que todos los mexicanos traen en mente en este momento. Le quería comentar que nos emocionó mucho la ceremonia de Ciudad Juárez, me imagino que a usted le habrá emocionado también mucho…

- Presidente Ernesto Zedillo: Muchísimo, muchísimo. Realmente estoy muy satisfecho de haber tomado la decisión acerca de estas astas monumentales en varios puntos de la República. Aquí en la ciudad de México ya tenemos varias. Inauguré una en Tijuana; ahora en Juárez. Estamos programando una en Ensenada, en una plaza recién hecha; en Nuevo Laredo también y en algunos otros puntos, creo que en Cancún también vamos a construir una. La verdad es que la reacción de la gente ha sido extraordinaria, de un gran orgullo, de un gran disfrute por ver nuestra Bandera Nacional ahí y, ¡claro!, haber puesto una allí en Juárez, precisamente en El Chamizal…

- Conductor: Fue justamente ese día, ¿verdad?

- Presidente Ernesto Zedillo: Pues, ese día, cualquier día, pero hermosa nuestra Bandera.

- Conductor: Así es, nos emociona mucho a los mexicanos. Y ahora que hablamos de esto que le ha sucedido en las giras, nos llamó mucho la atención, y nos lo ha comentado la gente, lo que pasó en Oaxaca.

- Presidente Ernesto Zedillo: ¡Ah, el aguacero!

- Conductor: ¡El aguacero!

- Presidente Ernesto Zedillo: ¡El remojón!

- Conductor: ¡El remojón, que le llamó usted!

- Presidente Ernesto Zedillo: Fue muy simpático. La gente estaba muy contenta porque fuimos a entregar una carretera que hacía 30 años se había prometido, que es de una enorme utilidad para la región, y justo cuando íbamos a empezar la reunión empezó a llover, la gente no se movió, se quedó ahí, y yo con gran gusto me quedé ahí y me mojé junto con la gente y, la verdad, lo disfruté mucho porque, además, no hacía frío, más bien hacía calor y el agua nos refrescó.

- Conductor: Muy refrescante. ¿Hacía cuánto que no se daba una empapada de ésas?

- Presidente Ernesto Zedillo: Pues, la verdad es que en varias ocasiones viajando como Presidente nos ha tocado la lluvia, y en esos días resultó especialmente grato. Recuerdo que la noche anterior al viaje a Oaxaca hacía un calorón aquí en la ciudad de México, y precisamente en lo que estaba yo pensando la noche anterior: "si empieza a llover me voy a salir con mis hijos a darme un chapuzón".

- Conductor: ¿De niño le gustaba hacer eso?

- Presidente Ernesto Zedillo: ¡Sí, claro! En Mexicali nunca llovía, a veces tardábamos años en ver la lluvia, y entonces el día que llovía nos empapábamos. ¡Claro!, después venía el lodazal que duraba días y a veces semanas.

- Conductor: Déjeme explicarle a nuestro público que vamos a ingresar a esta parte, es la parte de oficinas de la residencia, ¿verdad?

- Presidente Ernesto Zedillo: Esta es la residencia Lázaro Cárdenas donde está ubicada la oficina presidencial.

- Conductor: Vamos a hacer una muy breve pausa y de regreso ya estaremos aquí en uno de los salones en donde tendremos una conversación con el Presidente, no se vayan.

Bueno, aquí estamos ya de regreso en esta transmisión especial de Al Despertar, desde la residencia oficial de Los Pinos. Decíamos al principio, señor Presidente, la casa donde vive y donde trabaja el Presidente, porque la mayor parte de sus actividades de trabajo se realizan en esta casa.

- Presidente Ernesto Zedillo: En cierto sentido. Aquí están las oficinas, aquí tenemos algunos actos públicos, aquí tengo los acuerdos con los funcionarios de primer nivel del Gobierno pero, como usted sabe, dos o tres días a la semana, desde que inicié mi gestión, procuro estar en estados de la República.

- Conductor: Es importante mantener este contacto con la gente de otros estados, porque en México vivimos distintas realidades y no es lo mismo, desde luego, la capital, que el norte o el sur; es decir, vivimos realidades distintas.

- Presidente Ernesto Zedillo: Es claro que hay que estar atento a los problemas de todo el país. Los problemas de la capital son muy importantes, los problemas que aquí se concentran hay que atenderlos, pero también hay que estar siempre atento y, sobre todo, escuchando a la gente en los estados de la República, porque los problemas son muy distintos y necesitan otro tipo de soluciones.

- Conductor: En ese tipo de giras es interesante ver cómo la gente tiene ganas de decir cosas, ¿verdad?, nada más es cuestión de permitirle la palabra para escuchar y, además, la gente de nuestro pueblo habla con una gran claridad, con una gran verdad y con una gran sapiencia, si cabe esa palabra.

- Presidente Ernesto Zedillo: Es uno de los aspectos más importantes de estas giras de trabajo, poder escuchar a la gente no solamente a los oradores en los actos públicos, que no deja de ser interesante; pero, para mí, lo más valioso curiosamente es lo que voy escuchando en estos lapsos, en los cuales entro o salgo de los actos y tengo la oportunidad de saludar personalmente, literalmente a cientos, a veces a miles de personas. He pedido que las giras se programen de tal manera que podamos tener tiempo para, con toda calma, llegar a los sitios donde son las reuniones públicas y allí voy escuchando muchas cosas, planteamientos de todo tipo, incluso propuestas, ideas: "oiga, ¿por qué no le hace así? Oiga, ¿por qué no ve este asunto?", ¿verdad?, y me entregan documentos y me dicen muchas cosas que a mí me sirven extraordinariamente bien, es como un termómetro de cómo están las cosas en el país, pero también surgen ideas.

- Conductor: Y luego una cuestión que hemos comentado con usted, que hemos tenido la oportunidad de charlar lo maravillosa que es nuestra geografía, los atardeceres que nos han tocado alguna vez o los verdaderos paraísos naturales que tiene nuestro país.

- Presidente Ernesto Zedillo: La verdad que una de las cosas muy especiales de ser Presidente de México es la oportunidad de viajar por todo nuestro territorio. Es algo extraordinario hacerlo con los medios con los que tiene que hacerlos un Presidente para poderse desplazar a cualquier sitio de la República, y eso me ha dado la oportunidad de conocer aún mejor México. Ya lo conocía, pero como Presidente lo conoce uno mucho mejor en el territorio. En un día en un estado puede uno estar en lugares muy distintos con enormes contrastes y todos ellos de enorme belleza.

- Conductor: Me imagino que entre más lo recorre, entre más escucha a la gente, entre más recibe ideas y entre más la gente se acerca con confianza hacia usted, pues el compromiso de servir a este pueblo y a este país formidable que tenemos crece también.

- Presidente Ernesto Zedillo: El compromiso siempre ha sido enorme, pero además con ese contacto lo que recibe uno es un estímulo para seguir con más fuerza adelante, cumpliendo la responsabilidad que sé que desde el primer día debe de cumplirse; pero conocer los problemas de cerca, ver a la gente, saber que está luchando la gente, que se está esforzando, que ven de manera positiva y constructiva hacia el futuro, que tienen esperanza, es el mayor estímulo que puede recibir un Presidente de la República y yo lo recibo, y esto estoy profundamente agradecido.

- Conductor: Señor Presidente, si sale uno hoy a tomarse un café o va uno a un restaurante o va uno a visitar a la tía, en todos lados ya todo mundo habla de las elecciones y es un tema importante de esta charla. Estamos justamente a una semana de que se dé esta jornada electoral que ya desde ahora se define histórica, y yo creo que hay muchas razones para que así se haga. Nunca antes habíamos visto tanta competencia, nunca antes habíamos visto tanta presencia de candidatos de todos los partidos en todos los medios en igualdad de condiciones diciendo su propuesta, y las calles de nuestra ciudad dan muestra de este calor de la contienda política, igual los medios de comunicación. Y a mí me resultaba interesante, ya oí lo que me dicen mis cuates, ya oí lo que piensan mis hermanos, pero conocer la opinión del Presidente de México frente a este proceso electoral, frente a estas elecciones.

- Presidente Ernesto Zedillo: Desde principios de año, desde enero, creo que en una gira en el Distrito Federal dije que en 1997 los mexicanos íbamos a vivir el año de la democracia, que íbamos a vivir una verdadera fiesta democrática y casi seis meses después de aquella afirmación puedo reiterarlo.

Estoy convencido que este proceso electoral que se está viviendo y que habrá de culminar en esta fase el próximo 6 de julio, ha constituido una verdadera fiesta democrática para el pueblo de México. ¿Por qué lo digo? Porque hemos visto una gran intensidad en la participación de los partidos políticos. Una competencia política que yo me atrevo a decir no tiene realmente precedente en nuestra historia contemporánea y quizá no tenga precedente en nuestra historia política desde que somos nación independiente. Es algo verdaderamente extraordinario y me confirma mi muy profunda convicción, invariable convicción que el país de tiempo atrás estaba listo no solamente para avanzar en lo económico y en lo social, sino que el país estaba listo para avanzar significativamente en lo político para reafirmar y consolidar una vida democrática plena. Y yo estoy muy satisfecho porque esa casi obstinación que tuve desde el primer día de mi Gobierno por promover una Reforma Política; haber convocado a todos los partidos políticos aquí, en Los Pinos el 8 de enero de 1995, precisamente cuando se estaba desatando una de las circunstancias económicas más adversas que ha vivido México, tener a los representantes de los partidos políticos entonces aquí, en Los Pinos, y decirles: "Señores tenemos que hacer la gran Reforma Política de México para llegar a la normalidad democrática".

Fueron muchos meses de negociaciones, de problemas e incluso de rupturas; pero gracias, al final, a la voluntad de todas las partes, quiero pensar que también un poco gracias a mi obstinación con lograr, no yo, sino que el país lograse esa Reforma Política, se logró el consenso para la Reforma Constitucional y a partir de ese consenso de la Reforma Constitucional, se ha desatado este espectáculo democrático que hemos vivido durante los últimos meses los mexicanos y que yo creo que es algo extraordinario, es el gran salto que estamos dando los mexicanos, como hemos dado muchos otros saltos en otros aspectos de nuestra vida, pero ahora estamos dando ese gran salto político para reafirmar y consolidar nuestra vida democrática.

Habrá algunos que se espanten por la retórica de las campañas políticas, por incidentes que pueden surgir en torno a ellos. Les diría no se preocupen, esto es normal en cualquier democracia madura.

El debate, la crítica, a veces el encono que se da en la retórica de los candidatos, todo es normal en una democracia, es parte de lo que hemos llamado la normalidad democrática.

Pero lo fundamental es que estamos hoy viendo un proceso electoral donde ya no existe en lo fundamental una duda o un cuestionamiento acerca de su legalidad. Todos los partidos políticos están esperando que estas elecciones sean indiscutiblemente legales.

Todos los partidos políticos habrán de reconocer que las condiciones de equidad en esta competencia política han cambiado sustancialmente en nuestro país; basta encender la televisión un rato para darnos cuenta que todos los partidos políticos han tenido un acceso justo, un acceso equitativo a los medios de comunicación tanto en el aspecto noticioso, donde lo he visto, he comprobado, que los noticiarios han sido muy escrupulosos en guardar una equidad en cuanto al acceso, a la participación en el reportaje de las campañas políticas, como en la llamada publicidad o propaganda política.

Esto último cuesta mucho dinero, pero es un dinero que vale la pena. Es un dinero que peleé muy fuerte durante la negociación de la Reforma Política, para que se contemplara como parte del nuevo esquema electoral de nuestro país. En su momento se me criticó mucho, porque señalé que ese punto realmente no era negociable, que era importante para esta nueva democracia electoral que queremos los mexicanos, que los partidos políticos tuvieran financiamiento suficiente para hacer sus campañas políticas, y ahora estamos viendo los resultados, y esta es una fiesta que va a culminar muy bien el 6 de julio. Lo que necesitamos para que culmine muy bien el 6 de julio, es que la gente participe, que ejerza con toda libertad su derecho de voto.

- CONDUCTOR : Ha sido una etapa de aprendizaje muy interesante, creo que para todos, señor Presidente.

Ahora que lo estaba escuchando, me vino a la cabeza, y me vino a la cabeza, porque cuando me confirmaron que podríamos tener esta charla hice una revisión de lo que usted ha dicho sobre el tema de la Reforma Política y la reforma Electoral.

Revisé el discurso de toma de posesión, y hay un párrafo que se vuelve en este momento, cuando estamos a una semana de las elecciones, se vuelve muy importante porque usted establecía ahí un compromiso muy serio de que esta elección que vamos a vivir sería la más limpia, la más transparente y la más competida en la historia de México, y eso a la distancia se ve que así ocurrió.

Menciono esto, porque fíjese que para... no sé si es condición humana, pero creo que sí, para las cosas malas tenemos una memoria muy gorda, y de repente para las cosas buenas tenemos una memoria muy flaca, y usted estableció ahí un compromiso que a lo mejor con lo suspicaces o lo pícaros que somos los mexicanos dijimos: "¿Será que lo vaya a cumplir?". Y se ha cumplido, de tal manera que creo que es importante que hoy este tipo de situaciones se recuerden, porque creo que este es un proceso que a la larga nos dejará a los mexicanos una herencia democrática muy importante.

De repente, cuando iniciaron las campañas, la gente como que puso una fecha del México antes del 6 de julio y el México después del 6 de julio. ¿Qué espera usted que ocurra ese día? ¿Y qué espera usted que ocurra después?

- Presidente Ernesto Zedillo: Lo que espero como Presidente de la República, es que este proceso que se ha dado en los últimos meses culmine el 6 de julio conforme a los propósitos que nos trazamos en la Reforma, y es que la gente vaya a votar, y que esté segura la gente de que su voto será respetado.

Espero y estoy seguro que los votos van a ser contados muy bien. Tenemos un órgano electoral independiente del Gobierno, ciertamente es un órgano del Estado mexicano, pero es totalmente independiente del Gobierno.

Nadie puede tener ni debe tener la preocupación de que vaya a haber ahí un sesgo en favor de tal o cual partido, la actuación del órgano electoral, y se ha subrayado en muchas decisiones de este órgano, son totalmente apartidistas, y han subrayado también su independencia de cualquier otra instancia del Estado mexicano.

Han hecho su mejor trabajo para que estas elecciones estén bien organizadas y el ciudadano sepa que su voto va a ser contado escrupulosamente. Y los resultados que surjan de esas elecciones serán resultados que habremos de aceptar todos los mexicanos, como reflejo de la voluntad de quienes ejercieron su derecho de voto ese día.

¿Qué más espero?

Espero que todos los candidatos y todos los partidos políticos sean consecuentes.

¿En qué sentido?

Que acepten el resultado de la votación; que lo acepten con una gran gallardía y respeto, quienes ganen; que lo acepten, también, con una gran gallardía y respeto, quienes no les toque ser los ganadores en esa contienda electoral.

Que entiendan que todos están poniendo su parte en la construcción de una mejor democracia, los que ganen y los que pierdan; que todos estamos jugando un papel en esa tarea, que es fundamental, para toda la nación y que prevalezca durante y después de la elección, una extraordinaria civilidad; porque eso es la normalidad democrática a la que aspiramos.

Después, ¿Qué espero?

Bueno, pues que quienes ganen asuman, con toda responsabilidad, la encomienda que les dé el voto mayoritario.

.La democracia es algo muy hermoso, es algo muy importante, es un gran instrumento para que las naciones puedan conducir sus asuntos. Pero la democracia, la libertad, entrañan algo fundamental que es responsabilidad. Y ése es uno de los aportes más importantes que nos va a dar esta elección. Quienes ganen ese día estarán investidos de una nueva responsabilidad, a partir de ese momento, con independencia de su circunstancia anterior estarán en una nueva. Y ésa nueva es tener una responsabilidad pública para servir conforme a los intereses superiores de la nación, sin cuestiones personales, sin atender a intereses particulares. Cuando ya estamos investidos con el voto mayoritario tenemos una responsabilidad con la nación toda o cuando son elecciones locales, con la jurisdicción o la demarcación para la cual hemos sido electos para gobernar. Y creo que eso es lo que va a pasar.

Obviamente no me corresponde, de modo alguno, hacer pronósticos respecto a las elecciones, más ya no es tiempo de hacer pronósticos para las elecciones ni de pronunciarse en ese sentido.

Para mí, lo fundamental, es que la gente vaya a votar con la seguridad de que su voto va a contar y que quienes han participado, como candidatos en esta contienda, asuman su responsabilidad de vencedores o de no vencedores; porque no quiero usar la palabra perdedores porque en la democracia nadie pierde.

- Conductor: Y además si salen las cosas como todos esperamos, habremos ganado todos, como dice usted: será un éxito de todos.

Perdóneme si soy un poco insistente. ¿Le preocupa algo en relación al resultado de la elección?

- Presidente Ernesto Zedillo: No. Lo único que me preocupa es que la elección salga bien en cuanto a que la gente participe; eso es lo que sí me preocuparía, que la gente no participara; porque sería un poco decepcionante. Es decir, bueno, hemos hecho esta reforma y los partidos se han esforzado tanto, quizás como nunca; los candidatos le han echado tantas ganas a esta campaña política. Y si la gente no va a votar sería un poco decepcionante, pero yo creo que eso no va a pasar, yo creo que la gente sí va a ir a votar; yo creo que la gente va a decidir con toda libertad, va a reflexionar muy seriamente; la gente tiene todavía una semana para reflexionar, para pensar su voto: y el voto es secreto, aquí no se valen las consignas ni las insinuaciones, cada ciudadano es un voto y ese voto tiene que ejercerlo en toda libertad, de acuerdo a su conciencia, de acuerdo a su propia reflexión, de acuerdo a su preferencia. Eso es lo que quiero.

- Conductor: Ahora que mencionó la palabra "decepción", señor Presidente, al calor de las campañas se dicen muchas cosas y se dicen en todos los tonos. Y de repente cuando escucha uno a uno y a otros, se le antojaría pensar que, como que existiera una bola mágica, con la que sólo al frotarla se pudieran resolver de inmediato todos los problemas.

Pasado el momento de las campañas en donde todo pareciera valer para tratar de convencer, llegará una etapa en la que las cosas vuelvan a tomar su lugar y los problemas se tengan que seguir enfrentando conforme a las posibilidades, conforme a los recursos, conforme a los planes, incluso que ya existen, para atender esos problemas. ¿No le preocuparía a usted un poco que los mexicanos, después de esto, sintiéramos un poco de decepción de ver que todo aquello que se dijo y se dijo y se dijo no se pudiera cumplir de inmediato?

- Presidente Ernesto Zedillo: Yo creo que entran en juego dos cosas, una, muy entendible y es que las campañas políticas, en un país tan grande como México de 93 millones de habitantes y con un gran territorio, con muchas poblaciones, muchas comunidades, muchas ciudades, tienen que ser ahora necesariamente campañas que se den a través de los medios de comunicación. Los medios de comunicación, por razones obvias, no pueden dedicarle a los candidatos y a los partidos políticos 24 horas de transmisión; sería imposible y seguramente la gente tampoco lo aceptaría, porque la gente atiende otros intereses, otros gustos, otras aficiones, en su vida cotidiana. Eso obliga, irremediablemente, a los candidatos y a los partidos políticos a ser efectistas, a tratar de transmitir muchas cosas, con una sóla imagen, con una sóla frase, con un sólo juicio. Eso es un poco irremediable, es inherente, a este mundo de la comunicación y al tamaño enorme que han tomado las cosas en nuestro tiempo, en términos de población, en términos de número de votantes potenciales.

Y en ese sentido creo que, debemos ver con cierta -digamos-tolerancia en que en efecto a veces se abuse de juicios que tratan de englobar toda una situación y decir, esta situación total se resuelve de la noche a la mañana. Pero también hay que entender que la gente pone en perspectiva esas cuestiones, la gente tiene buen criterio, buen juicio, y no debemos exagerar tampoco las consecuencias de ese efecto de medios, de ese efecto de los medios de comunicación modernos.

Por otro lado hay algo, sí más fundamental, y es que cuando la experiencia de gobierno no se ha dado, es muy fácil pensar… bueno, si yo estuviera ahí, se pudieran arreglar las cosas muy rápido, esto nada más es tener buena voluntad que debe hacer las cosas, y se van a hacer; esto me parece también muy natural, muy explicable. Desgraciadamente no resulta cierto completamente en la práctica. Para resolver los problemas, no solamente hacen falta buenos diagnósticos y buena voluntad, a veces los problemas son tan complejos, tan antiguos que se requiere también tiempo, y se requieren recursos que nunca están disponibles en un monto suficiente.

Por eso yo, sí en algunos momentos he insistido en que se actúe con una cierta responsabilidad para no crear expectativas desmesuradas, desmedidas que pudieran causar una desilusión en la gente.

Estamos viviendo un episodio democrático -creo yo-excepcional; la gente está muy esperanzada en este paso democrático que está dando el país, y lo que no queremos es que la gente se vaya a decepcionar de la democracia, y eso lo podría causar una acción no muy mesurada por parte de los partidos políticos, de claras expectativas acerca de cosas que no se pueden cumplir.

Así que yo espero, que ya una vez pasadas las elecciones se reconozca que la campaña quedó atrás, y que de manera ponderada se vayan haciendo planteamientos sensatos sobre los problemas y las soluciones del país en los ámbitos que corresponda a quienes resulten electos.

- Conductor: Señor Presidente. Ahora que estamos hablando de los problemas y de los recursos que a veces son muy limitados para atenderlos. Estaba yo pensando en lo que ocurrió en México hacia finales de 94, que lo tomó a usted recién llegando a la Presidencia, y que nos hizo pensar en los inicios del 95, que otra vez pasaríamos muchos años de dificultades en nuestro país como en crisis menos graves, pero muy largas que habíamos tenido en el pasado; y sin embargo, de repente las cosas se empezaron a dar de una manera tal que hoy nuestra realidad es muy distinta.

Pero yo quisiera preguntarle esta mañana que tanta gente, en nuestro país nos está viendo. ¿Cómo vamos? ¿Cómo siente usted que van caminando las cosas en México?

- Presidente Ernesto Zedillo: Estoy convencido que vamos por el rumbo correcto. Ahora, eso no quiere decir que hemos llegado a donde queremos llegar. He sido creo, el primero en advertir contra cualquier forma de triunfalismo, yo creo que en este momento o en cualquier momento un triunfalismo ofende a la gente. Mientras haya tantos pobres como hay en México, mientras haya tantas injusticias como todavía prevalecen en nuestro país; cualquier, forma, tono o insinuación triunfalista resulta insultante, a mí me resulta insultante, y con mayor razón a la gente.

Yo lo que puedo asegurar, es que gracias al trabajo de todos, gracias al esfuerzo de todos, gracias a la disciplina de todos, hemos tenido la capacidad de superar en un lapso realmente breve por la gravedad de la crisis, esa circunstancia económica tan adversa que nos tocó vivir al inicio de mi Gobierno, realmente fue una circunstancia muy difícil para todo el país, ciertamente muy difícil para mí. Dicen por ahí que a ningún Presidente de México le había tocado iniciar su gobierno en condiciones tan difíciles, pero es algo que yo no voy a lamentar. A mí me eligieron los mexicanos para gobernar nuestro querido país en las circunstancias que estuviera. No, yo no dije quiero ser Presidente, sólo si las cosas se pintan muy bien para el país, hubiera sido ridículo y absurdo, eso no existe en México ni existe en ningún país del mundo.

Efectivamente, las condiciones que nos tocó vivir en 1995, a fines de 1994, eran muy distintas a las condiciones que previmos todos apenas unas semanas antes de que se iniciara mi Gobierno: cambió radicalmente el panorama, se desató una crisis financiera, una crisis económica. Bueno, eso me tocó a mí enfrentar y nunca voy a lamentarme por qué ocurrió eso. Sencillamente había que enfrentarlo, tomamos las decisiones que había que tomar, muy graves, muy difíciles, algunas de ellas muy impopulares, pero yo lo hice con la convicción de que eso era lo que necesitaba el país. Y que hubiera sido frívolo, irresponsable, insultante para el pueblo al final de cuentas, que en ese momento yo me hubiera sentado a pensar qué era lo que me daba popularidad y desdeñar la importancia de lo que hubiera resuelto esa crisis. Así que tomamos, pues, la medicina amarga que teníamos que tomar. Estoy convencido que esa medicina amarga hizo menor el costo social -que de todas maneras cargamos y seguimos cargando-, pero si yo no hubiera tomado esas medidas, el costo social hubiera sido de una dimensión mucho mayor. Hubiera sufrido mucho más la gente, hubiera sufrido mucho más el pueblo si no hubiéramos tomado aquellas medidas que tuvimos que tomar en 1995. Y hoy puedo decir, con cierta seguridad, con cierta confianza, que los resultados de aquellas medidas fueron los que preví. Yo dije: "después de unos meses vamos a empezar a ver la luz al final del túnel" y, efectivamente, así pasó.

Ya en 1996 nuestra economía empezó a crecer, tuvimos un crecimiento en la producción total del país de poco más del 5 por ciento. Ese crecimiento se sostiene ahora en 1997. La inflación, se acordarán ustedes que llegó a ser, incluso, de 8 por ciento en un mes de 1995, en abril de 1995, ya en mayo de este año fue menos de 1 por ciento. Parece ser que podrá ser menos de 1 por ciento mensual en junio, en el junio que está por terminar. Las llamadas variables financieras, naturalmente si se ve ¿qué ha pasado?, pues han mejorado sustancialmente. 1995 fue un año, en ese sentido, de locura, de gran variación en el tipo de cambio, en las tasas de interés, en todas esas cuestiones. El país llegó a tener prácticamente reservas internacionales negativas; ahora tenemos más de 20 mil millones de dólares.

Aquel endeudamiento que tuvimos que tomar para poder pagar los famosos Tesobonos y aquellos vencimientos de casi 40 mil millones de dólares que tenía, que yo tuve que hacer frente en mi primer año de Gobierno, aquellos endeudamientos ya fueron liquidados; el préstamo que le pedimos al Gobierno de los Estados Unidos; aquellas garantías petroleras que dimos para obtener aquellos endeudamientos, también ya fueron liquidados, y lo más importante es que el empleo poco a poco se ha venido recuperando.

Desde el momento más grave en materia de desempleo que tuvimos -que fue alrededor de agosto de 1995-, hemos podido crear, tan sólo en el sector formal de la economía, más de 1 millón 200 mil empleos. Naturalmente, repito, esto nada más nos dice que vamos por el rumbo correcto, pero mal haría yo en decir que ya la hicimos, eso sería absolutamente falso. Todavía hay muchos mexicanos sin empleo o sin empleo satisfactorio, los salarios reales siguen siendo muy bajos, hay muchas carencias de todo tipo; de todo tipo, yo lo veo, lo vivo todos los días en mi contacto con la gente.

Ahora en lo que yo insisto -y no me cansaré de hacerlo- es en decirle a la gente que estos problemas no se van a resolver de la noche a la mañana. Me dicen que no soy político cuando digo eso, que los políticos tenemos que vender esperanza, tenemos que vender ilusión. Bueno, es cierto, pero lo que no debemos hacer nunca los políticos es mentirle a la gente, y si yo le dijera a la gente que esto se puede resolver así, pues estaría mintiéndole. Esto lo vamos a resolver logrando que durante muchos años, de manera sostenida, nuestra economía pueda crecer.

No podemos crear satisfactores, servicios, mejor salud, mejor educación, mejor justicia, si no tenemos recursos, si no tenemos dinero y el dinero real que necesitamos sólo puede venir de un crecimiento de nuestra economía, porque no nos alcanza con los recursos que tenemos. Necesitamos una economía más grande, más grandota para de esa economía tomar los recursos que nos permitan atender desde lo elemental hasta combatir la corrupción, porque aún para eso se requieren recursos, necesitamos un sistema de justicia que funcione.

Necesitamos más recursos para darle seguridad a las personas ¿por qué? Porque necesitamos mejores policías mejor pagados, más capacitados. Necesitamos más equipamiento. Necesitamos un Poder Judicial también fortalecido. Necesitamos instituciones más sofisticadas en su capacidad para procurar impartir justicia y todo eso requiere recursos.

Necesitamos más educación, necesitamos estudiar más, pero aún para eso necesitamos más recursos; necesitamos que la educación llegue a puntos donde hoy no llega y necesitamos que a donde ya llega la educación, la educación sea más y de mejor calidad y para todo eso se requiere dinero; pero para tener dinero, dinero propio, no estar dependiendo del endeudamiento, de lo prestado, del ahorro externo, necesitamos nosotros mismos, los mexicanos, generar esa riqueza a través de un proceso de crecimiento económico sostenido. Y ese crecimiento no se da solamente en un año, necesitamos varios, muchos años.

- Conductor: De repente la gente se desespera y con todo lo que usted está diciendo pues es natural, pero le diría usted esta mañana a nuestro público que nos está viendo ahí, en casita, en este domingo muy agradable, le diría usted que hay razones para que nos sintamos optimistas, para que nos sintamos esperanzados hacia el futuro.

- Presidente Ernesto Zedillo: Yo creo que hay muy buenas razones. Por una parte, quizás algo muy reciente es precisamente la manera como pudimos superar la emergencia económica de 1995.

Yo reconozco, soy el primero en reconocer que dentro y fuera del país había un gran escepticismo, la gente realmente estaba tan sacudida, tan afectada por la crisis, porque además esta crisis fue precedida de un lapso de enorme optimismo. Desgraciadamente las cosas se fueron dando para crearle a los mexicanos la expectativa de que ya la habíamos hecho, de que con dos o tres cosas importantes, sin duda, que se lograron en años anteriores ya estábamos del otro lado. Creo que eso no estuvo bien, creo que no debimos haber permitido esa sicología social del ya la hicimos, y además sin esfuerzo, y entonces cuando vino la crisis vino una desilusión y un desánimo tremendo en la gente, en todos, en todos, y afuera también. México de haber sido el niño de ojos azules de la película se volvió el villano y casi el paria en la escena internacional. Y así lo pude comprobar.

Yo siempre seguí viajando por todo México y en el extranjero en el año de 95. Decidí que lo importante era darle la cara a los problemas, darle la cara a la gente, dar la cara allá afuera; pero no me puedo engañar, había un enorme escepticismo. Cuando yo iba y le decía aquí adentro o afuera: los mexicanos vamos a superar esta crisis y lo vamos a superar muy pronto, pues la verdad es que poca gente...

- Conductor: ...nos creía...

- Presidente Ernesto Zedillo: ...nos creía. Bueno, lo logramos, y creo que eso nos debe dar un gran incentivo no para caer, insisto, en triunfalismos, sino para decir si pudimos hacer aquello que todo mundo dudaba que era posible, claro que tenemos la capacidad para mantenernos en un rumbo que nos dé crecimiento, pero además nos dé un crecimiento como el que queremos, un crecimiento que sirva a la gente. Lo que he dicho queremos un crecimiento económico pero con rostro y con corazón humano. El crecimiento no es un fin en sí mismo, es un medio, es un medio material para que podamos atender cosas que son realmente importantes.

Queremos que la gente tenga la capacidad para con su propio esfuerzo salir adelante, que tenga educación, que tenga servicios de salud, que tenga una vivienda digna, que tenga un trabajo, que tenga una esperanza y a partir de su propio esfuerzo. Para lograr todo eso necesitamos una economía próspera, una economía que crezca; pero la economía, insisto, es únicamente el medio, el fin último debe estar en las personas, en los niños, en los jóvenes, en los adultos, en las mujeres, en los ancianos.

Y aquí quizá valga la pena recuperar algo que también me van a decir que no es político que lo recupere y lo recuerde. Yo dije que siempre como Presidente me guiaría un interés muy básico y es el bienestar de las familias mexicanas.

Dirán ahora, cómo es posible que después de la crisis que se vivió en 1995, el Presidente siquiera se atreva a recordar eso. Incluso sé que en alguna propaganda política se ha hecho mofa o burla de aquel propósito que establecí cuando aspiré a la Presidencia de la República, y creo que tuve razón.

En verdad, durante los momentos más difíciles de la crisis, algo que me ayudó mucho para no tomar decisiones insensatas, para no cometer errores que siento que hubieran sido terribles para el país, fue precisamente aquello. Dije ¿qué tengo que hacer para que ese obrero que hoy o ayer perdió su trabajo a causa de la crisis lo pueda recuperar lo más pronto posible?

¿Qué tengo que hacer para que esa ama de casa, que sabe que el poco dinero que le está entregando su esposo para que pueda comprar lo más elemental, muy pronto sienta que ya los precios no están creciendo tanto como están creciendo ahora?

¿Qué tengo que hacer para que este ambiente de pánico financiero, que tanto está afectando la vida productiva, la vida social e incluso la vida política del país desaparezca pronto y no esté afectando la vida familiar y el ánimo de los mexicanos? Dirán que qué curioso, pero es que el propósito es un propósito de largo plazo que a mí me ha ayudado en los momentos más difíciles, pero también me ha ayudado a construir un plan para que la economía mexicana crezca en los próximos años, y estoy seguro que va a crecer, y lo va a hacer vigorosamente, y todo eso guiado por un propósito último, que es que en la familia mexicana haya más oportunidades.

No se trata de decir que mañana las familias mexicanas van a estar en la total y absoluta prosperidad, eso jamás lo dije ni jamás lo diré. Tenemos que ir creando poco a poco las condiciones, pero de manera muy clara, para que en el seno de las familias mexicanas, los padres de familia, los jóvenes, los niños tengan esa esperanza fundada de que va a mejorar su nivel de vida.

- CONDUCTOR : Los dichos populares siempre tienen un mucho de sabiduría, y dicen que No hay mal que por bien no venga, y a lo mejor este mal nos ayudó a ubicarnos en el lugar que nos corresponda y a continuar en el esfuerzo para construir el país que queremos entre todos.

Cuando lo estaba escuchando hablar, estaba pensando que aparte de obligar a cambiar la estrategia, la crisis sensibilizó mucho al ser humano que hay en nuestro Presidente, y lo hizo también observar los problemas en otra dimensión.

Luego hablar de la gente y lo veo sentir los problemas que está viviendo la gente más modesta de nuestro país, y me imagino que también este deseo de estar en distintas partes de la República todas las semanas, es en este afán, como decía al principio de la charla, mantener muy bien el termómetro de lo que está pasando.

- Presidente Ernesto Zedillo: Quiero decirle varias cosas, Guillermo: Primero hubiera preferido que la crisis no ocurriese. De hecho lo que traté de hacer al principio de mi Gobierno, los primeros días, fue evitar esta crisis. Cuando vimos cuál era la situación financiera del país, cuando vimos la vulnerabilidad que se tenía por cuestiones como los TESOBONOS, tratamos durante algunos días con un programa económico, con una serie de medidas de evitar esto, desgraciadamente las circunstancias ya estaban en tal gravedad y en tal magnitud que fue inevitable, pero quiero decir que hubiera preferido que esto no ocurriese, aunque hubiese tenido que salir de todas maneras a decirle a la gente: Saben que esas expectativas demasiado optimistas se van a cumplir, pero no en un año, se van a cumplir en muchos más años, y para lograrlo tenemos que hacer A,B,C,D y E, hubiera preferido esa situación, porque como quiera que sea la gente ha sufrido muchísimo.

Ahora, en efecto, la Presidencia de la República, por lo menos como yo he tratado de ejercerla , me da una extraordinaria oportunidad de estar cerca de la gente, de conocer los problemas. Imagínese usted que todos los días recibo entre 400 y 500 cartas de la gente de todo tipo. Y son cartas que si bien es cierto no puedo leerlas todas, se me informa periódicamente, muy seguido, de cuáles son los temas, qué plantea la gente, qué está sintiendo, qué dice, qué propone. Tratamos de atender todas las cartas que se me entregan a mí, en lo personal o que llegan a mi oficina; de una u otra manera tratamos de que sean respondidas. No que vayamos a dar una respuesta positiva a todas ellas, pero, por lo menos se les presta una atención y se hace un esfuerzo para que se les dé alguna forma de solución si es que ésta procede.

Sí quisiera decir que no se me ha desarrollado, digamos, mi sensibilidad social aquí en la Presidencia de la República, no sería correcto decir eso; porque, por una parte, vengo realmente, lo tengo que decir -y además me siento muy orgulloso- que vengo del pueblo. Muchos de estos problemas que he visto en la gente, con esta situación económica adversa, yo las viví de niño y de joven. A mí me tocó vivir una familia donde mi padre se quedó sin trabajo, muchas veces; porque mi padre es electricista y a veces había trabajo y a veces no había trabajo. O sea que nos tocó vivir las mismas carencias que ahora me ha tocado conocer de boca de la gente. Mal haría yo en enterrar esa experiencia humana, tan valiosa, tan importante en mi formación. Y que mucho me ha servido ahora en la Presidencia de la República. Es un proceso acumulativo. Todos los días aprende uno cosas aquí. Yo sé más hoy de lo que sabía el primer día como Presidente de la República. Y sabré más cosas el último día que sea Presidente de la República, necesariamente.

- Conductor: Señor Presidente, ahora que hablábamos de la cuestión de la crisis, me acuerdo que cuando se presentó, aquí mismo en Los Pinos este programa que conocemos como PRONAFIDE, uno de los puntos que podíamos leer ahí, era el de "prevenir" crisis como la de finales de 94 volvieran a ocurrir. ¿Hasta qué punto, de verdad, se puede prevenir una crisis?

- Presidente Ernesto Zedillo: Las crisis son algo muy especial, antes de que ocurran nadie dice que van a ocurrir, si alguien lo dijera claramente no ocurrirían, por definición. Ya una vez que ocurren todo el mundo dice "ah, yo lo dije, yo lo sabía, yo les avisé". Historias muy completas, no nada más de la crisis mexicana o de las crisis mexicanas. Hay libros que han estudiado las crisis financieras en distintas partes del mundo. Y ésa es la constante siempre, antes nadie supo y después todo el mundo supo que iban a ocurrir; después de las crisis surgen muchos sabios que dicen "yo les dije; si hubieran hecho lo que yo les dije no hubieran ocurrido".

Lo que sí es cierto, es que hay ciertas reglas de prudencia que, si uno sigue rigurosamente, reduce considerablemente la probabilidad de este tipo de eventos, por ejemplo el de prospectiva, no es difícil explicar la crisis mexicana si vemos que teníamos vencimientos de deuda por casi 40 mil millones de dólares durante 1995, y que buena parte de esa deuda se había generado, no por el aumento sino por el cambio en los plazos durante 1994. Por ejemplo la cuestión de los tesobonos, que nada más ahí teníamos 29 mil millones de dólares.

¿Qué hemos hecho ahora? Pues una estrategia para alargar los plazos de nuestras deudas; hemos reducido significativamente la deuda como proporción de nuestra economía, por lo menos en papel, yo creo en los hechos que nuestra economía es ahora mucho menos vulnerable de lo que era al inicio de mi Gobierno. En este momento creo que tenemos una economía sólida, una economía con finanzas realmente sólidas. Pero para lograr eso y para mantenerlo, pues necesitamos políticas económicas responsables, necesitamos evitar caer en la tentación de querer resolver los problemas gastando dinero que no tenemos; primero hay que crear la riqueza para, al mismo tiempo entonces, con mucho cuidado ir resolviendo los problemas, y aquí es donde otra vez surge el tema de la responsabilidad.

¿Quién sería el mejor o el más interesado en poder traer una carretada de billetes y resolver y atender todos los problemas que tenemos presentes? Obviamente que yo. Eso sería muy bonito, muy satisfactorio; seguramente mi ego personal se inflamaría mucho si yo pudiera hacer eso, pero obviamente ¡no lo puedo hacer! Aunque quisiera, y sí quisiera, la verdad sí quisiera tener la capacidad de resolver más problemas, no por mí sino por la gente. Pero no puedo engañar a la gente ¿verdad? Y hacemos lo que responsablemente es posible hacer, y un poquito más cuando se dan las circunstancias.

Por ejemplo, hace unos días anuncié un programa de carreteras para los próximos tres años del Gobierno, que es algo, pero yo creo que es muy importante porque, ese crecimiento económico que queremos, ese despegue del país necesita de buena infraestructura, sobre todo en materia de comunicaciones y transportes. ¿Qué pasó? Pasó que vendimos una línea de ferrocarril, obtuvimos un precio muy atractivo por ese activo, y yo creo que un precio justo, porque es un activo muy valioso, pero afortunadamente quienes hicieron la oferta ofrecieron un buen precio, un precio justo, y nos aparecieron estos recursos adicionales que no habíamos previsto hace algunos meses; ¿qué hicimos o qué decidí? Vamos a apartar parte de los recursos, y ya una vez cubiertas las cosas que tenemos que cubrir, porque ahí tenemos que hacer un fondo para garantizar las pensiones de los trabajadores ferrocarrileros; tenemos que cubrir una serie de obligaciones y apuntalar las finanzas públicas; nos quedaba un tramo de recursos, qué bueno, vamos a tomar estos recursos, los vamos a meter a un fondo para garantizar un programa carretero mínimo para los próximos tres años. Es un programa que nos va a dar otra perspectiva en materia de infraestructura, vamos a completar en los tramos estratégicos, los llamados Ejes Troncales, esos que cruzan de lado a lado el país por varios puntos, lo cual nos eleva enormemente las posibilidades de desarrollo; apartamos recursos también para hacer un Programa de Caminos Rurales y eso, qué bonito que lo vamos a poder hacer, pero lo estamos haciendo con toda responsabilidad.

Yo hoy y mi Gobierno estamos pasando dificultades porque estamos teniendo que pagar obras muy importantes, que ciertamente son muy importantes para el desarrollo del país en materia carretera, pero que se hicieron bajo supuestos que no se cumplieron en la realidad. Entonces esa es otra carga que estamos teniendo que cubrir durante mi Gobierno y qué bueno, porque fue para carreteras, pero es algo que a mí como Presidente en este lapso, pues me quita margen de acción para atender otras necesidades; pero lo hacemos y lo debemos hacer.

Pero en este nuevo programa es un poco al revés las cosas: primero, tenemos los recursos y luego tomamos la decisión de hacer un Programa Carretero ambicioso y creo que siempre hay que gobernar con ese sentido de responsabilidad y, sobre todo, no prometerle a la gente cosas que no se asegure uno que realmente pueden ser cumplidas, porque si no después viene la desilusión o viene el desorden o bien he visto casos de gobernantes que anuncian algo, no lo pueden hacer porque físicamente es imposible, no hay dinero, no hay ninguna posibilidad, entonces se ponen a echarle la culpa a otros, yo no. Yo haría esto si el de junto no me estuviera molestando o si me diera más dinero o si el mundo fuera distinto, y si mi abuelita tuviera ruedas de bicicleta sería bicicleta. No, así no puede ser el Gobierno. El Gobierno tiene que ser ante todo un ejercicio de responsabilidad y de honestidad intelectual.

- Conductor: Señor Presidente, le agradecemos mucho que nos haya dado la oportunidad de esta charla. El tiempo se ha ido volando. Ya no queremos distraerlo más de sus ocupaciones, va a viajar a Chiapas tiene actividades domingo y lunes ¿verdad?

- Presidente Ernesto Zedillo: Así es.

- Conductor: Me decía que va a estar en Los Altos de Chiapas, es interesante que el Presidente de México vaya.

- Presidente Ernesto Zedillo: Sí, vamos a tener alguna reunión allá en materia educativa.

- Conductor: Ya estaremos dando cuenta de ello en los noticiarios. Le agradezco mucho, señor Presidente, y lo dejamos para que pueda trabajar y también estar un rato con la familia.

- Presidente Ernesto Zedillo: Gracias, Guillermo. Buenos días.

- Conductor: Que le vaya muy bien, señor Presidente. Muchas gracias a ustedes por la atención que le prestaron Al Despertar, un despertar especial este domingo.

Muy buenos días, y nos vemos mañana a las 6:30, vamos a madrugar a estar un poco más temprano con ustedes con buenas noticias a partir de mañana lunes.

Gracias. Buen domingo.

http://zedillo.presidencia.gob.mx/pages/f_archivo_gral.html