Ensayo de una historia de Orizaba: Primera parte: Capítulo VI

Nota: Se respeta la ortografía original de la época



VI.


Temperatura y clima.—Influencia de los desmontes.—Reflexiones.





La temperatura de Orizaba, á pesar de sus continuas y bruscas modificaciones, hasta el grado de que bastan algunos minutos para pasar de un escesivo calor á un frio húmedo y á las veces intenso, es, sin embargo, de un temple agradable en la mayor parte del año. Ocurren, con frecuencia, cambios muy penosos entre los vientos llamados Sur y Norte, notable el uno por la sequía y tirantez en que pone la temperatura, y el otro por la humedad que produce, que degenera á menudo en una espesa llovizna.

El siguiente cuadro de las observaciones meteorológicas hechas en Orizaba, en el trienio de 1860 à 1862, da la temperatura media y los vientos dominantes[1].

MESES. Año de 1860. Año de 1861. Año de 1862.
Temperatura
media.
Vientos
dominantes.
Temperatura
media.
Vientos
dominantes.
Temperatura
media.
Vientos
dominante.
Enero.........
18 ❟❟
E. N. E.
17 66
E. N. E.
15 22
S. E. ❜❜
Febrero.......
19 60
❟❟ S. ❟❟
18  5
❟❟ ❟❟ ❟❟
17 76
E. N. E.
Marzo.........
19 90
❟❟ ❟❟ ❟❟
20 59
E. ❟❟ ❟❟
18 74
❜❜ ❜❜ ❜❜
Abril.........
23 35
S. E.  
23 55
❟❟ ❟❟ ❟❟
18 90
❜❜ S. E.
Mayo..........
22 36
E. S. E.
23 36
❟❟ ❟❟ ❟❟
19 86
❜❜ S. E.
Junio.........
24  7
❟❟ ❟❟ ❟❟
21 61
❟❟ ❟❟ ❟❟
20 71
❜❜ ❜❜ ❜❜
Julio.........
21 75
❟❟ ❟❟ ❟❟
21 19
N. E. ❟❟
19  8
❜❜ ❜❜ ❜❜
Agosto........
21 50
❟❟ ❟❟ ❟❟
22 56
E. ❟❟ ❟❟
19  6
❜❜ ❜❜ E.
Setiembre.....
22 14
N. N. E.
21 45
N. E. ❟❟
19 42
E. S. E.
Octubre.......
20 38
❟❟ ❟❟ ❟❟
20 70
❟❟ ❟❟
19 10
E. N. E.
Noviembre.....
20 47
S. O. S. E.
20  1
❟❟ ❟❟
18 10
N. E. ❜❜
Diciembre.....
18 96
N. N. E.
18 68
❟❟ ❟❟
16 08
N. N. E.
Temperatura
media del año y
vientos dominantes.
21.° 4
Este.
20.° 781/12
Este.
17.° 6710/12
Este.

La cantidad de agua que ha caído en esos mismos años ha sido

En 1860 — 2487 milímetros. ” 1861 — 3874 ” ” 1862 — 2760 ”

En los años restantes las aguas pluviales parecen haber disminuido notablemente, lo que ha influido mucho en las estaciones del verano, que han sido rigurosas.

El clima de Orizaba es muy saludable. Situada, como hemos visto, en la falda de la Cordillera, tócale estar comprendida, por esto, en la región saludable de que habla el barón de Humboldt: "A una altura — dice — de 1200 á 1500 metros, reina perpetuamente una temperatura agradable de primavera, que no varía arriba de 4 ó 5 grados: allí son desconocidos igualmente los fuertes calores y los escesivos frios. Esta es la región que los del país llaman tierras templadas, en la cual el calor medio de todo el año es de 18° à 30°.—Por desgracia, agrega, esta altura media de 1300 metros, es casi siempre la misma en que se sostienen los nublados sobre las llanuras vecinas al mar, y de ahí es que estas regiones templadas, situadas á media altura de la montaña[2], se ven frecuentemente envueltas en espesas nieblas."[3]

Tal parece que estas palabras fueron esclusivamente escritas para caracterizar la temperatura y el clima de Orizaba.

Créese generalmente en las poblaciones del interior que Orizaba es mal sano; pero esto depende del conocimiento poco exacto que, por lo comun, se tiene de nuestras localidades, aun entre gentes de no escasa instruccion.

Lo que ocurre es, que llegan á morir muchos de los que vienen ya de nuestras costas atacados de las enfermedades que en ellas dominan, en ciertas épocas del año; pero, no porque aquí se contraigan. En esto como en otras muchas cosas, Orizaba ha sido privilegiada por la naturaleza[4].

Cuanto tenemos dicho hasta aquí, con respecto á los terrenos de Orizaba, demuestra claramente las causas primordiales á que debe atribuirse su mas ó menos fecundidad. Queda asentado, que á su situacion peculiar en las montañas que descienden de la cordillera á las costas, debe lo benéfico de su clima, en gran parte, si no en todo, así para su salubridad, como para las producciones agrícolas, que, sin esa condicion, serian de poca ó ninguna importancia. Es inconcuso que nuestros teirrenos son pobres; pero los auxilian benéficamente las corrientes de aguas que los cruzan y las evaporaciones que se desprenden de ellas y de los montes vecinos, refrescando la temperatura de nuestros campos. Las frecuentes lluvias contribuyen bastante para fecundizar y aún abonar nuestros terrenos, por los residuos vegetales que arrastran y depositan en ellos.

Muy lamentable es, por tanto, que Orizaba se vea privada de estas ventajas, por el descuido y la incuria, con que por lo común, se tratan asuntos de esta entidad, cuando no afecten los intereses privados. Añejo pecado es de nosotros, el no creer que en la salvación de los intereses de la comunidad, está igualmente la de los particulares.

Vamos á referir algunos hechos, para llegar al asunto de este artículo.

Fuera de toda duda está que los grandes desmontes disminuyen la cantidad de aguas que corren en la superficie de cualquiera país[5].

Así, pues, en algunos riachuelos que atraviesan la ciudad, se disminuye cada dia, por esa causa, el caudal de sus aguas. El rio de Orizaba, por ejemplo, es una prueba irrecusable de esto.

No hace muchos años que el curso de ese rio estaba protegido, en ambos lados, por algunas arboledas que han ido desapareciendo, y cuya falta protege su excesiva evaporacion. Hay indicios de que primitivamente el volumen de esa corriente de agua, era mucho mayor, y sitios hemos observado, en que su álveo tiene señales de que antes, continuamente, contenia mayor cantidad de agua, aun en la estación del verano mas riguroso.

Esto se explica. Hace mas de cien años toda esa parte de la ciudad estaba casi deshabitada y cubierta de vegetación y arboledas que amparaban las corrientes y evitaban una evaporación que hoy favorece grandemente el desmonte completo. Aun hace pocos años se conservaban algunos árboles, si en número corto, suficientes para evitar ese efecto pernicioso; pero cada dia que pasa , desaparecen mas y mas[6].

Segun las observaciones que dejamos apuntadas en otra parte, el lector habrá visto que en 1860, cayeron 2,487 milímetros de agua, 3,874 en 61, año excepcional, y 2,760 en el siguiente de 62. Aunque no tenemos datos para afirmarlo, es lícito suponer que anteriormente hubo mas abundancia de aguas llovedizas que, aunque importunas, influían á favor de las tierras del valle, porque descargaban paulatinamente. Se ve, pues, por estas observaciones, que, si bien las lluvias han aumentado, eso nada influye ni en los terrenos ni en las calidades climatéricas de las localidades; antes al contrario, son perniciosas si se efectúan como las que en 1861 descargaron en el valle, causando males de consideración, por su impetuosidad, nacida de los desmontes que se hacen diariamente.

De este mismo liecho deducimos, aceptando la teoría de Mr. Boussingault, antes citado, que la falta de aguas llovedizas no influye en la disminución de las aguas corrientes, y sí los desmontes.

Comprendiéndolo de esa manera, sin duda, el rey Carlos IV, prohibió en una pragmática los desmontes, si antes no se plantaban seis piés por cada árbol que se cortára, siguiendo en esto el dictámen del ilustre conde de Revillagigedo[7]. Este virey en su Intruccion á Branciforte[8] se quejó de ese abuso, y en virtud de un pedimento del Fiscal de la Real Audiencia, en 1793, expidió órdenes á los intendentes para que informáran del estado que guardaban los montes y propusieran el medio mas á propósito para sacar las maderas, sin destruir los bosques. Los gobiernos posteriores han intentado practicar á la letra esas disposiciones; pero desgraciadamente sin resultado alguno.

Hasta ahora no esperimenta Orizaba la consecuencias de ese descuido; pero dudamos que esté lejano el dia en que las palpe.

De estas observaciones se deduce claramente que los desmontes no solo causan la disminución de las aguas corrientes, sino que producen también inundaciones desastrosas, que, como las de 1861, causan males inmensos á las poblaciones rurales.

«La utilidad de los bosques—dice el Sr. Acosta[9]—no es hoy disputada por nadie: todos saben que en las regiones montañosas la destruccion de los bosques convierte los arroyos en torrentes devastadores. Esta es la causa de la destruccion de los Departamentos Alpinos, en donde el suelo desaparace bajo los piés del hombre, y debe temerse se conviertan en desiertos. Los rios, acrecentados de repente por las aguas, cuyas corrientes no tienen nada que las mode en el declive de las montañas, ocasionan las inundaciones de los valles[10]. Así el interés del llano como el de la montaña, están de acuerdo en favor de que se planten nuevamente los bosques destruidos."

Estas palabras encierran prudentes consejos, justificados con los hechos. Ellos pueden ser de suma utilidad á muchos lugares de México; pero en particular á Orizaba.




  1. Segun la Estadistica del Estado de Veracruz. formada por el Sr. D. Sebastian Camacho en 1832, en el año anterior de 31, la temperatura media de Orizaba se calculaba en 21.° centígrados. Se ve, pues, que en el espacio de treinta años, segun el resúmen preinserto se ha modificado muy poco la temperatura.
  2. Como Orizaba y Jalapa.
  3. Ensayo Político, tomo 1.° A las nieblas de que habla aquí Humboldt, las llamamos impropiamente Norte, cuando éstos no son sino "unos huracanes que azotan nuestras costas terriblemente. La llovizna que llega á Orizaba, es la misma que en Veracruz y toda la costa sucede al viento Norte, después de calmado éste —El Sr. Prescott, dice, en su Historia de la Conquista: "Estos vientos (que vienen de la bahia de Hudson) en el invierno se convierten en tempestades, que recorriendo la costa del Atlántico y el Golfo de México, se desatan con la fuerza de un huracán, en sus desabrigadas playas y en las vecinas islas occidentales."
  4. Voy á dar aquí, en resúmen, noticias de las enfermedades que mas preponderan en ciertas épocas del año, y que debo al favor de mi amigo el Sr. Dr. Mesa. "Entre las enfermedades febriles contínuas es bastante rara la fiebre tifóidea, aunque muy grave cuando se presenta.— La fiebre remitente viliosa es mas cumun. En la primavera y en el otoño, dominan las intermitentes, sin que fallen en las otras estaciones, aun cuando se presentan en el curso de la mayor parte de las enfermedades que se observan. También ocurren algunas fiebres perniciosas, de todas formas. "Las afecciones inflamatorias y catarrales de los órganos digestivos son demasiado frecuentes; sobre todo, en los niños el cholera infantum, la enteritis catarral, complicándose á menudo por la presencia de entozoarios, aun en los adultos, siendo bastante cumun la tenia ó lombriz solitaria. La disenteria, que es una de las afecciones mas frecuentes, presenta á menudo un carácter muy grave y otras ccasiones sigue un desarrollo crónico. La difteritis suele complicar las afecciones del canal digestivo, y en la primavera se presenta en los niños con la temible forma del croup. "Los padecimioutos del hígado se presentan con frecuencia, ya primitivos, ya consecutivos, terminando algunas veces por la formación de accesos en el mencionado órgano. "Entre las enfermedades de las vías respiratorias son notables: la coqueluche, que en los niños ataca epidémicamente en el verano, y la tuberculizacion pulmonar, que las mas veces sigue un desarrollo muy rápido."
  5. Véase una sábia Memoria de Mr. Boussingault, presentada al Instituto de Francia. Viages científicos á los Andes
  6. Los dueños de fábricas pueden evitarlo en obsequio de su propio interés, haciendo planeaciones que hermosearán al mismo tiempo la ciudad.
  7. En el Archivo del Ayuntamiento existe cópia de esa disposicion.
  8. Párrafos 408 y 409.
  9. Viages científicos á los Andes.
  10. Por ejemplo, las del Loire, en Francia. Si las corrientes del Rio-Blanco no fueran tan impetuosas, sin duda una gran parte de la cosa de Sotavento estaria libre de las inundaciones del Papalóapan.