Ensayo de una historia de Orizaba: Al que leyere

Nota: Se respeta la ortografía original de la época






Al que leyere.

   “El trabajo puedo yo testificar
ha sido grande, la empresa
sobre mis fuerzas.”

Mariana.



O voy á encarecer las dificultades con que he luchado para escribir este libro, ni mucho menos á desdorarle con mal fingida modestia, para prevenir en su favor el ánimo del que tenga á bien leerle. De ambos propósitos está muy distante mi intencion. Lo primero, es propio de estas obras; lo segundo, debe escusarse, porque á la postre, cada quien, en sus juicios, adversos ó lisonjeros de las obras agenas, se guia por su propio consejo, sin atender á lo que pueda alegársele en un prólogo.

Propóngome manifestar aquí simplemente, cómo me ocurrió el pensamiento de escribir este Ensayo, y el orden que he seguido en su formación, para dar cabal idea del plan que he pretendido desenvolver en él.

Hace algunos años, por una feliz casualidad, vino á dar á mis manos un antiguo espediente: era nada menos el testimonio, legalizado en forma, de la fundación española de Orizaba.—Antes de este rico hallazgo, habíame ya ocurrido escribir un simple artículo histórico de esta ciudad: luego que leí, con suma avidez, aquel precioso manuscrito, sacado de la oscuridad en que yacia por las tormentas revolucionarias que sacuden nuestra abatida sociedad desde hace algún tiempo,—varié de dictamen, y díme en cuerpo y alma, á la molesta, pero para mí, grata ocupación de buscar eso que el vulgo llama desdeñosamente antiguallas, y reunir documentos históricos, para emprender otra obra mas importante, una vez que las noticias que aquella lectura me suministró, alentaron mis esperanzas de lograr ese intento.

Grandes fueron entonces mis afanes. No tardé mucho en comprender la importancia de la tarea que habia emprendido. Veces hubo en que me desanimé, al reflexionar que mis fuerzas, harto débiles, no me ayudarían; pero decidido á hacer lo que pudiera, sin pretensiones de ningún género, no reparé en mis vacilaciones y escrúpulos, y seguí resueltamente en mi trabajo.

Saber el origen de esta ciudad, después de conocer la antigua Historia de estas poblaciones, y desde ahí observar detenidamente su desarrollo material y su desenvolvimiento moral hasta el día; estudiar sus costumbres y apuntar los cambios que hayan sufrido en el trascurso del tiempo, y referir circunstanciadamente, tanto cuanto sea posible, los hechos, sin descuidar la unidad en los pormenores, para lograr la del plan que me he propuesto seguir para formarle, ha sido el triple asunto que he procurado bosquejar en este libro, guiado, en todo, por una estricta imparcialidad.

La Historia de Orizaba, á más de su importancia local, abunda en hechos notables, considerados en su enlace ya oculto ú manifiesto con otros de la Historia general de México.

Puedo afirmar que ni un solo documento antiguo ú moderno, relativo á Orizaba, se ha escapado á mis pesquisas, gracias á la deferencia, así del I. Ayuntamiento de la ciudad, que me permitió consultára su Archivo, como á la buena voluntad, y aun eficacia con que innumerables personas me han proporcionado documentos, datos y noticias preciosísimos.—No hay, pues, papel antiguo que no haya brujuleado y examinado, leido repetidas veces, y aun tomádome, con frecuencia, el trabajo de paleografiar para leer y comprender su contenido. De esta manera he logrado formar una Colección de documentos, cuyas fechas datan de 1542, esto es, de veintiun años después de la conquista.

No solo á esto he limitado mis investigaciones, que así puedo llamarlas.

La tradición ha sido, es y será una de las fuentes históricas mas ricas y abundantes para el que procura conocer el pasado de un pueblo ignora do, explicarse su presente y adivinar, por decirlo así, su porvenir.

Por esta razón he tratado de llamar en mi ayuda á todas las personas que por su edad y su posicion social, podían comunicarme noticias tradicionales, aprovechando yo la amistad y estimación que me dispensan.—Después las he sometido á un examen imparcial, haciendo á un lado mi fogosidad juvenil y las ligerezas en que, por lo común, se incurre á mi edad, al considerar hechos, como los que tienen de referirse en este Ensayo.—Así he recogido esas noticias que dan pasto á las conversaciones del hogar, y que trasmitidas de generación en generación forman la historia oral de los pueblos.—Por mi parte, creo haber llegado á tiempo para recojer y apuntar las que se refieren á Orizaba.

El Ensayo, le he dividido en cinco partes:

La 1.a Trata de la Estadística Física de la ciudad y su valle;

La 2.a De los Habitantes Primitivos de Ahauializapan y su historia antigua;

La 3.a De su Conquista por Gonzalo de Sandoval hasta la fundación de la actual ciudad;

La 4.a De la Dominacion española hasta la independencia; y

La 5.a Del Periodo comprendido entre 1821 y 1850.

Además, como complemento, agregaré una Noticia cronológica de efemérides locales, para que con facilidad puedan recordarse ciertos hechos importantes y curiosos, y un Apéndice en que insertaré algunos documentos justificativos de la narracion, por juzgarlos dignos de la luz pública.

Tal es la obra que va á leerse: con estas palabras quedan explicados su plan y las ideas que me han guiado para formarla. La dedico á Orizaba, puesto que su asunto á ella pertenece: espero, que la acepte.

Acaso esta dedicatoria sea su único mérito, y quiera Dios que la abone para con el público, y la severidad de una crítica justa y razonada.

Comprendo que habrá personas inflexibles para censurarme, cuya inteligencia, por escasa que sea, siempre será superior á la mia. No le temo á sus juicios, porque, en último caso, nunca se me negará el mérito de haber, el primero, acometido esta empresa y la constancia para haberla llevado á cabo, según mis cortos alcances.— Para mí con esto basta.

JOAQUIN ARRÓNIZ, HIJO.

Orizaba, Enero 1.° de 1867.