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Liberal Democrático, Partido
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Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-2840/4
Título: Liberal Democrático, Partido (Balmacedista)
Categoría: Partidos políticos
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PARTIDO LIBERAL DEMOCRATICO (BALMACEDISTA) editar

El Presidente de la República don José Manuel Balmaceda Fernández tuvo durante todo su Gobierno un sector del Partido Liberal que lo apoyó inalterablemente, que contribuyó en todo momento a la formación de Ministerios y que lo defendió hasta las últimas consecuencia.

Caído Balmaceda Fernández, este grupo, llamado "Liberal de Gobierno", cayó también con él y sus integrantes fueron perseguidos en forma implacable; apresados o desterrados; separados de sus empleos; o saqueados en sus casas. Las figuras más destacadas se vieron obligadas a permanecer ocultas o a huir del país; y aun se eliminó del Senado a senadores en ejercicio, como los señores Adolfo Valderrama, Rafael Casanova, Miguel Castillo y Claudio Vicuña.

Durante algún tiempo, los partidarios de Balmaceda permanecieron anonadados ante la persecución; pero poco a poco se fué produciendo la reacción y reapareció en ellos el espíritu de lucha y el propósito de reivindicar la memoria del ex Presidente. La acción empezó publicándose diversos periódicos, balmacedistas. El primero apareció en Talca y se llamó "El Progreso". Después se fundaron en Santiago "La República" y "La Democracia"; y luego otros en diversos lugares del país.

La idea de agrupar a los balmacedistas en una organización o Partido Político la inició don Manuel Arístides Zañartu, en 1892. Zañartu había sido uno de los más leales amigos del Presidente Balmaceda; y Ministro de Hacienda suyo hasta el último día de su gobierno. Después del triunfo de la Revolución su casa había sida saqueada, sus bienes secuestrados y él misma perseguido y procesado.

En Junio de 1892, Zañartu reunió en la imprenta de "La República", diario que él fundara, a un numeroso grupo de balmacedistas. Alli estaban los antiguos amigos del Presidente, los funcionarios destituidos, oficiales del ejército constitucional, ex parlamentarios, etc. Dijo Zañartu, dirigiéndose a los asistentes, que la Revolución no había sido suficiente para destruir los principios democráticos que había encarnado Balmaceda y que, por la tanto, el Partido Liberal debía surgir de nuevo, unido y engrandecido. Nació de esta reunión la idea de constituir un partido que agrupara a los balmacedistas, con el nombre de "Liberal Democrático". Quedó acordado realizar aquel mismo año una Gran Convención y se designó el siguiente Directorio Provisorio: Manuel Arístides Zañartu, Presidente; Benjamín Videla, Vice Presidente; Alfredo Prieto Zenteno, Tesorero; Jorge Figueroa, y Anselmo Blanlot Holley, Secretarios.

El Directorio Provisorio se puso a la tarea de organizar el nuevo Partido y de preparar la Convención, con gran entusiasmo. Pero una desgracia vino a paralizarlo en su actividad: el fallecimiento de don Manuel Arístides Zañartu, ocurrido el 29 de Agosto de 1892. Después de esto, como dice un documento contemporaneo, el Directorio "murió de inanición".

Con posterioridad se organizó un nuevo Directorio provisorio, compuesto primero por nueve miembros y luego ampliado a treinta, que fué presidido por don Adolfo Valderrama. Este Directorio continuó la labor del anterior y logró organizar numerosos Directorios Departamentales. Finiquitó también los preparativos de la Convención, que no había podido realizarse en 1892, fijando como fecha el 5 de noviembre de 1893 y como lugar de celebración la ciudad de Talca.

En conformidad a lo resuelto, la Primera Convención del Partido Liberal Democrático, se realizó en Talca el 5 de noviembre de 1893 y en ella se echaron las bases para la organización del Partido. Fué designado Presidente de ella don Adolfo Valderrama; Vice Presidente, don Agustín del Solar; y secretarios, los señores Manuel Salinas, José Ramón Nieto, Aníbal Letelier y Belfor Fernández.

Fué inaugurada solemnemente con un discurso de don Adolfo Valderrama, quién saludó a los convencionales, haciendo votos por el engrandecimiento del Partido y de las ideas que sustentaba. Era el señor Valderrama médico y escritor y había sido Senador de la República y Ministro del Presidente Balmaceda y a él se debía, en gran parte, la realización de aquella Convención. Contestó a nombre de los liberales talquinos, don Luis Epaminondas Donoso, que era Vice Presidente del Directorio Departamental de Talca.

En esta Convención se aprobó un "Reglamento Orgánico" para el Partido estableciendo como núcleos directivos a la "Covención" que debía reunirse cuatro meses antes de la renovación del Poder Legislativo con delegados elegidos por los Directorios Departamentales; al "Directorio General", formado por directores elegidos por la Convención, por los parlamentarios del Partido y por los Presidentes Departamentales; y a los "Directorios Departamentales", elegidos por los electores de cada Departamento.

No acordó esta Convención un programa para el Partido, sino que encomendó al Directorio General la confección de un proyecto para ser discutido en una próxima Convención. En cambio, aprobó una Declaración de Principios, en la cual se condensaron las ideas expuestas en los distintos discursos. Decía así en su parte básica: "El sistema parlamentario, en la condición extraña en que se ha planteado y funciona actualmente, no cabe dentro de ninguna de las formas de gobierno aceptadas por el derecho publico moderno y es absolutamente incompatible con el régimen republicano consagrado en nuestra Carta Fundamental. Así, pues, debe propenderse a la implantación del sistema representativo presidencial, que es el ideal republicano, en tanto cuanto lo permitan nuestros hábitos y condiciones peculiares". O sea, el punto básico del nuevo partido estaba constituído por el ideario del Presidente Balmaceda en cuanto a régimen político, ideario que había sido una de las causas de la Revolución de 1891. A continuación, se señalaron otros puntas programáticos que contenían, entre otras, las siguientes ideas: independencia de las funciones ejecutivas y legislativas; responsabilidad de los funcionarios del orden administrativo o ejecutivo; descentralización administrativa; mantenimiento del orden público, "condición esencial del progreso del país; protección a la industria; restablecimiento de la probidad administrativa.

Es fácil advertir que el fondo doctrinario del nuevo Partido estaba constituído por las ideas políticas del Presidente Balmaceda. Lo demás estaba constituído por los principios liberales, comunes a las demás fracciones del liberalismo de esa época. Había también un factor de caracter sentimental que lo animaba y que habría de contribuir poderosamente al entusiasmo con que inició sus primeros pasos. Este factor era el recuerdo y la veneración del ex Presidente don José Manuel Balmaceda. En cuanto a sus integrantes, ellos eran los antiguos liberales, que habían apoyado al Presidente durante todo su Gobierno, los oficiales separados del Ejército Constitucional, los funcionarios públicos destituídos, los amigos personales de Balmaceda y todos aquellos que habían sido perjudicados o vejados por la Revolución triunfante. A raiz de la Convención de Talca fué designado Presidente del Partido Liberal Democrático, don Enrique Salvador Sanfuentes. El señor Sanfuentes había sido amigo personal del Presidente Balmaceda y Ministro suyo en varias ocasiones. Figuró como candidato oficial a la Presidencia de la República y hubo de renunciar a dicha postulación por la agitación política que ella acarreó, siendo reemplazado en ella par don Claudio Vicuña. Más tarde se alejó de Balmaceda y aunque éste lo llamó, se excusó de volver. ¿No piensa Ud. venir? le había escrito el Presidente con fecha 6 de Abril de 1891; y había contestado: "Desgraciadamente, hombres y convicciones me alejaron de Ud... Mis convicciones son inalterables". Naturalmente estas circunstancias contribuyeron a que la designación del señor Sanfuentes no constituyera un vínculo de unión entre los balmacedistas y que fuera su designación resistida por algunos sectores. Sin embargo, logró imponerse y Sanfuentes fué por muchos años la cabeza del movimiento balmacedista.

Organizado ya el nuevo Partido Liberal Democrático, se dió a la tarea de acrecentar sus filas y prepararse para las elecciones parlamentarias que habrían de realizarse en 1894. Se formaron diversos Directorios Departamentales; se fundaran nuevos diarios y periódicos en todo al país; y se hizo activa divulgación de sus principios. Las candidaturas a diputados y senadores fueron presentados en todo el territorio nacional y los trabajos electorales se desarrollaron intensamente. A sólo tres años de la Revolución que había derrocado al balmacedismo y con la animadversión del Gobierno, la lucha que el Partido se proponía era indudablemente muy dura; pero el entusiasmo de los militantes y la afección hacia el Presidente Balmaceda, cuya memoria se quería reivindicar, superaron a los factores adversos.

El Gobierno, que encabezaba como Presidente de la República don Jorge Montt, se sintió naturalmente alarmado ante las proporciones que adquiría el nuevo movimiento. Como se realizaran algunas tentativas de perturbación del orden público e incluso hubiera un ataque, simulado o verdadero al Cuartel de Artillería de Santiago, el Ministro del Interior don Pedro Montt decretó el estada de sitio y relegó a Copiapó al Presidente del Partido Liberal Democrático don Enrique Salvador Sanfuentes y a la mayoría de los miembros del Directorio General. Como esto ocurría en vísperas de las elecciones, el Partido debía afrontar tales comicios sin sus cabezas dirigentes. Realizadas en este ambiente las elecciones parlamentarias de 1894, ellas constituyeron, sin embargo, un triunfo extraordinario e inesperado para el Partido Liberal Democrático. Obtuvo 6 Senadores y 26 diputados. Se constituía, así, en la segunda fuerza electoral de la República; y sólo el Partido Conservador, que había obtenido 29 diputados, lograba superarle.

Los parlamentarios balmacedistas desarrollaron en el Congreso una intensa actividad. Se preocuparon especialmente de la situación de sus correligionarios, que aun se mantenían en desmedradas condiciones, empobrecidos y perseguidos, muchos de ellos desterrados, separados de sus empleos o sin medios de subsistencia. Lograron obtener la aprobación de una ley de amnistía, en medio de violentos debates, ley que permitió regresar al país a muchos desterrados, entre ellos don Claudio Vicuña, que fué recibido entusiastamente. Lograron también obtener leyes de retiro para los militares separados del Ejercito Constitucional y de jubilación para los funcionarios civiles separados de sus cargos. Aparte de ello, atacó fuertemente la política monetaria del Presidente Montt, oponiéndose a la conversión metálica que éste propiciara. Contribuyó también, como dijo el Presidente del Partido señor Sanfuentes, a "derribar el régimen de coalición imperante y para suplantarlo por una organización política netamente liberal".

Sin embargo, algunos sectores del Partido criticaron a la representación parlamentaria por su "pasividad", por no haberse opuesto a la condena que se impuso a algunos personeros del gobierno de Balmaceda, por cooperar indirectamente con el Gobierno y por participar en gestiones de unificación liberal. Desde Mendoza, un balmacedista publicó una serie de cartas dirigidas a don Rafael Balmaceda, hermano del Presidente, en las cuales hacía acerbas críticas a los dirigentes del Partido, diciendo que los liberales democráticos habían dejado de ser balmacedistas.

El 27 de Noviembre de 1896 se realizó en Santiago la Segunda Convención del Partido Liberal Democrático. Fué presidida por don Enrique Salvador Sanfuentes, que continuaba siendo Presidente del Partido y asistieron 169 delegados. En esta Convención, el Presidente del Partido dió cuenta de la trayectoria seguida por la colectividad desde la anterior Convención. En ella también fué aprobado el "Programa del Partido", cuya parte básica decía: "El Partido Liberal Democrático debe su origen primordial a la diferencia de interpretación de la Constitución del Estado en materia de relaciones, facultades e independencia de los poderes Ejecutivo y Legislativo. La solución dada por las armas a una interpretación distinta a la sostenida, también por las armas, por el numeroso Partido que acompañó al Excmo. Presidente Balmaceda en defensa de las instituciones, obligó a los miembros de esa agrupación política a constituirse independientemente, convirtiendo en aspiración fundamental de su programa lo que creían existente en la historia, letra y espíritu de la Constitución de 1833. Esta consideración matriz, unida al anhelo especial de estimular otras reformas aceptadas en parte o en forma más atenuada por las otras ramas del Liberalismo, en cuyas filas militan y a cuya familia pertenecen los miembros del Partido Liberal Democrático lo autorizan a condensar sus aspiraciones y objetivos en las bases del siguiente Programa."

A continuación, señaló el Programa algunos puntos concretos, de entre los cuales merecen destacarse los siguientes: Mantenimiento de las leyes tendientes a secularizar el Estado; término del parlamentarismo, reemplazándolo por el régimen representativo o presidencial; incompatibilidades parlamentarias; Estado docente; instrucción primaria gratuita y obligatoria; protección a la industria; respeto a la libertad de enseñanza, pero sin facultad para otorgar títulos.

Como puede apreciarse, se mantiene la base doctrinaria constituída por un fondo de postulados liberales mezclados con las ideas políticas de Balmaceda, especialmente en lo que se refiere al régimen presidencial de gobierno.

Don Enrique Salvador Sanfuentes se mantuvo en la Presidencia del Partido hasta 1899, fecha en que fué designado Ministro Plenipotenciario en Francia. Fué reemplazado por don Claudio Vicuña Guerrero, otro de los amigos del Presidente Balmaceda, Ministro de Estado en varias ocasiones y que fué precisamente quien reemplazó a Sanfuentes como candidato oficial a la Presidencia de la República. En las elecciones presidenciales realizadas durante la Revolución, resultó elegido Presidente de la República; pero no alcanzó a asumir y salió expatriado. Regresó en 1895 y fué recibido entusiastamente.

Don Claudio Vicuña figuró como posible candidato a la Presidencia de la República en 1900. Aquel año se reunió una Convención formada por los partidos Liberal Democrático, Radical y Liberal Doctrinario para designar candidato a la Presidencia de la República. La más alta cuota de convencionales correspondía al Partido Liberal Democrático, en atención a su numerosa representación parlamentaria, circunstancia que le daba una situación preponderante dentro de la Convención. Parecía segura la designación de don Claudio Vicuña como candidato; pero ocurrió el hecho curioso de que gran parte del Partido Liberal Democrático no sufragó por él, resultando elegido en definitiva don Germán Riesco.

Poco después, el Partido Liberal Democrático se dividió en dos fracciones: una, talvez la más pequeña, continuó presidida por don Claudio Vicuña; la otra, fué presidida por Juán Luis Sanfuentes.

Desde que el Partido Liberal Democrático triunfara en las elecciones de 1894, mantuvo una apreciable representación parlamentaria y se constituyó en una de las principales fuerzas políticas del país. Aun cuando por su origen y por sus doctrina Revolución de 1891, se vio obligado a participar en las alternativas políticas que dicho régimen produce, haciendo y deshaciendo mayorías parlamentarlas. Fué, en realidad durante casi toda la época parlamentaria el fiel de la balanza y formando parte, ya de la Alianza Liberal y ya de la Coalición, determinaba cual era la combinación que debía gobernar.

Durante el Gobierno de don [Jorge Montt] no participó, evidentemente, en el Gobierno. Jamás el Presidente le ofreció ningún Ministerio ni el Partido lo habría aceptado.

En las elecciones presidenciales de 1896, figuraron como candidatos los señores Vicente Reyes por la Alianza Liberal; y don Federico Errázuriz Echaurren, por la Coalición. Los aliancistas pidieron el apoyo del Partido Liberal Democrático, adversario sólo de ayer; y el Partido no tuvo inconveniente en apoyar a don Vicente Reyes, en atención a que éste no había participado en la Revolución de 1891 ni firmado el Acta de Deposición del Presidente Balmaceda. Sin embargo, una fracción disidente, encabezada por los señores Adolfo Ibañez y Angel Custodio Vicuña, apoyó a don Federico Errázuriz.


Triunfante don Federico Errázuriz, inició su Gobierno con un Ministerio en el cual formaba parte don Adolfo Ibañez, en representación de la fracción balmacedista disidente. Más adelante, el Presidente Erra zuriz, ante la débil mayoría con que contaba en el Congreso entró en conversaciones con el Presidente liberal democrático don Enrique Salvador Sanfuentes y obtuvo el apoyo de este partido. Pudo así, en Abril de 1898, organizar un Gabinete en el que por primera vez figuraban dos ministros liberal democráticos: don Emilio Bello Codecido, yerno del Presidente Balmaceda, en la cartera de Industria y Obras Públicas; y don Juán José Latorre, en la cartera de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización. La permanencia de este Ministerio no fué de mucha duración, pues en Diciembre de aquel mismo año, los liberales democráticos se retiraron del Gobierno. En años posteriores, volvió el Partido Liberal Democrático a colaborar en el Gabinete del señor Errázuriz, ocupando carteras ministeriales, entre otros, los señores Emilio Bello Codecido, don Manuel Salinas, don José Ramón Nieto, don Aníbal Zañartu, don Juan Luis Sanfuentes.

En las elecciones presidenciales de 1901, el Partido Liberal Democrático, formando parte de la Alianza Liberal, apoyó la candidatura de don Germán Riesco. El año anterior, el Partido se había dividido en dos fracciones, según hemos visto: una, que fué llamada "vicuñista" y otra "sanfuentista". En este año de 1901, ambas fracciones se unificaron y pudieron así apoyar a don Germán Riesco como Partido único.

Don Germán Riesco inició su gobierno con un Gabinete en el que figuraban dos liberales democráticos: don Manuel Egidio Ballesteros, de la antigua fracción vicuñista, en la Cartera de Justicia e Instrucción Pública; y don Juán Luis Sanfuentes, en la Cartera de Hacienda. Pronto se produjeron dificultades entre ambos ministros liberal-democráticos, con ocasión del nombramiento de un Intendente, a consecuencias de las cuales el señor Sanfuentes presentó su renuncia, considerando que se había preferido a un vicuñista. Sin embargo, en posteriores gabinetes de Alianza Liberal continuaron figurando liberales-democráticos de ambas fracciones.

En Noviembre de 1902, el Partido Liberal Democrático abandonó la Alianza Liberal y concertó pacto con nacionales y conservadores. Esta combinación coalicionista ingresó al Gobierno y el Partido Liberal Democrático figuró, así, en el Ministerio. Su actitud provocó protestas aun dentro de sus propias filas; y así, don Guillermo Rivera renunció al Partido, y don Manuel Egidio Ballesteros declaró que no asistiría a ninguna reunión del Partido "mientras éste se mantenga unido al Partido Conservador por un pacto que los estatutos fundamentales condenan expresamente". En Mayo de 1904, el Partido Liberal Democrático integró de nuevo la Alianza Liberal y formó parte de un Gabinete presidido por don Manuel Egidio Ballesteros y en el cual formaban parte otros ministros liberal democráticos. Luego, el 30 de Octubre, participó en otro Ministerio presidido por don Emilio Bello Codecido; y el 18 de Marzo de 1905, en otro encabezado por don Rafael Balmaceda; en todos los cuales tuvo una situación preponderante.

En Octubre de 1905, el Presidente Riesco volvió a gobernar con la Coalición, en la cual participaba también el Partido Liberal Democrático, con los Ministros Guillermo Pinto Agüero en Justicia e Instrucción Pública y Belfor Fernández, en Hacienda.

Puede observarse que el Partido Liberal Democrático, como lo dijeramos en líneas anteriores, es el fiel de la balanza. Según como incline sus simpatías o preferencias, es la mayoría de gobierno que se forma; hace y deshace Coaliciones y Alianzas Liberales; y organiza y derriba gabinetes. Es, pues, en esta época una fuerza política de consideración, que debe ser tomada en cuenta en todas las ocasiones; y aún cuando nació atacando al parlamentarismo, es este mismo régimen quien le da su más poderosa arma de combate.

En las elecciones presidenciales de 1906, el Partido Liberal Democrático, junto al Partido Conservador, apoyó la candidatura de don Fernando Lazcano, liberal, que contaba también con el sector moderado de su partido. En contra de esta candidatura se levantó la de don Pedro Montt, apoyada por nacionales, radicales, liberales doctrinarios y un grupo conservador. Durante la campaña se hicieron los más duros ataques en contra del Partido Liberal Democrático que por su actuación política de los últimos años se había concitado muchas odiosidades. Se llegó a levantar como bandera de combate la necesidad de un gobierno fuerte y el peligro que significaría la llegada de los balmacedistas al gobierno con Fernando Lazcano.

Resultó triunfante don Pedro Montt en cuyo Gobierno, dadas las características del régimen parlamentario imperante, el Partido Liberal Democrático tuvo también participación. Entre otros, fueron Ministro de este Partido los señores Luis Antoni Vergara, Rafael Balmaceda y don Manuel Salinas. Durante esta época, el Partido nuevamente aparece dividido en dos fracciones: una, dirigida por don Elías Balmaceda, hermano del Presidente; y otra, dirigida por don Juán Luis Sanfuentes.

En las elecciones de 1910, apoyó a don Ramón Barros Luco, que resultó elegido Presidente de la República, sin lucha. Durante este Gobierno tuvo el Partido Liberal Democrático una importante situación política y participó reiteradamente en los ministerios. El Presidente del Partido Liberal Democrático don Juán Luis Sanfuentes desempeñó un importante papel político; y era fama en la época que cada vez que el Presidente de la República necesitaba organizar un nuevo Gabinete que contara con mayoría parlamentaria, decía: ¡Vayan a buscarme a Sanfuentes!

En 1915 resultó elegido Presidente de la República don Juán Luis Sanfuentes, jefe del Partido Liberal Democrático, como hemos visto. Desde la caída de Balmaceda, ningún miembro del Partido había ocupado la Presidencia de la República, aun cuando había figurado como candidatos con muy buenas posibilidades, los señores Claudio Vicuña y Enrique Salvador Sanfuentes, precisamente los mismos que fueran candidatos durante al Gobierno de Balmaceda. La llegada de don Juán Luis Sanfuentes a la Presidencia de la República, hizo pensar que el Partido Liberal Democrático llegaba a la cúspide de su poderío político y se engrandecía definitivamente. Sin embargo, no ocurrió así. Sanfuentes, siguiendo las normas del régimen parlamentario imperante, tuvo que someterse a las mayorías, sin que su Partido pudiera tener permanentemente la primacía en el poder. El Partido Liberal Democrático empezó a debilitarse y a languidecer; y cuando Sanfuentes abandonó la Presidencia, estaba ya en pleno proceso de desintegración.

En las elecciones presidenciales de 1920, el Partido Liberal Democrático integró la combinación política denominada "Unión Nacional" (Véase) que venía a reemplazar a la Coalición. En tal caracter, participó en la Convención Presidencial y apoyó la candidatura de don Luis Barros Borgoño. Sin embargo, hubo un sector del Partido, que se incorporó a la Alianza Liberal y apoyó la candidatura de don Arturo Alessandri Palma.

Durante el gobierno de don Arturo Alessandri la actuación del Partido Liberal Democrático no se destacó mayormente. Ministros del Partido, entre otros, fueron los señores Absalón Valencia, Emilio Bello Codecido, Enrique Zañartu Prieto, don Belfor Fernández.

En las elecciones parlamentarias realizadas en 1924, el Partido Li beral Democrático se presentó dividido en dos fracciones: una, llamada "Partido Liberal Democrático Aliancista", que apoyaba al Gobierno de Alessandri y era presidida por Claudio Vicuña Subercaseaux; y otra, llamada "Partido Liberal Democrático Unionista", que era opositora y presidía don Enrique Zañartu Prieto. Los primeros obtuvieron tres senadores y ocho diputados; los segundos, dos senadores y ocho diputados.

En el movimiento revolucionario iniciado el 5 de Setiembre de 1924, el Partido Liberal Democrático no tuvo mayor intervención, salvo que, al ser llamado nuevamente al gobierno el señor Alessandri, la fracción aliancista adhirió entusiastamente a la nueva situación.

El régimen parlamentarlo que había sido impuesto por la Constitución de 1925, hizo crisis durante el gobierno de Alessandri. La rotativa ministerial, las inestables mayorías parlamentarias y los tropiezos que se le achacaron para el normal desenvolvimiento del gobierno, terminaron por desprestigiarlo ante la opinión pública. Ante esta situación, el Presidente Alessandri, al reasumir el Gobierno en 1925, se dió a la tarea de modificar el régimen político. Fué elaborado un proyecto de Constitución Política que establecía claramente el régimen presidencial de gobierno, poniendo término, así, al parlamentarismo y reafirmando las ideas que había defendido el Presidente Balmaceda. Sometido a un plebiscito, este proyecto fué aprobado y se promulgó como Constitución Política, aquel mismo año de 1925.

Frente a este proyecto, la actitud del Partido Liberal Democrático solo podía ser una. Nacido a la vida pública en lucha con el régimen parlamentario que implantó la Revolución de 1891 y teniendo entre los principales puntos de su programa el régimen presidencial de Gobierno, debía necesariamente apoyar el proyecto de nueva Constitución. Así, ambas fracciones se pronunciaron en su favor.

El 29 de Agosto, fué publicado un Manifiesto con la firma de altos personeros liberal democrático, que pedían voto favorable para el proyecto de Constitución, haciendo presente la semejanza de este proyecto con el que presentara al Congreso el 2 de Julio de 1890, el Presidente Balmaceda. Decía así en sus principales acápites: "El proyecto de Constitución aprobado por la Comisión Consultiva, encarna en sí la realización integral los ideales de Balmaceda......... Si es deber ineludible de todos los ciudadanos, deber moral, deber patriótico, estudiar con profundo interés, con espíritu sereno, con elevación de miras y con honrada conciencia, el pro yecto de reforma constitucional que se presenta hoy a su consideración; si es deber ineludible de todos acudir a las urnas sin vacilación y sin debilidad a votar en el sentido que esa conciencia y ese estudio les indiquen, es aún mucho más fuerte, mucho más grave, mucho más llena de responsabilidades la situación que se presenta a los liberales democráticos. Pertenecen ellos a un Partido que nació a la vida política, luchando contra el entroizamiento del sistema parlamentario de gobierno, luchando por mantener la independencia y la responsabilidad de los diversos poderes públicos. Luchando por sostener la eficiencia de la acción gubernamental, esto es, de la acción del Ejecutivo para producir sin tropiezos el avance del país por todas las vías del progreso moderno. Treinta años de dolorosa experiencia nacional han dado plena razón a los ideales, a las doctrinas, a las previsiones del fundador del Partido, de sus organizadores y de sus prohombres. Se presenta hoy a los liberales democráticos la primera oportunidad en estos treinta y tantos años, de realizar plenamente su programa, y de echar en conformidad a su tradicional conciencia política, las bases de la tranquilidad, del orden, del gobierno eficiente y de la futura grandeza de la República............" Firman: Emilio Bello Codecido (autorización cablegráfica), Emiliano Figueroa, Juán Mackenna, Enrique Zañartu P., Carlos Silva Cruz, Belfor Fernández, Enrique O. Barbosa, Victorino Varela, Julio Prado Amor, Miguel Arrate Larrain, Marcos A. de la Cuadra, Luis Bañados Espinosa, Rafael del Canto, Ramón Luis Fuenzalida, Temístocles Urrutia, René de la Jara, Rafael Lorca, Maximiliano del Campo, Arturo Ibañez, José María Lorca, Carlos Rubio Dominguez, Domingo Antonio Solar.

En 1926, el Partido Liberal Democrático se mantenía dividido en dos fracciones: la fracción Unionista, presidida por don Pedro Opazo Letelier y la fracción Aliancista, presidida por don Enrique Barbosa. Ambas fracciones concurrieron al acuerdo de Partidos que permitió la elección como Presidente de la República de don Emiliano Figueroa Larrain, miembro del Partido Democrático.

Durante el gobierno iniciado en 1927 por don Carlos Ibañez del Campo, el Partido Liberal Democrático, luego de seguir la suerte de todos los Partidos Políticos, que no pudieron desenvolverse con amplias garantías, terminó por desaparecer. En aquella época, en efecto, a fin de participar en el arbitraje electoral que permitió elegir Congreso Nacional sin lucha en 1930 , se realizó una unificación de las distintas fracciones liberales. En esta forma nació el Partido Liberal Unido, que tenía mucho de artificial, y que agrupó a los partidos Nacional, Liberal Democrático y Liberal. Era presidido por don Pedro Opaso Letelier. En esta forma, el Partido Liberal Democrático, no tuvo representación en el Congreso de 1930, llamado "Congreso Termal". Los miembros de sus filas que resultaron designados, lo fueron bajo la denominación común de "liberales".

Sin embargo, al caer el gobierno de Ibañez en 1931, y dentro del resurgimiento político que se produjo, reapareció un Partido Liberal Democrático o balmacedista, que fué presidido por don Enrique Barbosa. Esta colectividad apoyó la candidatura presidencial de don Arturo Alessandri Palma y formó parte de la combinación política que se denominó "Federación de Izquierda" (Véase).

En el Congreso Nacional de 1932 solamente obtuvo un diputado y ningún senador. Quedaba, pues, practicamente extinguido el Partido Liberal Democrático. En realidad, las razones resultaban de los mismo acontecimientos políticos había desparecido ya el régimen parlamentario en contra del cual se había levantado la principal base programática del partido; estaba ya debilitado por el tiempo el facto sentimental de afección hacia el Presidente Balmaceda; y había una total coincidencia de principios con las demás fracciones liberales.

El mismo año 1932 después de las elecciones, se produjo la definitiva unión de todas las fracciones liberales, dándose nacimiento al "Partido Liberal", unico (Véase). El Partido Liberal Democrático, presidida por don Juán C. Zamorano, participó también en esta unificación y desapareció para siempre.

Sin embargo, suelen reaparecer agrupaciones balmacedistas sin mayor base electoral y que no prevalecen. Se ha mantenido también un grupo de antiguos balmacedistas que suele ser llamada "Vieja Guardia", formado en gran parte por sobrevivientes de la época de 1891, que mantienen el recuerdo del Presidente Balmaceda y se reúnen en un Club Social denominado "Presidente Balmaceda", que funciona en un local de calle Compañía que fué donado para este efecto por don Elías Balmaceda, hermano del Presidente. Pero todos ellos forman parte del Partido Liberal.


Bibliografía editar

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