Enciclopedia Chilena/Folclore/Leyenda, La

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La Leyenda
Artículo de la Enciclopedia Chilena

Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-519/100
Título: La Leyenda
Categoría: Folclore


Leyenda, La.

Folk. Creencia.

La complejidad de la leyenda, dificulta muchísimo comprender este fenómenos del folklore. No obstante, atendiendo a su función, podemos caracterizarla como una creencia localizada, expuesta en variable extensión, que de la cual se busca interpretar, de una manera fantástica, la existencia de un ser, cosa o personaje mítico.

Esta forma narrativa, que sólo envuelve la médula de la leyenda, ha conducido, a menudo y erróneamente, a situarla en el mismo plano del cuento, con cuya función difiere ostensiblemente. Por otra parte, las meras inclusiones de mitos y de supersticiones que suelen aparecer en sus textos, no deben provocar equívocos con respecto de la esencia de los unos y de la otra. Tal es el caso de las leyendas referentes a lagunas encantadas - como la de Aculeo, en la provincia de Santiago; la de Tagua-Tagua, en la de O'Higgins; la de San Pedro, en la de Concepción - en cutas aguas habitan caballos y toros mitológicos.

Una amplia y elemental división permite encontrar dos clases de leyendas folklóricas nacionales: las que presentan una explicación de las causas que produjeron el ser o cosa legendarios - técnicamente denominadas etiológicas - y las que se limitan a plantear, con más o menos detalles, la presencia y acción de elementos maravillosos.

Un ejemplo de la primera clase interpreta el nacimiento de la laguna de Tagua-Tagua, actualmente seca y de riquísima calidad agrícola.

En los comienzos de la conquista de Chile, el guerrero español llegó a la hermosa comarca, hoy llamada San Vicente de Tagua-Tagua, nombre cuya partícula indígena compuesta deberíase etimológicamente a un ave acuática o a una planta semejante a la totora, conocidas con esta voz autóctona y muy comunes otrora en la zona. Sin hallar mejor resistencia, el conquistador apoderóse de construcciones y campos de labranza, e hizo prisionero, entre muchos, al amo y señor del lugar, perteneciente a la realeza incásica, quien ejercía el gobierno de aquel reducto. Condenado a morir, con sus súbditos principales, solicitó, como última merced, subir a la torre más alta de la fortaleza emplazada en el cerro designado actualmente Del Inca, lo que le fue concedido. Desde allí lanzó tres gritos mágicos y tres tiros de honda, convirtiendo el fértil valle en que estaban sus dominios en una inmensa y profunda laguna.

Vigente de un modo notable la leyenda en todo nuestro territorio, podemos distinguir, junto al influjo general de los ancestros europeos, fuentes aborígenes en relación con sus respectivos sectores geográficos, destacando las de procedencia atacameña, quechua y aymara, en la zona norte; araucana -genéricamente hablando- en el centro y sur; sin olvidar, en el extremo austral, las poéticas versiones de origen ona y alacalufe.

La aplicación artística de alta jerarquía inspirada en este fenómeno folklórico, se evidencia en no pocas producciones de la escuela criollista, particularmente en el cuento, donde sobresaliera la pluma maestra de Mariano Latorre. Mucho menos abundantes han sido las incursiones en el campo musical y plástico, una de cuyas figuras mayormente representativas, Carlos Isamitt, sobre la base de investigaciones antropológicas, ha obtenido sendas realizaciones, coronadas por su obra de ballet El Pozo de Oro. Otra proyección valiosa consiste en el estudio de factores étnicos sociales y psíquicos del hombre chileno por medio de la práctica de narraciones legendarias; sin duda, también de gran utilidad en la difusión turística. Pero, el campo de aprovechamiento más propicio es el pedagógico, hasta ahora reducido a la transcripción de leyendas en textos escolare, sin un criterio metodológico adecuado, en circunstancias que la recolección de material y posterior análisis descriptivo, comparativo y funcional por parte de los propios alumnos, podría ser uno de los mejores recursos de verdadera formación en las actividades de la enseñanza, por desgracia muchas veces desconocedora de los valores nacionales.

El mismo proceso básico de introducción, propagación y evolución, seguido por el mito o el cuento, materializado por el agente hispánico en América, muestra la leyenda en Chile, una temática universalista, y por otra, acusa la repercusión de caracteres formales de variada índole cultural sobre nuestras creencias indígenas, dejando apreciar, aunque no siempre con facilidad, las dos grandes vertientes de formación de este tipo de creencia folklórica, en nuestro país y en nuestros días.