Enciclopedia Chilena/Folclore/Invunche, Mito

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Invunche, Mito
Artículo de la Enciclopedia Chilena

Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-2902/14
Título: Invunche, Mito
Categoría: Folclore


Invunche.

Mito.

Mito propagado en la zona austral del país, sobre todo en Chiloé; lleva también el nombre de Ivunche. Trátase de un ser deforme y contrahecho, que lleva la cara vuelta hacia la espalda y que anda sobre una pierna, por tener la otra pegada en la parte trasera del cuello. Usan de él los brujos para evacuarle consultas, que aquel les absuelve, o bien para realizar maleficios. Lo mantendrían siempre encerrado en una cueva, donde lo alimentarían con carne de niños recién nacidos.

Cuando lo necesitan, lo sacan de la cueva y lo van azotando hasta el lugar donde pretenden ocasionar el daño. En el trayecto el Invunche va dando unos chivateos que aterran a los vecinos y les anuncian alguna próxima desgracia. El Invunche es una criatura de los propios brujos, quienes raptan para ello a un niño de tierna edad y lo van deformando por medio de descoyunturas y torcimientos, hasta darle la forma ya indicada. Se le dá también el nombre de Vuta o Vuta-Machi.

Esta última designación es interesante, por cuanto vuta significa en araucano gran o grande, siendo maohi el mago que practica la magia blanca (Véase Machi. El Invunche a todas luces practica, en cambio, la magia negra, sirviendo de instrumento a los brujos, quienen le daban, para mofarse de los machis, el nombre de El Grande (Vuta) o Gran Machi (Vuta-Machi). De acuerdo con la creencia popular de Chiloé, los brujos se reunen en la Casa Grande, representada por una cueva existente enf Quicaví.

De lo dicho se desprende claramente el origen araucano de este mito, a cuya lengua pertenece también el nombre, que se deriva de ivün (hipertrofiado, deformado) y che (hombre). También creían los araucanos en los brujos, que llevaban el nombre de calcu.

Febrés dá en su "Diccionario" la siguiente definición del Ivunche: son seres a "los que consultan los brujos en sus cuevas, donde los crían desde chiquitos para sus hechicerías o encantos; a éstos llaman las indias ivum coñi" agrega que ivum equivale a monstruo; coñi significa niño. Havestadt informa en su "Chilidugu" que estos niños eran raptados a la primera edad y deformados en la forma ya descrita, a fin de usarlos en seguida como consejeros y consultores. Estas citas comprueban que el mito es netamente araucano.

En su obra sobre "Mitos y Supersticiones" informa Julio Vicuña C., que el mito estaba propagado hacia el N. a lo menos hasta la zona de Santiago.

En Coihueco (Chillán) se le informó que para transformar a los niños en Invunches, los brujos les cosen todos los portillos del cuerpo y luego los echan desnudos a los pajonales. En Melipilla se expresó que los brujos convierten en Invunches a los niños que se roban, tapándoles todos los agujeros y dejándolos parejos. En Talagante se agregó que se trataba de niños de 6 meses a 1 año de edad y que eran sometidos a las mismas prácticas. Si los padres del niño llegan a descubrir el paradero de él, los brujos le lanzan una rociada, muriendo el Invunche, cuyo cadáver dejaban en el mismo sitio a fin de que los deudos lo recojan y se convenzan que es peligroso contrariar la voluntad de los brujos. El informante agregó que los Invunches servían a los brujos para custodiar los entierros, que se transformaban en propiedad de éstos al no ser retirados dentro de un año.

En el "Vocabulario de la Lengua Veliche" informa Alejandro Cañas P. que el Invunche es un ser racional o animal imaginario que los brujos crían en sus cuevas y de los que se valen para consultarles sus hechicerías. Lo consideran como un hombre enano , deforme, de aspecto siniestro, pero otros creen que en realidad es más bien un chivo que se alimenta de carne humana y que sirve a los brujos en la tarea de tirar el daño. Otros lo confunden con el Camahueto, atribuyéndole la figura de un ternero.

En 1880 se realizó en Chiloé un famoso proceso sobre brujería, partes del cual fueron publicadas en un folleto intitulado "Los Brujos de Chiloé" y por el Dr. Ferrer en su "Historia General de la Medicina en Chile". Uno de los testigos declaró que la Cueva de Quicaví es "una casa subterránea construída por los mismos indígenas", en que el declarante vió muchos años antes "dos seres completamente desfigurados, que se parecían, el uno a un chivato, porque también se arrastraba, y el otro a un hombre desnudo y con barba y pelos completamente blancos y que le llegaba hasta la mitad del cuerpo. A este ultimo le conocían con el nombre de Invunche y a aquel con el de Chivato... Estos habitantes de la cueva aparentaban tener unos 50 años, y desde su fundación existía, reemplazándolos por otros cuando ellos morían. Para adquirirlo se reunía el consejo (de los brujos) y determinaba las personas que debían ser Invunche y el Chivato, y aún cuando ellos no quisieran, los tomaban por la fuerza y los encerraban en la cueva. Ahí los acostumbraban a vivir sin permitir que salieran a ninguna parte, y manteniéndolos con carne de chivato, de cabrito y de niños difuntos que robaban en el panteón y dándoles a beber agua de picochihuín. De esta manera permanecían encerrados, y sólo cuando ya estaban convencidos de que no se irían a ninguna parte, amenazándolos con la pena de la vida si se arrancaban, les daban de cuando en cuando permiso para que salieran de noche a divertirse. Esta libertad consistía en salir a dar brincos y gritos en la pampa como chivatos. Tienen la creencia que estos dos encerrados se convertían al fin en diablos". Agrega el declarante que asistió a uno de estos consejos, en el que "El Chivato y el Invunche estaban ahí sin tomar parte en nada". Informando también que ignoraba la suerte que ellos habían corrido, pues no los había vuelto a ver.