Enciclopedia Chilena/Folclore/Hechicería y medicina popular

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Hechicería y medicina popular
Artículo de la Enciclopedia Chilena

Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-2985/12
Título: Hechicería y medicina popular
Categoría: Folclore


VII. HECHICERIA y Medicina Popular

El reciente e inesperado éxito del Congreso de Brujos, celebrado en Inglaterra (1951), pone de manifiesto una inclinación humana mas antigua que la historia. Enormemente atañen a la ciencia folklórica estas anifestaciones en las cuales las gentes sencillas esperan encontrar la máxima autoridad espiritual, un consuelo para todas sus cuitas y aflicciones y una panacea para todos sus males.

Las brujas; "ña Saturnina", "La Ranchona", "ña Prosperina" cuando ya alcanzan la plena posesión de su arte recurren al uso de la varita de virtud, de la vela de cera, del globo de cristal, del mate curado por un brujo reconocido y otros atributos cabalísticos. Las palabras mágicas que usan da preferencia en sus ensalmos y maleficios son "lagarto" y "culebra", repetidas insidiosamente para acompañar y espiritualizar sus sahumerios y alharaquentos pases u exorcismos.

Causales, diagnósticos y promesas se apoyan en una determinada actitud moral del paciente o de la persona sindicada; la cual o bien "está maldita", o "está embrujada", o "tiene el diablo adentro", o "ha hecho pacto con Satanás". Los hechos mismos y las circunstancias pueden ser favorables o "de mala seña"; y entre los animales fatídicos se clasifican la rana, el sapo, la serpiente, el mfatídicasurciélago, la lechuza, etc.; a todos los cuales se les atribuyen poderes magnéticos. Entre las aves fatídicas, y cuyo canto agorero es mas temido, está el "chuncho", nocturno pájaro chileno similar al mochuelo y, no son pocos los bichos y sabandijas que preocupan las mentes simples y remueven la ingenuidad de los campesinos. De esta misma calaña son las míticas creaciones de la "calchona", los "culebrones", los "chonchones" (araucanos) y otras fatídicas aves o monstruos que persiguen a los caminantes o "rumbeadores"; o bien exorcizan con su "resuello" a los inocentes. La crónica menuda de la hechicería se refiere a las inciertas consecuencias que puede traer un "mal impuesto" o bien un "mal de ojo" y a los arcanos medios de estirparlos y combatirlos. En el ceremonial criollo se nota la influencia de los "machis" araucanos, raza aborigen especialmente dotada para la brujería y de esa estirpe también se han heredado gran parte de la farmacopea casera y muchas recetas de mixturas y de filtros mágicos.

Una otra faz bien favorecida de estas aficiones da los aldeanos es la rebusca de los "entierros". En los huertos o en el zaguan de las casonas abundan las señas de excavaciones practicadas en los sitios en que "ha sonado a hueco". En las noches del Viernes Santo o en la iluminada víspera de San Juan es cuando actúan de preferencia los "buscadores de entierros ", a causa de que en esas horas de santidad quedan desautorizados y maltrechos los malignos espíritus encargados de custodiar esas riquezas. El intento se debe efectuar evitando, en lo posible, que se "deshaga el encanto " y la magnitud de esos bienes escondidos se distingue por cifras que indican las cargas de plata sacadas de algún "alcance" minero .

Bien característico también de la brujería chilena es el culto de las "animitas", como promesa o voto al ánima de un pariente, amigo o vecino asesinado o simplemente fallecido por accidente en la vía pública. En el sitio fatal se labra una gruta y dentro de ella se encienden velas noche y día y aún se depositan ofrendas florales. Estos rincones son venerados por el vecindario y los fieles acuden a orar y cumplir sus mandas al difunto.

Algo verdaderamente peculiar de la mitología chilena es el fárrago de las supersticiones y los mitos mineros, generados al través de la vida secular de las importantes faenas extractivas del país, y distribuidas y desarrolladas en enormes regiones montañosas y desérticas que imprimen al suelo y a la vida social un cariz bien singular y una fisonomía determinada. Coinciden precisamente las características geológicas de esas tierras con una diferente filiación étnica de la población criolla. Ahí ya no se trata de ascendencia araucana, o propiamente promaucae, sino diaguita ,atacameña o quechua, hasta hacer prevalecer un tipo racial bien aclimatado a un medio físico bien diferente al del resto del territorio. En ese medio especial, los mitos son diferentes y componen con la sugestiva e imponente apariencia de las "apachetas", las "chulpas", los "petroglifos", los "pukarás" y las ruinas, un mundo espiritual bien privativo de esa porción singular del confín austral de América.

Refiriéndose a la nación chilena y al campo espiritual que dominan los adivinos, los brujos, los hechiceros, los curanderos, los magos, los charlatanes, los embaucadores y otros traficantes de la gazmoñería y de la superchería, está demás advertir que todos esos iniciados son los que tramitan trances tan diversos como la redención de "las almas en pena", las imposiciones de males ya citados, los anuncios de lluvias y otras especialidades de la mítica general. Los cartomanticos predicen el porvenir y los signos de la suerte, pero los casos mas graves quedan a cargo de videntes y augures de ambos sexos, que interpretan los pactos, las apariciones, los encantamientos y otros hechos infaustos. Distribuyen y mercan amuletos y talismanes; impartiendo, al mismo tiempo, a aquellos creyentes mas fervorosos, instrucciones secretas del ritual, entre las cuales se clasifica en alto honor y estraña consigna el sortilegio de la piedra imán.

Hacia el final del Coloniaje, ciertas localidades eran especialmente favorecidas por la brujería y la raja de Maquegua (Illapel), las aldeas de Casuto (Elqui), de Petorca (Aconcagua), de Alhué (Rancagua) y Talagante (Melipilla) gozaban de cierto renombre. Según la creencia popular, al anochecer empezaba, en tales parajes, el reinado del encantamiento y la hechicería. Era la hora de los brujos y el tráfico de espíritus y fantasmas dió pasto a muchas leyendas y aún forjó romances chilenos de pulida verba.

La hispánica consigna de la Cueva de Salamanca tuvo en Chile especial repercusión y se ubican sus entradas, y salidas en Chalinga (Dep. de Illapel), El Molle (Dep. de Elqui), en Lonquén (Dep. de Santiago), en Vichuquén (Prov. de Curicó), en Quicaví (Dep. de Ancud), en varias partes de la isla grande de Chiloé y aún en las laderas del Cerro San Cristóbal, en plena ciudad de Santiago.

Resonantes sucesos de brujos y brujerías se han registrado en Chile desde los tiempos de la Alta Colonia y de ellos se han ocupado la Real Audiencia representando a la Inquisición de Lima, los legajos judiciales, la prensa diaria y periódica - con motivo de la irrupción, a comienzos del siglo, en el lugarejo de Cabildo (Aconcagua) del vidente Davicito-, las obras folklóricas y la novela y el teatro. Sin embargo estas investigaciones no han sido sometidas a un método o a una clasificación; y cabe recordar en este propósito el estudio mexicano (citado en la bibliografía), en el cual se da cuenta de un medio centenar de brujas repartidas por todo el país y clasificadas por versiones impresas u orales, procedencia, caracteres físicos, nombres u apodos, tiempos que les son propicios, actos que realizan, transformaciones y sus medios, lugares de reunión, manera de transportarse, modo de contrarrestar sus maleficios y sistema para capturarlas y aún de matarlas.

Está demás recordar que los aspectos folklóricos de la magia y el ocultismo quedan incluidos en el presente capítulo.
VII. — HECHICERÍA

Miranda (Marta Elba): "Aposento de Brujos". Santiago 1943. -.- Cabrejo (Miguel S.): "El mal del ojo", en revista "Folklore" Nos. 27-28 de 1952. Lima (Perú). -.- Rodríguez Rivera (Virginia):"Las Brujas en el folklore de México", en Anuario dé la Sociedad Folklórica de México, tomo VI. 1950, México. -.- Mondragon Romero (Domingo): "Las Hechiceras y los Brujos", en "Fol­klore" N° 22, de 1949, de Lima (Perú). -.- Favia (Mario N.): Hechicería (bibliografía del tema), en Anales de la Sociedad Folklórica de México. tomo VII. 1951. México. -.- Mayorga (Wilfredo): "La Bruja" (drama inédito). Santiago. (hechicería). -.- Lavín (Carlos): "El diablo en Alhué", en revista Zig-Zag de 9 de Marzo de 1945. Santiago.