Enciclopedia Chilena/Folclore/Construcciónes (Original: Vida Rural)

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Construcciónes (Original: Vida Rural)
Artículo de la Enciclopedia Chilena

Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-2985/5
Título: Construcciónes (Original: Vida Rural)
Categoría: Folclore


Construcciones.

La habitación, las construcciones, los accesorios y las instalaciones agrarias marcaron fidelidad en ciertos tópicos, pero la adaptación fué tan imperiosa y subyugadora en el nuevo medio geográfico corno la influencia evidente de las culturas precolombinas. En la edificación chilena - con carácter folklórico - una de las más variadas del Nuevo Mundo. Sin ostensible originalidad en lo arquitectónico no sostiene modelos especiales en lo propiamente rural; pero, en ambientes lugareños, sin embargo, acusa cierta personalidad en la decoración de la artesanía de las fachadas.

Como vivienda campesina la "casa elemental" no es digna de describirse en Chile como una especialidad a causa de sus contradictorios aspectos y sus transformaciones. En las norteñas comarcas desérticas las cabañas multiformes se reducen a la caseta de burda madera o de "calamina" (planchas de zinc o chapas de hierro), o bien a la casucha quechua de piedra canteada o de pirca. Domina, sin embargo, el rancho provisional o inestable, pero bien similar a la choza peruana o al rancho del N.O. argentino, todos estructurados con los palos, horcones, ramas, barro y paja que completan la técnica quechua de la "quincha". Hacia el Agro Central domina una construcción más pesada en que abundan la teja y el adobe, para terminar, y desde la latitud 38 Sur, en la casa completa de madera y la típica vivienda chilota.

Un lineamiento general del clásico rancho chileno lo reduce a una pieza y sus escuetas dependencias. Es una vivienda de una sola planta, con silueta rectangular, con muros de materias vegetales y minerales y una techumbre de dos pendientes. La armazón es improvisada y apenas se advierte una puerta y un respiradero - que no es ni lumbrera ni tronera - para la salida del humo. Interior y exteriormente lleva suelo en tierra apisonada y requiere arbóreas plantaciones en las cercanías. Hacia su primer grado de evolución esta simplísima morada consulta una ventana y una casa-cocina anexa, como recinto no siempre cerrado ni siempre cubierto.

Antes de calificar ulteriores desarrollos hay que evocar la construcción de tipo colonial puro, implantada por conquistadores, colonos, alarifes y misioneros. En las viejas casonas del Coloniaje prima el sólido adobe formando grandes muros e integrando una silueta general tan recia como baja. Grandes puertas y ventanas, ornadas de rejas, integran la fachada; pero en los modelos del tipo agrario la edificación se extiende toma en su planta la forma de una U y se dispone en tres alas unidas perpendicularmente por el "corredor" (galería o claustro), sostenido por típicos pilares de madera o simples columnas de mampostería con sencillas basas capiteles. Componiendo la techumbre a dos aguas, y cubriendo el envigado, descansa una capa de cañas imbricadas (sujetas con tientos o "guasquillas" de cuero), una cama pajiza o una torta de barro y la sobrecubierta de tejas.

En referencia a la "casa regular" del campo chileno concurren en su construcción, y como atributos universales, las "soleras" (maderos horizontales), los "durmientes" (traviesas) y los "pies derechos" (maderos verticales) de roble; y, en lo alto las varas, vigas, tijeras o "tijerales" de álamo. Son piezas suplementarias los tirantes; los "pies de gallo" y los "horcones". Recúbrese la armazón con tablas de álamo y el variable material de la propia techumbre (paja, cañas, torta de barro, teja, tejilla de madera o pizarra, planchas de zinc o chapas de hierro, etc.). Señálanse como elementos más imprecisos la cumbrera, las costaneras, los mojinetes, los cuarterones, los atravesaños, los largueros, los caballetes, etc.

No prevaleció en Chile, al contrario de lo que pasa en el N.O. argentino, el uso de las amarras de cuero ni el tejido de cañas. Los muros se adaptan a los diferentes climas que abarca el país. De norte a sur se suceden la piedra canteada (fabrica universal), la "pirca" (piedra en bruto sin argamasa) heredada de los quechuas, el adobe o el ladrillo, la tablazón o el tabique de diversos materiales, la "quincha" (tejido de ramas y palos, ya desnudos o cubiertos de barro) tambien de herencia quechua; y, por último el tablaje de la zona húmeda.

Al justificar en Chile la imposición del "corredor" - formado posiblemente dentro del proceso evolutivo de una choza que alarga uno de sus aleros buscando sombra y reparo y sostiene esa parte salidiza con horcones enfilados - como dependencia capital y en el carácter de "living-room", de taller y de recibidor, hay que insistir en la ausencia de chimenea como instalación interior y adorno exterior; la cual aparece en las regiones sureñas justamente cuando desaparece el corredor.

No menos favorecida entre las construcciones anexas es la "ramada", o sea la enramada de todas partes, erigida y tejida con ramas y palos de maitén, ramas de álamo y quillay; como asimismo la "mediagua" con una sola vertiente adosada al muro del cojinete y de mas estable construcción. A igual distancia de la "ramada" se distribuyen el "parrón" (minúsculo parral de sombra) a veces reemplazado por un álamo o un sauce, la "vara de topear" (tronco alisado de avellano o eucaliptus apoyado sobre horcones) para competencias ecuestres, el ostentoso "horno" (hornera u hormaza de piedra, barro y ladrillos) y la "noria" o el "rezumidero" (rezumadero) sustituyendo al pozo, la alberca, el aljibe, la charca, la fuente, el manantial o la cisterna.

Con comprensible rango utilitario se dispersan el "pajar" (legendario y preponderante) y el "granero"; los cuales, en ciertos casos, ocupan modestos "encatrados" o galpones para sustituir al troj, el hórreo y el molino. Confundense con la bodega y la despensa; y, aún con las cocheras, caballerizas, estable, gallinero, chiquero y desenbocan todos en él "corral" o "corralón", incierto espacio que recuerda el aprisco, el redil, la corralada y el barracón, siempre en el concepto de recintos para animales y en oposición al "huerto" y el "jardín" dedicados a los vegetales. Las demarcaciones interiores siguen, naturalmente, la tradición quechua de la "pirca" y de "quincha", aplicándose a los usos de bardales, octos, vallados, verjas, cercas, encañados, compitiendo con la técnica de la tierra amasada y apisonada del "tapial" (tapia); pero, tienden a desaparecer con las cómodas aplicaciones industriales del alambre, del ladrillo parado y del cemento.

No es la portalada española un atributo que se repita en toda su ostentación y rango en América; y, más características resultan las "puertas de tranca" (en Argentina "tranqueras), con tres varas horizontales que se corren en los orificios de los pies derechos de ambos lados, y comunican los "potreros" (praderas de pastoreo) con los caminos y alamedas del predio.

Volviendo a "las casas", como se denomina en el agro a las construcciones destinadas al hogar y a las labores, hay que aludir a sus más típicos modelos de edificación, a lo largo del territorio. En el extremo norte y desde Iquique, han trascendido a los oasis, los tipos de edificios de estilo colonial o tropical. Construidos exclusivamente en madera, sobresalen dos plantas realzadas por porticos uniformes y un tercer piso idéntico, ocultando el sistema de ventilación inferior que exige la techumbre de "calamina". Desde Copiapó a Concepción suelen imponerse algunas casonas hispánicas; pero, desde Lautaro al su, domina la casa de madera (raulí, roble, álamo) con dos plantas; y, a medida que se avanza en la zona húmeda se impone, para la ciudad y el campo, la típica casa chilota. Es ésta una vivienda característica labrada a hacha (canelo, ulmo, coigúe, luma, mañío), con un piso y medio; es decir con una planta inferior de cuatro piezas separadas por un pasadizo central, donde va la escala que sube al "mirador" y su balcón; recubriéndose del todo con una techumbre muy inclinada y de uniforme aplicación de tejuelas de alerce.