Enciclopedia Chilena/Folclore/Chinos, baile de

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baile de Chinos
Artículo de la Enciclopedia Chilena

Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-544/55
Título: baile de Chinos
Categoría: Folclore


Chinos, Baile de.

Folk.

Danza característica de la cofradía o grupo del mismo nombre. Los individuos miembros de esta hermandad, serían descendientes de los antiguos indígenas, real o presumiblemente.

La danza es de carácter atlético, a base de saltos con el cuerpo inclinado, en actitud reverencial, sobre uno y otro pié. Una de las manos se ocupa en hacer sonar la flauta, instrumento con el que marcan el ritmo. La evolución coreográfica se realiza mediante flexiones: tres flexiones y una vuelta, seguida de dos flexiones con regreso a la posición anterior. Los chinos ejecutan saltos de rana en cuclillas y cambian de posición, dándose la espalda. Los más diestros son los tamboreros, que hacen pasar sus instrumentos por entre las piernas, sin dejar de marcar el ritmo. El tempo de la danza se altera durante la procesión, haciéndose más lento. Al detenerse la imágen, cada 20 o 30 metros, el baile recupera su ritmo normal. Como se desprende de la descripción del desarrollo coreográfico, los chinos utilizan en su presentación, dos instrumentos musicales: la flauta, silbato o pito de 50 cm. de longitud; y el tambor, cuya función es de directo apoyo a las acciones de la danza.

El canto de los chinos se distingue del de otras cofradías, por el hecho de prescindir del acompañamiento instrumental. Se basa en melodías fijas y tradicionales y se caracteriza por su lentitud, solemnidad y aire melancólico. Considérense para este objeto los dos trozos siguientes, recogidos por Adolfo Allende, que corresponden a un canto de alabanza y a la llamada salutacion del jefe chino. Ambas desarrollan una melodía en ritmo de compás ternario, de tempo reposado de andante. El primero de estos ejemplos presenta un esquema constituido por dos secciones estróficas, la segunda de las cuales consiste en una variación de la primera, por reducción de la longitud de las frases que la componen.

La salutación del jefe chino, que insertamos a continuación, de naturaleza semejante a la alabanza del ejemplo anterior, presenta igualmente un esquema de compás ternario, característico de la mayor parte de los cantos de chinos. Se distingue, en relación a su composición temática, del común de nuestros cantos ceremoniales, por constar de cuatro frases bien diferenciadas melódicamente: a, b, c, d, que dan al trozo, un sentido de inusitado capricho.

En las festividades de la Candelaria, los cánticos e himnos de chinos, se han ido reduciendo paulatinamente con el correr del tiempo. Se conservan dos, de verdadera jerarquía ceremonial: un sencillo y alegre villancete que lleva por nombre "Propicio", concebido en compás ternario y compuesto de dos frases o elementos melódicos: a y b, que hacen respectivamente de antecedente y de consecuente y la Salutación a la Virgen, himno en compás de 6/8, canto máximo de la fiesta y verdadero conductor del ceremonial. Se compone de cuatro elementos melódicos, de los cuales, los dos primeros: a y b, constituyen el antecedente y los dos restantes; c y b; el consecuente.

El ejemplo siguiente corresponde al baile de la localidad de Puchuncaví, que se canta con motivo de la fiesta de Corpus Christi. Concebido en los principios del canto responsorial, consta de un solo, a cargo del alférez, lento y muy solemne; y de un coro, cantado por los danzantes, de ritmo muy vivo en compás de 2/4.

En los cantos de chinos, predomina la cuarteta de versos octosílabo, que en ocasiones, como es el caso de los cantos de la Candelaria, se combinan con cuartetas cuyos versos primero y tercero constan de nueve sílabas. En este tipo de canto, las cuartetas octosilábicas se alternan con las otras de medida más libre. Un excelente ejemplo del tipo recién descrito, lo constituye la ya citada Salutación a la Virgen de la Candelaria:

Reina y Madre Candelaria
aquí los venimos' presentando
bandera, flauta y tambor
hoy te vienen saludando.

Virgen Madre Candelaria,
Virgen Madre poderosa,
hoy gloria te vienen dando
en tu santo milagroso.

Qué Madre tan humanitaria (verso de 9 sílabas)
hoy la vienen buscando
a tus hijos Reina y Señora (verso de 9 sílabas)
hoy se vienen entregando.

Otro tipo de verso utilizado en los cantos de chinos, aunque mucho menos frecuente que el octosílabo, es el hexasílabo. Se le encuentra igualmente, entre los himnos de la Candelaria:

Propicio, propicio,
la honra de Dios.
Virgen Candelaria.
Cuerpo del Señor.

En Valparaiso y Aconcagua, se cantan cuartetas octosilábicas, de contrapunto, siguiendo un esquema de preguntas y respuestas en la salutación y despedida de los bailes. En general, el canto de esta zona tiende a apartarse en su carácter, de lo propiamente ceremonial, por su condición de frecuente improvisación, en contraste con los rigurosos modelos de los chinos de Coquimbo, los que no permiten el aporte individual.

Los bailes de chinos son, de todos los grupos ceremoniales de país, los que presentan una dispersión geográfica más amplia. Abarcan tres provincias, desde Coquimbo a Valparaiso, alcanzando su mayor frecuencia de uso en las localidades de Andacollo, en la provincia de Coquimbo; Valle Hermoso; en la de Aconcagua; y Puchuncaví, en la de Valparaiso.

Por la enorme riqueza de los elementos folklóricos que lo constituyen, el baile de los chinos se presta a las más variadas aplicaciones en lo socioeconómico, cultural y científico y pedagógico. Su música, coreografía, poesía e indumentaria debe difundirse por intermedio de presentaciones de cuerpo presente de las cofradías, tanto como todos los medios técnicos con que cuenta el estado: cine, radio y televisión. En el campo pedagógico deberían ser asimilados por asignaturas tales como la historia, la literatura, la música y la educación física. En lo artístico, debería estimularse su aplicación a la danza, al teatro y a la composición musical. No debe al mismo tiempo desestimarse, su inclusión en los planes de la educación parvularia y de la educación para deficientes mentales, por los múltiples ingredientes de carácter primitivo que posee, lo que permite que la mente infantil capte con facilidad su fantástico contenido.

Los bailes de chinos tendrían su origen, según el padre Alonso Ovalle, a mediados del siglo XVII. En su obra "Histórica relación del Reino de Chile", Ovalle hace mención de las cofradías de indios y de morenos, cuya organización y aparato ceremonial, tenía una gran semejanza con las de chinos.

La voz chino viene del quecha, lengua en la que significa servidor. Por extensión se aplicó a servidor de la Virgen.

En relación a lo coreográfico, Ricardo E. Latchan ve en las danzas de los chinos, antecedentes de tipo zoomórfico, con referencias a un ave mítica, probablemente el canquen. Le atribuye, en consecuencias, un origen remoto y de carácter mágico.



Bibliografía

Pereira Salas, Eugenio. "Los órígenes del Arte Musical en Chile". Imprenta Universitaria. 1941. Santiago de Chile.


Lenz, Rodolfo. "Diccionario etimológico de las Voces Chilenas derivadas de lenguas americanas". Imprenta Cervantes. 1904-1910. Santiago de Chile.


Lavín, Carlos. "Las fiestas rituales de la Candelaria". Revista Musical Chilena N°34. 1949. Santiago de Chile.


Uribe Echeverría, Juan. "Contrapunto de Alféreces en la Provincia de Valparaíso". Ediciones de los Anales de la Universidad de Chile N°1. 1958. Santiago de Chile.