En tanto que el avaro codicioso

En tanto que el avaro codicioso
de Luis José de Velázquez de Velasco


 En tanto que el avaro codicioso   
 llora la muerte del caudal perdido,   
 y el cortesano vive sin sentido   
 por ganarse el favor del poderoso,   
 

 y mientras sin quietud y sin reposo,  
 el ciego enamorado, enfurecido,   
 la vida acecha del rival temido,   
 arrebatado de furor celoso;   
 

 yo, lejos de tan mísero desvelo,   
 amo el ocio, la paz, la independencia  
 y sólo en la quietud mis dichas fundo,   
 

 los ojos abro libremente al cielo,   
 sin empacho los pongo en mi conciencia,   
 y no espero otro bien en este mundo.