En leyendo, señor, vuestro soneto
En leyendo, señor, vuestro soneto, acabé de saber lo que creía y afirmé la opinión en que os tenía de honrado, virtuosos y de discreto; mas he hallado en él sólo un defecto, que no es por falta vuestra sino mía, y es que a un alto decir se requería igual con las palabras el sujeto; mas tanto más ingenio en vos se muestra, cuanto cosa más baja habéis alzado con estilo delgado y elocuente; y yo a la voluntad y virtud vuestra quedo de corazón tan obligado cuanto debo quedarlo justamente.