En la prisión de unos hierros
En la prisión de unos hierros, lloraba la tortolilla... Reciprocando requiebros en el nido de una viña, fertilidad le promete de amor su cosecha opima. Nunca nacieran los celos que amores esterilizan, corazones desenlazan y esperanzas descaminan. Perdió la tórtola amante a manos de la malicia, epitalamios consortes. ¡Ay, de quién los desperdicia! Como era el águila reina (mejor la llamara arpía), cuando ejecute crueldades, ¿quién osará resistirlas? ¿Qué importan las amenazas del águila ejecutiva, si ya el león coronado venganzas contra ella intima? Humillará su soberbia, caerá el águila atrevida, siendo presa a los voraces lebreles que la dividan. (De "Los Cigarrales de Toledo")