En la noche (II)
Como un noble filósofo, mi "viejo",
en la quietud de la paterna casa,
"Los Subterráneos de París" repasa,
frunciendo a cada paso el entrecejo.
Mi buena madre, con feliz gracejo,
me proclama juicioso. Por la gasa
del cielo silenciosamente pasa
con tardo andar el nocturnal cortejo.
Comentan las julietas a porfía
los infaltables éxitos del día;
importuna el tic-tac de los segundos,
y mi imaginación, sin que lo sepan,
va con ensueños que al empíreo trepan
en peregrinación por otros mundos.