En la muerte del Marqués de Vasto
Alta señora, que en la edad presente divina más que hermana hermosura y mil dotes de cielo y de ventura os hacen un milagro entre la gente; de cuyo resplandor el mundo siente que en nuestra vida trabajosa y dura nos hace clara de la noche oscura, como el bien más perfecto y excelente; aunque causa tan justa os haya dado para llanto y dolor la cruda muerte, contra quien no hay reparo ni remedio, el saber de que el cielo os ha dotado ponga en el llanto doloroso y fuerte, si fin no puede ser, al menos medio.