Algo en prosa y en verso/En la muerte de mi amigo Cayetano Gironda

Nota: Se respeta la ortografía original de la época


EN LA MUERTE

DE

MI AMIGO CAYETANO GIRONDA.

______


ODA.


L

lama consoladora     

De la santa amistad, lumbre sagrada,
¿Dó te escondes ahora?
¡Ay! Te siento apagada,
En mis lágrimas tristes anegada.

La paz y la alegría
De mi pecho infeliz huyó contigo
Cuando la muerte impía
Cebándose conmigo,
Descargó el golpe bárbaro en mi amigo.
 

¡Ay! ¡Cómo su partida
En soledad y en llanto me ha dejado!
Mi desgraciada vida
Hallaba en él su agrado;
Hora sólo las penas la han quedado.

En vano su venero
Me ofreciera la mina peruana;
Téngase su dinero
El que por él se afana;
Yo desdeño de aquí su gloria vana.

Y muy más preciaría
Tornarte á ver con vida, amigo caro,
Una hora, un sólo día,
Que el tesoro más raro
Que guarda en fuertes cofres el avaro.

Ni ya la encantadora
Ciencia, inflama mi mente cual un día;
Aborrézcola ahora
Al ver que no podría
Estudiar en tu grata compañía.

Las musas bulliciosas
Que antes me dieran sin igual contento,
Ya las encuentro odiosas;
Y si cantar intento,
Sólo me inspiran fúnebre lamento.

La música resuena
Del divino Rossini, en mis oídos;
Mas sin tu voz serena
Me parecen gemidos
Los sones, otro tiempo tan queridos.

De pueblo numeroso
Veo llenarse el apacible Prado.
Contento y bullicioso;
Yo tan sólo callado,
Hallo desierto el uno y otro lado.

Cual mísero viajero
De horrenda tempestad acometido,
Al ver el rayo fiero
Que el árbol ha partido
Cae en la dura tierra sin sentido,

Tal en mortal desmayo
Quedé yo cuando el árbol de tu vida
Al furibundo rayo
De la muerte atrevida,
Vino al suelo en horrísona caída.

¡Oh! ¡Cuánto más dichoso
Fuiste, amigo, que yo! Fuiste el herido;
Mas el golpe horroroso
Apenas fué sentido
De ti; yo, yo tan sólo le he sufrido.

Tú partes, Cayetano,
Y no sientes partir; pero ¡ay! mi queja,
Mi llanto, no es en vano:
¡Feliz el que se aleja!
¡Desgraciado de aquel á quien se deja!