​En la ausencia​ de Vicente García de la Huerta


 Si es muerte, si es infierno, Lisi mía,   
 el punto que me roba a tu presencia,   
 del vulgo la mordaz impertinencia   
 o de mi hado infeliz la tiranía,   
 

 ¡cuánta habrá sido, Lisi, mi agonía,  
 mi confusión, mi pena, mi dolencia,   
 considerada bien la eterna ausencia   
 de las eternas horas de este día!   
 

 ¡Ay, dulce prenda mía, si el no verte   
 un breve tiempo tiene tanta parte  
 de sentimiento, que me da la muerte!   
 

 ¡cuánta será mi pena al contemplarte   
 capaz, por mi desdicha, de perderte,   
 incapaz por mi mal, de recobrarte!