En el álbum de la señorita de Gaviria
En el salón dorado resplandece en tiesto lindo de soberbia china, rica en gala y olor, flor peregrina que al pasmo universal su dueño ofrece. Y allá distante pobrecilla crece en el prado que el sol claro ilumina entre la hierba inculta y tosca espina, bella aunque humilde flor que el aire mece. Laura, del salón regio que admiramos en hora buena gocen los primores, pues suyos son sus opulentos amos. Pero amemos al prado con sus flores si nuestro fue y entre ellos nos criamos gozando sus perfumes y colores.